miércoles, 16 de julio de 2014

¿La guerra de quién?

(escrito de György Dunda en la revista húngara de Ucrania Kárpáti Igaz Szó)

 El artículo fue publicado varios días después del entierro de Roland Popovics, soldado de 19 años de origen húngaro, fallecido en los combates en Ucrania Oriental. Obviamente el artículo se puede discutir, para empezar porque Roland Popovics era soldado profesional y porque hay gente inocente, mujeres, niños, que están siendo asesinados en Ucrania Oriental por los bombardeos del ejército ucraniano; parece que eso no llama la atención del autor (o lo desconoce, gracias a la propaganda del gobierno fascista), pero sí que el soldado asesinado sea húngaro... pero lo he traducido porque me parece que muestra el hartazgo que está cada vez más presente en parte de la población ucraniana frente al gobierno fascista y a su campaña criminal contra el Este del país y porque da información que no se suele comentar en los medios occidentales, como las manifestaciones pidiendo la vuelta de los soldados.


Varios cientos de vecinos de Transcarpatia cumplen servicio en el ejército ucraniano en la agitada y peligrosa región oriental. En lugar de la mente serena y las buenas palabras domina la brutalidad, la violencia y las armas que siegan la vida. Entre nuestros paisanos que han sido llevados allí por la fuerza hay especialmente muchos húngaros. Su número es superior al porcentaje de nuestra comunidad en Transcarpatia. Así que no es casualidad que la primera víctima de nuestra región haya sido un joven húngaro de Beregszász (Berehove en ucraniano). 

Es una curiosa ironía del destino que precisamente haya tenido que ser un joven húngaro el primero en morir en esta guerra absurda con la que no tenemos nada que ver.  No solo nosotros, húngaros, no tenemos nada que ver con ella, sino tampoco, para empezar, ninguno de los habitantes de nuestra región. A pesar de la idiotización de las masas organizada en todo el estado por el poder central, cada vez más gente empieza a darse cuenta de que los que prestan su servicio aterrados en las zonas de guerra se plantean cada vez más a menudo antes sí y ante los demás la cuestión: ¿qué narices hacemos aquí? ¿Por qué o por quién luchamos aquí, por qué tenemos que morir? ¿De verdad, por qué?

Nos sueltan charlas sobre los intereses nacionales y del país, sobre peligrosos terroristas. Mencionan las obligaciones de los jóvenes en edad de cumplir el servicio militar y la de los soldados profesionales. Tenemos obligaciones. ¿Y derechos? Al estado, independientemente de quién sea el gobernante, le gusta por lo general recordarnos lo primero, pero es tabú plantear a qué tenemos derecho. 

Nuestros chavales llevan en el frente ya cuatro meses. Cuando se los llevaron les prometieron que se irían solo por dos meses. Les tomaron el pelo a los pobres - perdón por usar esta expresión- hablándoles de elevadas retribuciones y plus de peligrosidad. En realidad ni siquiera son capaces de asegurarles un abastecimiento mínimo. Cada vez haz más rumores en el ejército, los soldados empiezan a darse cuenta de que todo no es más que un engaño y un fraude; que vuelvan de una vez a sus casas, les esperan preocupados sus seres queridos. Ya ha caído la gota que colma el vaso para ellos. Todos los días hay manifestaciones, cada vez más protestan a voz en grito y exigen la vuelta de sus hijos, padres y esposos a casa.

!Y tienen razón! Esta no es nuestra guerra. Que la sufran los que la han provocado, aquellos cuyos intereses están vinculados a las matanzas. Tengo curiosidad por saber cuántos hijos o parientes de los diputados de los partidos de gobierno, de los ministros y de los jefazos sirven en los territorios en guerra... Ellos solo gritan echando espumarajos por la boca.  Y cuántos, me gustaría saber, se hacen los listos en las redes sociales o emborrachándose en los bares, alborotando, y golpeándose el pecho haciéndose pasar por patriotas, mientras en los campos de batalla los inocentes vierten su sangre...

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El cementerio con lápidas en forma de corazón de Balatonudvari

Una de las curiosidades de la región del lago Balaton es el cementerio del pueblo de Balatonudvari, con sus lápidas en forma de corazón. El cementerio fue construído a finales del siglo XVIII para los fieles católicos y reformistas y en él hay 63 lápidas que por razones desconocidas fueron grabadas con esa forma. La mayoría data de comienzos del siglo XIX, aunque hay algunas posteriores. Son consideradas un monumento de arquitectura popular.

