martes, 23 de febrero de 2016

"Hemos malinterpretado la situación",András Schiffer, líder de LMP, sobre la crisis de refugiados (I)

András Schiffer (Budapest, 1971) es el presidente del LMP ("Otra política es posible", Lehet Más a Politika), partido fundado en el 2009 y preocupado fundamentalmente por temas ecológicos, lucha contra la corrupción, etc. Vamos, un partido verde, moderadamente de izquierdas -aunque para algunos despistados sean casi estalinistas-, que en las elecciones del 2014 consiguió el 5,47% de los votos, entrando así en el Parlamento Húngaro con 5 escaños (consiguieron peores resultados que en las elecciones del 2010, donde consiguieron el 7,5% y 16 escaños, pero se esperaba algo peor). La evolución del partido en los últimos 2-3 años ha sido curiosa, ya que han intentado diferenciarse del resto de la oposición, especialmente por lo que se refiere a la social-liberal (obviamente no tienen nada en común con Jobbik), ocupando posturas peculiares en diversos temas en los que el país está dividido en dos frentes muy diferenciados. Como ejemplo se puede mencionar la discusión sobre el monumento en recuerdo a víctimas de la invasión nazi de Hungría, que la oposición social-liberal ha presentado como un intento de manipular la historia (obviando el hecho de que Hungría fue ocupada por los nazis, que dieron un golpe de estado el 16 de octubre de 1944, por el que sus aliados fascistas - los tristemente célebres "Cruces flechadas"- tomaron el poder). LMP considera que toda esa discusión es una especie de circo mediático que lo único que hace es alejar todavía más a la oposición de la gente de la calle, por eso, por así decirlo "han pasado del tema" para centrarse en los problemas más acuciantes de la sociedad húngara (los bajos sueldos, el paro, la corrupción, etc). 

Monumento en recuerdo a las víctimas de la invasión alemana de Hungría. Plaza de la Libertad, Budapest. Fuente: Wikipedia.

A continuación, una interesante entrevista de András Stumpf a András Schiffer para el portal Mandiner, en la que este ejerce una autocrítica a las posturas del partido sobre la crisis de refugiados y sobre otros temas. El original, aquí.

Ni que decir tiene que la publicación de esta entrevista en Crónicas húngaras no significa que el redactor del blog comparta las ideas o tesis del entrevistado, de hecho, en algunos puntos se opone completamente (otros los comparte).

Por su extensión, el artículo se publica en dos partes.

András Schiffer, durante la entrevista. Fuente: Mandiner


- ¿Cómo es que no ha venido en camisa de cuadros? 
(se refiere a una polémica de los últimos días en relación con la manifestación de trabajadores de la enseñanza; István Klinhammer, exrector de la ELTE - principal universidad de Budapest, a su vez ex-secretario de estado para educación, del Fidesz, afirmó en una entrevista que "son necesarios profesores inteligentes, éticos, que traspasen a los alumnos estos valores. Por  eso me cabreo cuando veo en la tele, en su minuto de gloria, a profesores sin afeitar y con camisas de cuadros". Muchos han respondido a estas estúpidas declaraciones poniéndose camisas de cuadros en las manifestaciones o subiendo a sus perfiles sociales fotos de tal guisa - nota de Jožko). 

- Nunca sigo la moda. Pero es impresionante como se ha movilizado el colectivo de profesores. Han sacado la cabeza del dogal, y los representantes de las diferentes carreras y secciones empiezan a solidarizarse unos con otros. Es algo esperanzador. Pero, en mi opinión, no es obligatorio que nuestros diputados tengan que forzar este tema por completo. Por no hablar de que tenemos que tratar directamente con el profesor Klinhammer.

- Como jubilado que es (Klinhammer), sin ningún puesto actual de responsabilidad, ¿es exagerado organizar un movimiento por culpa de sus declaraciones sobre los profesores con camisas de cuadros?

