sábado, 31 de mayo de 2008

La lingüística y la caída del comunismo

A diferencia de lo habitual, el siguiente artículo no es de cosecha propia, por así decir, sino la traducción de una parte de "Homo kadarikus", escrito por Ernő Simon para la revista Figyelő. No comparto su punto de vista, pero es un artículo interesante. En concreto aquí traduzco la parte llamada "Vestigios de la lengua", que me ha parecido bastante curioso.

El artículo completo (en húngaro) se puede encontrar aquí: http://www.fn.hu/hetilap/20070925/homo_kadaricus/?action=nyomtat

(fecha de edición del artículo, 27 de septiembre del 2007, en el número 39 de la revista)

(Monumento de estilo cubista a Marx y a Engels, György Segesdi, 1971. Originariamente se encontraba en la plaza Jászai Mári de Budapest, en la actualidad en el Szoborpark, el Parque de las Estatuas, en las afueras de Budapest, adonde llevaron todas los monumentos del comunismo. Fuente: wikipedia.hu)


Quizás la manera más vistosa en la que se presenta la influencia en la lengua de la caída del comunismo es en las fórmulas de tratamiento. "Reviste especial interés prestar atención a como se ha producido el cambio de camarada Kovács ("elvtárs" es la palabra para camarada en húngaro) a señor Kovács ("úr", en húngaro). Hubo un tiempo en la época de la caída del comunismo, alrededor de 1989, en el que los todos los diputados del parlamento tartamudeaban porque no sabían qué formula de tratamiento usar" - recuerda las situaciones caóticas que desembocaban casi en el ridículo durante la época del cambio Miklós Kontra, profesor universitario y director de la sección del Instituto de Lingüística, adjunto a la Academia de Ciencias Húngara. Añade el investigador, que se ocupa de la sociolingüística, que: "Incluso hoy hay lugares en los territorios donde se habla húngaro en los que se sigue usando por ejemplo la forma "camarada maestro" para llamar a los maestros de escuela. Afirma haber oído esta expresión no hace mucho de un viejo csangó (léase chango, grupo étnico húngaro de Rumanía) en la aldea transilavana de Gyimesfelsőlok. Esto muestra por un lado que en la zona, la palabra "camarada" apenas tiene significado ideológico para la gente corriente, para ellos es simplemente una forma de tratamiento, nada más. Pero también indica que esta sociedad aldeana cerrada no ha vivido los cambios lingüísticos por los que ha pasado Hungría desde 1989.

Otra cuestión es que estos cambios apenas son conocidos también en Hungría, ya que los investigadores no se han ocupado mucho del tema en los últimos años. Así, cuando se plantea la cuestión de qué impronta ha dejado la caída del comunismo en la lengua, en opinión del lingüista Miklós Kontra solo se pueden decir generalidades. Cierto es que tampoco es una tarea fácil para el que pretenda estudiar los cambios lingüísticos, porque el proceso comenzó ya en los últimos años de la época de János Kádár, no fue en absoluto cosa de un día para otro. "En los años 80 cambió la jerga del partido, se extendió el tuteo, quién hubiera hablado usando el lenguaje de los años cincuenta o sesenta habría sido objeto de burla por los demás. También el KISZ (las juventudes comunistas) intentaban ser más jóvenes, modernos y "molones"- recuerda Lajos Parti Nagy, poeta y escritor comprometido con las sutilezas de la lengua. Según sus propias palabras, es por eso que hay que tener mucho cuidado cuando se quiere escribir una obra sobre la época, digamos en la lengua de los años setenta, porque viendo los periódicos de entonces, se puede ver cuánto ha evolucionado la lengua húngara. En caso contrario la obra solo sería una caricatura lingüística.


(Bandera la República Popular de Hungría entre 1949 y 1956 -la época asociada a Rákosi y al estalinismo. Fuente: wikipedia.hu)

De cualquier manera, hoy, incluso en relación con el tratamiento hay más preguntas que respuestas seguras. Si está claro el cambio camarada/señor, en el caso del tratamiento de mujeres la inseguridad es muy grande. El lingüista solo puede adivinar qué razón puede haber para que incluso hoy suframos con las fórmulas que provocan una sonrisa como: "úrhölgy" ("hölgy" significa "dama", "úr" significa "hombre, la forma "úrhölgy" se usa mucho en cartas oficiales para referirse a "señora", se empezó a usar tras la caída del régimen comunista), o "úrasszony" (forma similar, "asszony" es "señora") y sobre porqué no se ha impuesto una variante definitivamente aceptada. Se piensa que en el caso de las mujeres había muchas menos posibilidades, por ejemplo menos cartas oficiales, para volver a usar una forma anterior a la Segunda Guerra Mundial, puesto que a consecuencia de las relaciones sociales de la época las mujeres sólo ocasionalmente recibían cartas de ese tipo. Pero tras la caída del comunismo, los burócratas tenían que escribir cartas, así que se vieron en la cruda situación de tener que desarrollar, inventar y usar de un día para otras formas lingüísticas que no existían en las décadas anteriores. No estaban preparados para eso y tampoco recibieron instrucciones, así que es evidente que eran incapaces de afrontar la tarea.

Por el contrario, en otro aspecto de la vida, la burocracia ha aplicado el vocabulario que ha heredado de la época de Kádár sin ningún problema: los giros tan desarrollados para desviar la responsabilidad, modelados durante décadas. En vano se ha extendido en el país la economía de mercado, la mayoría de los empleados competentes no dicen que "no puede solucionarlo", sino que "es irresoluble" ("nem tudja azt megoldani"/"megoldhatatlan"). Y lo que es aún más chocante, los gobiernos posteriores a la caída del comunismo no han tomado cartas en el asunto. Los dirigentes de hoy en día tienen más predilección incluso que los políticos de la era de Kádár por ocultar su responsabilidad tras formulas del tipo como que un asunto "está en vías de solución" (elintézésre került") o "se ha puesto en marcha" (elintezés nyert).

(fin del artículo)

NOTA: En mi opinión la última parte del artículo sobraba y en su lugar podrían haber incluído más ejemplos de cambios lingüísticos, pero bueno, no iba a dejar la última parte sin traducir.

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