Fuente: Wikipedia

Fuente: Túrautak

Lápida de 1834. Fuente: abalaton.hu
Más fotos: Blog A Wang folyó y Google

Arde un palacio en la avenida Andrássy de Budapest

El palacio, llamado Casa del Ferroviario (Vasutas ház), sito en la confluencia de la Avenida Andrássy y la Glorieta Kodály (Kodály körönd), en una de las zonas Patrimonio de la Humanidad de Budapest, y en el que se estaban realizando trabajos de renovación desde hacía años, empezó a arder ayer por la tarde. Las llamas se extendieron rápidamente, hasta formarse un aparatoso incendio cuya humareda se podía ver desde casi toda la ciudad. Decenas de bomberos (hasta 107 llegó a haber) tuvieron que trabajar durante horas para poder controlarlo y evitar que se propagara a los edificios vecinos. En el incidente hubo tres heridos (todos ellos policías, por heridas leves o intoxicación por el humo). Dos obreros han sido detenidos bajo sospecha de haber sido causantes del incendio por imprudencia. Los habitantes del inmueble fueron evacuados a tiempo: por suerte el tercer piso, donde se originaron las llamas, estaba deshabitado por los trabajos de renovación. Posteriormente el edificio ha sido declarado en estado de ruina y los vecinos no podrán volver a sus casas.

Algunas fotos del incenido (fuente: hvg.hu)













Más fotos en Index.hu


La Casa del Ferroviario fue construída entre 1883 y 1885 en estilo neorenacentista, el arquitecto fue József Kauser. Se da la circunstancia de que hay todo un escándalo urbanístico en proceso en torno a los trabajos de renovación, que en la práctica llevaban paralizados desde el año 2009. Ya el año pasado hubo protestas vecinales por el estado del edificio, que amenazaba ruina, y finalmente, en diciembre del 2013, el gobierno municipal expresó su intención de romper el acuerdo con la empresa propietaria de gran parte del edificio y encargada de su renovación, a lo que la empresa se niega. Por eso hay sospechas de intencionalidad en el suceso.

La Casa del Ferroviario, tras su construcción en 1885. Fuente: Budapest Anno
El edificio en una foto del 2011. Fuente: Wikipedia.

Video tomado por los bomberos durante los trabajos de extinción del incendio:



Fuentes: 444.hu, HVG, Népszava, Origo.

viernes, 11 de julio de 2014

La minoría húngara busca defender sus derechos en Ucrania (artículo de RT)

(artículo de RT, original, aquí)

No solo la etnia rusa se ve privada de sus derechos en Ucrania. Unos 200.000 húngaros que viven en el territorio de Ucrania también denuncian violaciones por parte de las autoridades. Solo el 13% de ellos domina el idioma oficial. Popovo es una de las localidades de Ucrania cercanas a la frontera con Hungría. La mayoría de sus ciudadanos no hablan ucraniano. Se encuentra en la conocida como región de Transcarpacia, donde desde hace siglos vive una minoría étnica de húngaros. Según estudios lingüísticos, el 95% de esta comunidad habla húngaro, mientras que solo el 13% domina el ucraniano.

Dos banderas, dos idiomas. Muchos de aquí incluso tienen dos pasaportes, algo ilegal, según la ley ucraniana. Y es que, con los años, el sentimiento independentista en la región ha ido en aumento. Un sector de la población del país vecino quiere que Hungría recupere parte de las fronteras que estableció en sus inicios.

"Después del tratado de Trianon de 1920, Hungría perdió dos tercios de su territorio y la mitad de su población. Lo que hoy es Rumanía era de los húngaros, y también de la República Checa y Croacia. Este trozo, en Transcarpacia, ahora forma parte de Ucrania", dice el historiador de Budapest, Balázs Szekfu.

El reciente referéndum en Crimea y las proclamas de independencia de dos regiones en el este de Ucrania han reavivado las ansias de autonomía de los húngaros que viven en Transcarpacia y de Budapest.

"La situación en que viven 200.000 húngaros en Ucrania hace que demos prioridad a que esta minoría reciba la doble ciudadanía, todos los derechos comunitarios y la autonomía. Esta es una expectativa clara de acuerdo a la nueva Ucrania, que está en proceso de cambio", declaró el primer ministro de Hungría, Víktor Orbán, en su primer discurso ante el Parlamento tras su reelección el pasado abril.

Las peticiones de Orbán fueron desestimadas por Kiev. Entonces, Budapest dijo que estas exigencias no respondían tanto a una cuestión de independencia política, sino de respeto a las minorías étnicas. De hecho, algunos políticos denuncian que los húngaros de Ucrania viven condiciones de desventaja.