- Sus declaraciones han sido escandalosas, pero porque representan lo que piensa la élite del Fidesz, pero no se atreve a decir ya que no entra en la línea de Habony (referencia a András Habony, principal consejero de Viktor Orbán, considerada una de las personas más influyentes del país - nota de Jožko-). Pero a estas alturas el profesor Klinhammer no juega ningún papel en la política educativa del gobierno, y mi tarea como diputado de la oposición no es meterme en una discusión con él. 

- Pero otros lo hacen. Ferenc Gyurcsány (ex-primer ministro socialista), aparece sonriente en carteles por toda la ciudad con una camisa de cuadros. En cambio al LMP ni se lo ve, no se ha subido a la cresta de esa ola.

- Ferenc Gyurcsány ganó las elecciones por última vez hace diez años. Desde entonces, cada vez que está detrás de un asunto, por decirlo suavemente, la cosa no acaba bien. Eso por un lado. Por otro, si volvemos la vista al otoño del 2014 (las últimas elecciones -nota de Jožko-), vemos que políticamente les fue bien a los partidos que sabían dónde estaba su lugar. El LMP lo sabía. Sin necesidad de estar machacando con lo del impuesto sobre internet, hasta el estallido de la crisis de refugiados, en mayo del 2015, ha aumentado el apoyo a nuestro partido constantemente hasta los 400 mil (un poco exagerado el señor Schiffer en esta ocasión, está hablando de proyecciones de voto según las encuestas - nota de Jožko-). Los ciudadanos valoran que nos comportemos de manera normal. Que no escandalicemos ni demos el espectáculo no quiere decir que hayamos desaparecido.

Ferenc Gyurcsány con su camisa de cuadros. "Llámame. Participa en nuestro programa". En un cartel de propaganda de su partido Coalición Democrática. Fuente: Mandiner


- ¿De verdad no nota cómo han desaparecido?

- Unas narices hemos desaparecido. Durante el otoño del año pasado la cuestión de la tierra fue la primera que pudo acabar con el orden del día habitual de la crisis de los refugiados (se refiere de la polémica en torno a la venta de tierras en poder del estado- nota de Jožko-). Eso fue gracias a Robert Benedek Sallai y al LMP. Y si hay un partido que revela sistemáticamente cómo el dinero que falta en la enseñanza o la educación fluye a los bolsillos de los amiguetes, ese somos nosotros, especialmente con las informaciones sobre corrupción de Ákos Hadházy. Ya el año pasado empezamos a hablar de cómo Orbán juega a mantener artificialmente bajos los sueldos y como consecuencia de eso tenemos el deterioro de la enseñanza. 

- El gobierno, antes de la gran manifestación por la enseñanza, hizo un llamamiento para formar una mesa redonda y está dispuesto a cambiar su postura y a invertir más dinero en educación.

- Anualmente le faltan a la educación 200 mil millones de forint (600-700 millones de euros). Si este año se consigue recuperar 60 mil millones eso ya será un éxito. Los trabajadores especializados en sanidad y educación no han tenido un aumento de sueldo como el de los profesores y los médicos, el sueldo de los funcionarios lleva ocho años congelado. En las obras públicas este año tampoco habrá aumento de sueldos. Mientras, el gobierno va por ahí, a lejanos países,  orgulloso de tener una obra de mano barata  -por cierto, a veces con János Kóka, como representante de la empresa de Ferenc Gyurcsány, apoyando la delegación de negocios-. En la esfera pública mantienen bajos los sueldos para que en el mercado también lo sean, y para poder así mendigar en el extranjero con nuestros sueldos de miseria. Hemos apoyado el asunto de los funcionarios despedidos y posteriormente reaceptados de forma ilegal como empleados públicos (se refiere a un escándalo de principios del 2015; entonces salió a la luz que diversos organismos públicos echaban a funcionarios públicos, para luego volver a contratarlos como "empleados públicos", que es una categoría diferente con un sueldo inferior, ayudas estatales a las instituciones que los empleen, etc -nota de Jožko-); les hemos ofrecido cobertura legal. Hemos iniciado una campaña para mostrar la pobreza de los trabajadores y cómo acabaríamos con ella si estuviéramos en el gobierno. Después, la crisis de refugiados ha barrido con todo eso del orden del día en política.

- O sea, que quizás les habría ido mejor, si hubieran dado una mejor respuesta al tema de los refugiados. 

- Los datos de las encuestas hablan por sí mismos. En junio del año pasado la crisis global de los refugiados reorganizó la vida política húngara tan radicalmente como pocas veces lo hemos visto en el último cuarto de siglo. Y esto no solo afecta al LMP, sino a toda la oposición. Y como en general en las situaciones de crisis, ha beneficiado a los que están en el poder. 

- ¿No es eso algo extraño? Si no hubieran dado una respuesta tan favorable a los refugiados quizás no les afectara tanto. ¿No es este el momento para hacer autocrítica?

- Naturalmente es momento para la autocrítica, pero no por las encuestas de opinión. Si estoy convencido al 100% de mi verdad, no la rechazo aunque sean pocos los que estén de acuerdo. Pero de lo que se trata aquí es de que yo mismo me he dado cuenta tarde de un hecho importante: esta no es una crisis de refugiados clásica como las del siglo XX, así que el típico argumento de los derechos humanos ha sido desbordado por la realidad. No hay por qué avergonzarse en reconocer que habría que haber valorado la situación de otra manera hace un año. Y en mi opinión, esto no es una debilidad, más bien al contrario. Aunque agregaría también que, lógicamente, el primer ministro tenía informaciones que la oposición no conocía. 

- ¿Y en qué ha cambiado su opinión?

- Mejor podemos empezar por lo que no ha cambiado en mi opinión.

- Pues adelante.

- Bueno, la campaña de publicidad para encrespar los ánimos de la gente contra los refugiados, no es legítima tampoco ahora. El LMP ha pedido desde el principio la prohibición de las campañas publicitarias del estado, independientemente del tema. El punto de vista de Jobbik, basado en la diversidad cultural y el desprecio visceral por el color de la piel, tampoco está legitimado por la tragedia de París. Nosotros partíamos y partimos también ahora de que todos los seres humanos merecen el mismo respeto, y lo mismo para las diferentes culturas. Y esto también es válido en dirección contraria. Nunca aceptaremos una postura que parta de que, nosotros, húngaros, europeos, blancos, cristianos o judíos,  nos merecemos una situación excepcional respecto a los demás.

"Si vienes a Hungría, debes respetar nuestra cultura". Cartel de la campaña sobre "la inmigración y el terrorismo" del gobierno húngaro. Fuente: Femina.hu


- Nadie se merece nada. 

- Podemos seguir esa discusión filosófica en otro momento mejor.

- Bien, quedémonos entonces en la cuestión de la campaña de carteles contra los refugiados. Eso de "no puedes quitarle el trabajo a los húngaros" es pasarse tres pueblos, porque además ni el último mono quiere venir a trabajar a Hungría, pero ¿qué problema hay con eso de "tienes que respetar nuestra cultura"? De hecho dice lo que acaba de mencionar usted mismo.

- Los carteles estuvieron todos a la vez en la calle, es absurdo mencionarlos separadamente. Además, la labor de un gobierno responsable y que pretenda manejar de manera responsable el dinero público, no es organizar una campaña de carteles. Sabían que venía la oleada interminable, y un gobierno responsable en esa situación intenta calmar los ánimos, no calentarlos. O si acaso aumentar el número de guardias del orden. 

- Hasta aquí lo habitual. Estamos a la espera de la autocrítica.

- El problema es que no solo nosotros, sino también nuestros partidos hermanos europeos también han interpretado mal la situación. Partíamos de que había una situación de refugiados clásica, como ya la hemos experimentado en varias ocasiones en el siglo XX: en la Segunda Guerra Mundial, en 1956, en las guerras de Yugoslavia; cuando, por cierto, Hungría aprobó con nota. O en los años 80, cuando los húngaros de Transilvania venían huyendo de la política de Ceaucescu. 

- Por eso mismo hemos ratificado los acuerdos de Ginebra.

- Así es. Y esta es la cuestión fundamental. Los acuerdos de Ginebra se firman en 1951 como reacción a una crisis de refugiados típica del siglo XX. Eran situaciones en las que tú, como país que ofrecía refugio, sabías de qué región llegaban los refugiados y más o menos también su número. Con esta situación hay que contar por ejemplo en la  guerra civil ucraniana.

- Y lo que es más: llegaban de países vecinos, no del otro lado del mundo.

- Exactamente. En 56 el primo de mi madre era universitario, estuvo andando por ahí con armas, así que vio mejor salir con las de Villadiego cuando la revolución fue ahogada en sangre. Lo encerraron en un campo de refugiados en Traiskirchen (Austria) y permaneció allí medio año hasta que recibió una invitación desde Francia y se marchó. En cualquier caso, los acuerdos de Ginebra están caducados. Por supuesto no tanto como para no poder afrontar una crisis de refugiados clásica, por ejemplo, quiera Dios no suceda, si se da en Transcarpatia (Ucrania). Independientemente de que uno sea cristiano o no, húngaro o de otra nacionalidad, si alguien cruza el río Tisza huyendo de los disparos, no puede esperarse que solicite estatus de refugiado de acuerdo a las reglas, o que cruce la frontera por un paso oficial. Si en su día venía un musulmán de Bosnia, que se había recorrido 60 kilómetros huyendo de la limpieza étnica, también había que aplicar los acuerdos de Ginebra. Lo que no vimos en absoluto hace un año, es que esta crisis de refugiados es un fenómeno completamente nuevo y que no es posible manejarlo con los puntos aprobados en los acuerdos de Ginebra, ni con la cultura que se ha creado para la resolución de estas crisis en los últimos cincuenta años.

Refugiados húngaros en 1956 en el campo de Traiskirchen. Fuente: The Times - Tribune

- Vamos, que no es un falso problema inventado por Viktor Orbán, sino un nuevo fenómeno.

- Perdone, pero no fue el LMP el que empezó a construir una valla en la calle Lendvay (donde se encuentra la sede del Fidesz; en junio del 2015 parte de la oposición cerró la sede con una valla en protesta por la construcción de la valla en la frontera para evitar el cruce de ilegales por la frontera - Jožko -), ni ha sido el LMP el que ha afirmado que es un falso problema. La autocrítica viene porque como partido verde que somos tendríamos que haber comprendido la novedad de la situación teniendo en cuenta la crisis global, ya que precisamente los verdes han estado avisando de que en el futuro no solo las masas se pondrán en marcha por la amenaza de limpieza étnica, sino también habrá que contar con refugiados por el cambio climático. Cuando Erzsébet Schmuck hablaba de eso en los años 90, todo el mundo se reía. 

- No digamos que solo vienen refugiados por las guerras y el cambio climático. 

- No, en realidad no. También están los que se han pateado Hungría y media Europa por cuestiones económicas. Y también los que tienen como objetivo cometer crímenes. Al comienzo de todo, el LMP no puso el énfasis en que hay tres grupos de refugiados. El de los refugiados reales, con respecto a los cuales, también Europa es responsable, aunque no sea en la mayor medida. Los refugiados económicos, en cuyo caso, es el derecho soberano de cada país si los acoge o no. Y en tercer lugar, los terroristas, que suponen un serio peligro de seguridad. Las instituciones europeas y algunos estados -entre ellos Hungría-, han fracasado a la hora de diferenciar a estos grupos. Y el riesgo es que la oleada de refugiados no parece amainar, según una investigación de Gallup, en los próximos años 480 millones de personas pueden ponerse en marcha, un porcentaje muy alto de ellos hacia Europa. El responsable de eso es la política neocolonizadora seguida desde el cambio de siglo por Occidente, especialmente los EEUU, pero también Europa, por eso no podemos huir de la responsabilidad respecto a los refugiados por las guerras y el cambio climático. 

- Pero grandes diferencias globales las había ya en los 70 y 80 y no iba medio mundo camino a Europa. 

- Quitando el hecho de que había estados tapón que no estaban arrasados, es indudable que las masas no decían, bueno, como vivimos en el Congo, donde la situación es brutal, nos vamos a vivir a Escandinavia. Hoy en día la diferencia es que tecnológicamente tenemos la información, el mundo se ha empequeñecido. Las diferencias culturales radicales, existen junto a la uniformidad. La globalización crea modelos culturales similares por doquier. La música, el aspecto, los vaqueros y el móvil son lo mismo en todos lares. Lo que hemos tardado tanto en darnos cuenta: la cuestión no es que no sea bienvenido, sino que es un proceso de crisis especialmente alarmante. Un partido ecologista debe ser partidario de la diversidad cultural. Y esta existe mientras una cultura puede desarrollarse en su lugar original. Ninguna cultura es independiente de la región en la que ha plantado sus raíces. Ni de las gentes que habitan esa región.

- Pero si se independiza y pasa a otro lugar, se convierte en un gueto para poder mantenerse. Después se frustra y se radicaliza, ¿no es así?

- No creo que este sea el mayor problema. No se trata de la islamización tan mencionada por el Fidesz y por Jobbik. 

- Cuando en Inglaterra ya existen los tribunales de la Saría, es difícil no ocuparse de estas cosas.

- Es más grave que eso. Esta oleada de refugiados no es que lleve a la islamización de Europa, sino a la uniformización del planeta. 

- Cuando adultos de Inglaterra y Francia van a luchar al ISIS, el papel de la religión y la identidad parece revalorizarse de nuevo.

- Mientras, teólogos musulmanes repiten continuamente desesperados que el ISIS no tiene mucho que ver con el islam. Yo más bien veo que la diversidad cultural y el multiculturalismo se van a excluir mutuamente en este siglo.

- ¿András Schiffer en contra de la multiculturalidad? Pues es un notición.

- A diferencia de Orbán, pienso que en el mundo posterior  a la Segunda Guerra Mundial, el multiculturalismo tuvo una aportación positiva, sin embargo en la actualidad no tiene mucho que ver con la imagen utópica del 68. Hoy ha acabado siendo la cultura de las empresas multinacionales: mire qué campañas de marketing se pueden hacer con los símbolos de la rebeldía. Hace mucho que no se trata de un debate entre culturas, sino que le ponen a uno similares marcos culturales para poder extraer el máximo beneficio. LMP es un partido ecologista y crítico con la globalización, no un partido liberal, por eso no podemos buscar entre los dogmas del siglo XIX y XX soluciones a los problemas del siglo XXI. 

András Schiffer, presidente del LMP, durante la entrevista. Fuente: Mandiner.


- ¿No tendrían que haberse apartado el año pasado de la disputas políticas diarias y plantear la cuestión de qué es lo que piensa un partido ecologista crítico con el sistema sobre la crisis migratoria global?

- Los verdes siempre hemos estado a favor de la diversidad cultural, de un localismo saludable, de la permanencia en el terruño. Vamos, de eso que hoy en día está amenazado por la cultura del consumo y el cambio climático. Un partido contrario al sistema debe darse cuenta de que tras los conflictos armados de la periferia se oculta el ansia de beneficios de las empresas armamentísticas y energéticas. Y no en último lugar, las grandes empresas de América y Europa tienen interés en explotar la fuerza de trabajo barata de la periferia y semi-periferia. Por eso decimos que la crisis de emigración que nos afecta a los húngaros tiene las mismas raíces que la ola de refugiados que azota Europa, el agravamiento extremo de los desequilibrios globales. En este proceso, la cuestión no es si la islamización amenaza a Europa, sino si en Siria, Eritrea o Bangladesh habrá gente que pueda hacer funcionar sus sociedades propias.

(...)