"Se les ha privado de usar su idioma en las instituciones y hay monumentos históricos húngaros que han sido quemados. Por el interés de Hungría, hay que presionar para conseguir la autonomía del territorio de Transcarpacia", aseveró Marton Gyongyosi, diputado del partido nacionalista húngaro Jobbik.

Mientras, en Hungría, la popularidad de la derecha nacionalista no deja de crecer y cada vez suma más escaños en el Parlamento, algo que hace pensar que la cuestión soberanista seguirá muy presente en la retórica política nacional y, junto a ella, las ansias de independencia que despierta al otro lado de la frontera.

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El artículo es bastante correcto y es de agradecer que un medio importante como RT mencione el asunto, pero hay un par de cosas que hay que comentar. Por ejemplo esa afirmación de que solo el 13% de la población húngara de Transcarpatia domina el ucraniano (quizás sea solo una mala redacción de la noticia y el dato se refiere a la localidad mencionada en el artículo). El idioma "tradicional" de comunicación en Transcarpatia durante la época soviética era el ruso, que hacía de lengua franca, dado que se trata de una región donde viven numerosas etnias diferentes, por eso relativamente poca gente hablaba ucraniano (me refiero obviamente entre los no ucranianos). En 1989 el 42,2% de los húngaros de Transcarpatia hablaba también ruso, mientras que el 11,4% podía hablar ucraniano fluidamente. Sin embargo, tras el establecimiento del estado independiente burgués ucraniano, el porcentaje de hablantes de ucraniano no ha hecho más que aumentar y para el 2001 el 46,7% de los húngaros podía hablar ucraniano, frente al 30,5% que podía hacerlo en ruso. Son datos muy lejanos a ese 13% que menciona el artículo de RT. Los datos que indico han sido extraídos del estudio "Nyelvek, emberek, helyzetek" (Lenguas, gentes, situaciones), cuyo subtítulo es bien claro: Ámbito de uso del húngaro, ucraniano y ruso entre los húngaros de Trasncarpatia (editorial PoliPrint de Uzhgorod, Ucrania, 2010. Redactor jefe: István Csernicskó, uno de los mayores expertos en la situación lingüística de Transcarpatia). De hecho, como curiosidad, según el informe mencionado, el 58,7% de los húngaros de Transcarpatia habla fluidamente al menos otro idioma, frente al 41,3% que solo habla húngaro.

Porcentaje de hablantes con fluidez de una lengua al menos, a parte de la materna, por nacionalidades de Transcarpatia y en función del censo del 2001. Barra azul: porcentaje de hablantes que solo conocen la lengua materna. Barra rojiblanca: porcentaje de hablantes de al menos una lengua más. De izquierda a derecha: ucranianos, húngaros, rumanos, rusos, gitanos, eslovacos, alemanes, bielorrusos, otros, en total.  Fuente: Nyelvek, emberek, helyzetek. Editorial PoliPrint, Uzhgorod, Ucrania, 2010.

El caso de Popovo (en húngaro Csonkapapi), mencionado en la noticia, no es generalizable, sino más bien un extremo, ya que se trata de una población pequeña (no llega a los mil habitantes) y literalmente pegada a la frontera con Hungría (así a ojo, consultando el maps.google, a unos 2 kilómetros), donde además casi toda la población es húngara (el 97,8% según el censo del 2001). Hay varias decenas de aldeas o pueblos en una situación similar, pegados a la frontera y con población casi en su totalidad húngara, pero también hay zonas donde la población está más mezclada o donde los húngaros son una minoría y están acostumbrados a manejarse en otros idiomas. Desde el punto de vista del conocimiento de otras lenguas es una cuestión importante. Obviamente como ilustrador de un problema o de una situación es aceptable que aparezca en la noticia la referencia a Popovo/Csonkapapi, pero habría que tener cuidado con no dar la imagen de que esa es la situación habitual para los húngaros de la zona cuando no es del todo así.

Un error eviente, ya sea de redacción, traducción o de concepto, es afirmar que "Lo que hoy es Rumanía era de los húngaros, y también de la República Checa y Croacia". Por el Tratado de Trianón Hungría perdió territorios a favor de Austria, Checoslovaquia, Yugoslavia y Rumanía. Parte de los territorios que perdió Hungría a favor de Checoslovaquia (no Chequia), acabarían tras la Segunda Guerra Mundial en la Ucrania soviética (tras pasar brevemente por Hungría de nuevo). Lo que se suele llamar Transilvania (aunque extrictamene no es solo Transilvania, sino también incluye otros territorios históricos), y que hoy es parte de Rumanía, perteneció antaño a Hungría, pero obviamente no a la República Checa, que es un estado relativamente nuevo, ni a Croacia (bueno, algún reino medieval croata de hace siglos seguro que controló durante algún breve periodo de tiempo alguna pequeña porción de lo que luego, siglos más tarde, sería Rumanía, pero para el caso es una cuestión irrelevante).

Otro tema, más preocupante, en mi opinión, es afirmar que lo sucedido en Ucrania ha avivado las ansias autonomistas de los húngaros. Preocupante porque yo veo por ningún lado señales de eso que afirma el artículo. El autonomismo húngaro en Transcarpatia tiene muchos años de existencia, a pesar de lo cual es muy débil, quizás por ser consiente de su situación real. Más bien ha pasado lo contrario de lo que afirma el artículo. El autonomismo húngaro (que no independentismo, ojo), ha tenido cierto desarrollo en los últimos años al amparo del gobierno ucraniano de Yanukóvich, que ha sido respetuoso con las minorías étnicas, y en cuyo proyecto entraba precisamente la idea del autonomismo cultural de las minorías. Los húngaros no se han salido de ese marco para nada, sino que han intentado aprovecharlo. Pero lo que ha sucedido en Ucrania los últimos tiempos ha sido para los húngaros como una bofetada y sus sueños de cierta autonomía aunque sea cultural han entrado en contradicción con la nueva realidad impuesta por el gobierno fascista ucraniano. En realidad no hay un "avivamiento" de las ansias autonomistas de los húngaros, sino más bien un retroceso en esas ansias. Algo así como "más bien no hacemos mucho ruido, no sea que los fascistas que están exterminando a la población rusa en el este, decidan hacerlo con nosotros también" (los rusos pueden tener detrás a Putin y a una potencia con capacidad para defenderlos, si quiere hacerlo; los húngaros son conscientes de que eso no pueden esperarlo de Hungría, más allá de las declaraciones oficiales o las medidas de presión indirectas). De hecho, los partidos y medios húngaros de Ucrania son bastante fieles a la idea de Ucrania,  y siguen colaborando y paricipando en las instituciones ucranianas, en la medida en que les dejan, claro. Por ejemplo, el único parlamentario húngaro de la Rada Ucraniana, István Gajdos, que fue diputado en las filas del Partido de las Regiones de Yanukóvich, después de estar un tiempo refugiado en su región, volvió al parlamento para seguir con su trabajo, ahora como miembro de un nuevo partido. Otra cosa es que en la retórica del gobierno húngaro sí esté presente la preocupación por la situación de los húngaros de Transcarpatia y entre muchos sectores de población húngara (de Hungría), que consideran justo un cambio de fronteras, exista cierta ilusión (o preocupación) por la deriva de los acontecimientos de Ucrania. Naturalmente la federalización de Ucrania podría ser beneficiosa para los húngaros, pero de momento los húngaros de Ucrania lo que están haciendo es mantenerse de manera que no les puedan acusar de traición o de conspirar contra el estado ucraniano, más que otra cosa. El simple hecho de ver con simpatía a los rebeldes del Este ya es una prueba "en contra", como es fácil de ver en el caso del Partido Comunista de Ucrania, cuya prohibición está en proceso precismente por este tipo de cosas. Por eso, sinceramente, no sé dónde ven los periodistas de RT un avivamiento del autonomismo húngaro, porque yo, desde mi modesta posición, más bien veo lo contrario, un intento de los húngaros de Ucrania de no remover mucho las cosas, no sea que les toque a ellos pagar los platos rotos, al menos de momento. De hecho, las declaraciones sobre la autonomía de los húngaros de Ucrania que se mencionana en el artículo, son de un diputado de Jobbik de Hungría, no de un representante de los húngaros de Ucrania.

Por último, me resulta lamentable que ahora se hable de Jobbik como un partido nacionalista. Igual que me parece lamentable cuando los medios de prensa occidentales tratan a los partidos gobernantes ucranianos como nacionalistas cuando en realidad son fascistas y ultranacionalistas. Pues el caso de Jobbik es lo mismo, no son nacionalistas, son ultranacionalistas y fascistas. Y dejémoslo claro. Soy consciente de lo que es RT (un medio de propaganda, como cualquier otro medio de comunicación, por cierto), pero al menos tiene cierto nivel y artículos interesantes desde otro punto de vista (como este, a pesar de sus errores), pero espero que no acabe convirtiéndose en una cloaca llena de basura como lo que son hoy por hoy los medios de las mal llamadas democracias occidentales... 

Video que acompaña al artículo de RT: