Allá por mayo del año pasado escribí un artículo sobre la nostalgia por la época comunista en Hungría. La excusa fue la publicación de una encuesta sobre el tema, según la cual la mayoría de los húngaros (el 62%) pensaba que la época más feliz para vivir había sido la época comunista.
A finales del año pasado la agencia Focus realizó para la Revista de Economía (Hospodárske Noviny) una encuesta similar para conocer la opinión de los eslovacos sobre la caída del comunismo y los años pasados hasta ahora. Los resultados fueron similares a los húngaros, o a los que se han visto en otros países de la zona (por ejemplo en Rumanía o Rusia). En Eslovaquia se ha acuñado la expresión "escepticismo de después de noviembre" para caracterizar la situación, ya que se considera como fecha oficial para la caída del comunismo el 17 de noviembre de 1989.
A la pregunta ¿Vive la gente como usted mejor o peor después de noviembre de 1989?
Un 17% de los encuestados respondió que mucho peor.
Un 31% peor.
Un 33% mejor.
Un 7% mucho mejor.
No se pronunció: 12%
Lo que da un porcentaje del 48% que piensa que se vive peor o mucho peor. En primer lugar hay que tener dos cosas en cuenta: por un lado la campaña de propaganda anticomunista brutal, existente en todos o casi todos los países de la zona; y por otro, que los últimos años Eslovaquia ha vivido un crecimiento económico imponente y todos los expertos afirman que está mejorando el nivel de vida. Como cambie esto en los próximos meses, a consecuencia de la crisis económica internacional es otra cuestión.
Los que sienten nostalgia por la época comunista son fundamentalmente mayores, pensionistas, parados (Eslovaquia es uno de los países europeos con mayor tasa de paro) y en general gente con pocos recursos. Los más favorables al régimen actual son en cambio jóvenes (sobre todo los que no vivieron la época comunista y que evidentemente están más influidos por la propaganda), la gente con un alto grado educativo y con ingresos por encima de la media.
Aunque no he encontrado el dato exacto, todas los artículos mencionan que el porcentaje de nostálgicos entre la población húngara de Eslovaquia es mayor que la media. Uno de los líderes históricos de la minoría húngara, Miklós Duray, de ideología conservadora, lo deja bien claro: "la economía va para arriba, pero la gente del este y el sur vive cada vez peor" (los húngaros viven en la zona sur, en el este hay también una importante población gitana). Afirma también: "antes todo el mundo tenía trabajo, ahora es al contrario" (el paro afecta más a las poblaciones del sur y a las del este).
En resumen, como afirma el sociólogo Martin Slosiarik, los ganadores con el cambio no son nostálgicos, las clases que han salido más perjudicadas en cambio sí (sólo que son precisamente estas la mayoría de la población).
En la encuesta se especificaban también las razones para opinar así. Entre los que pensaban que se vive mejor ahora el 52% menciona la libertad para viajar, el 45% la variedad de productos, el 34% la libertad de palabra, y sólo un 9% menciona la libertad política. Entre los nostálgicos un 74% menciona como causa el descenso del nivel de vida, aumento de precios y escaso valor de los sueldos, un 34% el paro, un 29% el aumento de la diferencia entre ricos y pobres, un 23% la sanidad de pago, un 19% la moral y el empeoramiento de las relaciones humanas.
Lo que sí es peculiar en Eslovaquia, por ejemplo en comparación con Hungría, es que esta imagen negativa del cambio de régimen afecta también a algunos políticos importantes, empezando por el primer ministro Robert Fico, que ni siquiera celebró el aniversario de la caída del comunismo porque no cree que " la revolución de terciopelo sea algo que haya que celebrar". Cierto que Fico fue miembro del partido comunista, pero por ejemplo el actual primer ministro húngaro, Ferenc Gyurcsány fue el líder de las juventudes comunistas húngaras y en cambio tiene mucho cuidado de dejar bien claro su anticomunismo radical (debe ser para no recordar su pasado político). También es cierto que Fico ha estado envuelto en alguna polémica cuando ha asistido a algún acto en la embajada de Cuba o Venezuela, saltándose un poco a la torera el vacío que se hace a estos países desde la UE (por ejemplo ha asistido en alguna ocasión a la embajada cubana cuando se han realizado actos de celebración del cumpleaños de Fidel Castro).
A consecuencia de estas encuestas, se ha producido una cierta polémica. En algunos periódicos han aparecido artículos criticando a los "nostálgicos" y mostrando que la gente está equivocada. Se pone en duda por ejemplo que se viviera mejor durante la época comunista desde el punto de vista material. En general se afirma que hasta hace poco esto era indiscutible, pero con el fuerte crecimiento del nivel de vida en los últimos años en realidad ahora los eslovacos viven mejor. Por ejemplo el analista Michál Mušák afirma que "oproti predchádzajúcemu obdobiu je určite lepšie" (frente al periodo anterior, [la situación] es ahora claramente mejor). Y se apoyan en las estadísticas, ya que si en 1989 la renta eslovaca era un 54% de la media europea, hoy lo es en un 64%. Lo que no tienen en cuenta es que el crecimiento ha sido muy grande en Bratislava, hasta el punto de que se ha convertido en una de las zonas europeas más avanzadas (un PIB del 148% sobre la media europea en el 2007, en Europa Central es la segunda zona más rica, sólo detrás de la región de Praga) pero ha sido muchísimo menor en el resto del país, que ha quedado descolgado.
En un artículo del periódico Nový Čas (Nuevo Tiempo) se afirma que el valor de los sueldos reales es ahora un 4% más alto que en la época comunista (18-19 años después). Lo que no da para comprar más pan o más carne por ejemplo, pero en cambio hay productos eléctricos, coches o zapatos que son más baratos en relación con la época (claro, que eso me parece una tendencia general mundial). Como respuesta, en el periódico Kroky (Pasos), del Partido Comunista de Eslovaquia se mencionaba que evidentemente muchos servicios hoy son bastante caros, cuando antes eran gratuitos (por mencionar uno de ellos: la sanidad). Kroky hacía públicas también unas estadísticas oficiales donde se muestra el consumo de ciertos productos durante varios años:
(1980 - 1990 -2006)
Consumo de carne por habitante y año: 75,8 kg - 84 - 61,1 kg
Consumo de leche y productos lácteos: 205,1 litros - 219,8 litros - 152,4 litros
Consumo de frutas y productos derivados: 39 kg - 54 kg- 54 kg
Consumo de verduras y productos derivados: 74,4 kg- 100,6 kg- 88 kg
Evidentemente hay que manejar con prudencia las estadísticas, pero algo muestran.
Por lo demás, comprando estos resultados con los que se han dado en otros años anteriores, se observa que de acuerdo con la mejora del nivel de vida, hay un cierto descenso de la nostalgia por el comunismo. Así por ejemplo:A la pregunta ¿Vive la gente como usted mejor o peor después de noviembre de 1989?
Un 17% de los encuestados respondió que mucho peor.
Un 31% peor.
Un 33% mejor.
Un 7% mucho mejor.
No se pronunció: 12%
Lo que da un porcentaje del 48% que piensa que se vive peor o mucho peor. En primer lugar hay que tener dos cosas en cuenta: por un lado la campaña de propaganda anticomunista brutal, existente en todos o casi todos los países de la zona; y por otro, que los últimos años Eslovaquia ha vivido un crecimiento económico imponente y todos los expertos afirman que está mejorando el nivel de vida. Como cambie esto en los próximos meses, a consecuencia de la crisis económica internacional es otra cuestión.
Los que sienten nostalgia por la época comunista son fundamentalmente mayores, pensionistas, parados (Eslovaquia es uno de los países europeos con mayor tasa de paro) y en general gente con pocos recursos. Los más favorables al régimen actual son en cambio jóvenes (sobre todo los que no vivieron la época comunista y que evidentemente están más influidos por la propaganda), la gente con un alto grado educativo y con ingresos por encima de la media.
Aunque no he encontrado el dato exacto, todas los artículos mencionan que el porcentaje de nostálgicos entre la población húngara de Eslovaquia es mayor que la media. Uno de los líderes históricos de la minoría húngara, Miklós Duray, de ideología conservadora, lo deja bien claro: "la economía va para arriba, pero la gente del este y el sur vive cada vez peor" (los húngaros viven en la zona sur, en el este hay también una importante población gitana). Afirma también: "antes todo el mundo tenía trabajo, ahora es al contrario" (el paro afecta más a las poblaciones del sur y a las del este).
(población húngara de Eslovaquia. Fuente: Wikipedia)
Entre los "nostálgicos" se encuentran votantes de partidos de la oposición de derechas (como la coalición húngara o los cristiano-demócratas), pero curiosamente, también entre ellos se encuentran los menos "nostálgicos": los votantes del SDKU (conservadores, del ex-primer ministro Mikuláš Dzurinda). Hay que tener en cuenta que en general se suele considerar a Dzurinda como el artífice de las reformas que han llevado a Eslovaquia relativa (muy "relativa") prosperidad. Los votantes de su partido consideran que el gobierno actual vive de las rentas y está echando a perder todo lo conseguido hasta ahora (en cambio los votantes del gobierno actual piensan que esas reformas no han beneficiado más que a unos pocos, y solo ahora se está dando un proceso de reparto más equitativo, gracias al gobierno dirigido por el partido de izquierdas Smer y por Robert Fico). Una de las dirigentes del SDKU, Iveta Radičová lo explicaba así: "es lógico, nuestra base electoral es la que se ha visto beneficiada por el cambio de régimen". (Símbolo del Partido de la Coalición Húngara, MKP o SMK, el principal partido húngaro de Eslovaquia. Fuente: wikipedia).
En resumen, como afirma el sociólogo Martin Slosiarik, los ganadores con el cambio no son nostálgicos, las clases que han salido más perjudicadas en cambio sí (sólo que son precisamente estas la mayoría de la población).
En la encuesta se especificaban también las razones para opinar así. Entre los que pensaban que se vive mejor ahora el 52% menciona la libertad para viajar, el 45% la variedad de productos, el 34% la libertad de palabra, y sólo un 9% menciona la libertad política. Entre los nostálgicos un 74% menciona como causa el descenso del nivel de vida, aumento de precios y escaso valor de los sueldos, un 34% el paro, un 29% el aumento de la diferencia entre ricos y pobres, un 23% la sanidad de pago, un 19% la moral y el empeoramiento de las relaciones humanas.
Lo que sí es peculiar en Eslovaquia, por ejemplo en comparación con Hungría, es que esta imagen negativa del cambio de régimen afecta también a algunos políticos importantes, empezando por el primer ministro Robert Fico, que ni siquiera celebró el aniversario de la caída del comunismo porque no cree que " la revolución de terciopelo sea algo que haya que celebrar". Cierto que Fico fue miembro del partido comunista, pero por ejemplo el actual primer ministro húngaro, Ferenc Gyurcsány fue el líder de las juventudes comunistas húngaras y en cambio tiene mucho cuidado de dejar bien claro su anticomunismo radical (debe ser para no recordar su pasado político). También es cierto que Fico ha estado envuelto en alguna polémica cuando ha asistido a algún acto en la embajada de Cuba o Venezuela, saltándose un poco a la torera el vacío que se hace a estos países desde la UE (por ejemplo ha asistido en alguna ocasión a la embajada cubana cuando se han realizado actos de celebración del cumpleaños de Fidel Castro).
A consecuencia de estas encuestas, se ha producido una cierta polémica. En algunos periódicos han aparecido artículos criticando a los "nostálgicos" y mostrando que la gente está equivocada. Se pone en duda por ejemplo que se viviera mejor durante la época comunista desde el punto de vista material. En general se afirma que hasta hace poco esto era indiscutible, pero con el fuerte crecimiento del nivel de vida en los últimos años en realidad ahora los eslovacos viven mejor. Por ejemplo el analista Michál Mušák afirma que "oproti predchádzajúcemu obdobiu je určite lepšie" (frente al periodo anterior, [la situación] es ahora claramente mejor). Y se apoyan en las estadísticas, ya que si en 1989 la renta eslovaca era un 54% de la media europea, hoy lo es en un 64%. Lo que no tienen en cuenta es que el crecimiento ha sido muy grande en Bratislava, hasta el punto de que se ha convertido en una de las zonas europeas más avanzadas (un PIB del 148% sobre la media europea en el 2007, en Europa Central es la segunda zona más rica, sólo detrás de la región de Praga) pero ha sido muchísimo menor en el resto del país, que ha quedado descolgado.
En un artículo del periódico Nový Čas (Nuevo Tiempo) se afirma que el valor de los sueldos reales es ahora un 4% más alto que en la época comunista (18-19 años después). Lo que no da para comprar más pan o más carne por ejemplo, pero en cambio hay productos eléctricos, coches o zapatos que son más baratos en relación con la época (claro, que eso me parece una tendencia general mundial). Como respuesta, en el periódico Kroky (Pasos), del Partido Comunista de Eslovaquia se mencionaba que evidentemente muchos servicios hoy son bastante caros, cuando antes eran gratuitos (por mencionar uno de ellos: la sanidad). Kroky hacía públicas también unas estadísticas oficiales donde se muestra el consumo de ciertos productos durante varios años:
(Escudo de la Checoslovaquia comunista entre 1961-1989. Foto: Wikipedia)
(1980 - 1990 -2006)
Consumo de carne por habitante y año: 75,8 kg - 84 - 61,1 kg
Consumo de leche y productos lácteos: 205,1 litros - 219,8 litros - 152,4 litros
Consumo de frutas y productos derivados: 39 kg - 54 kg- 54 kg
Consumo de verduras y productos derivados: 74,4 kg- 100,6 kg- 88 kg
Evidentemente hay que manejar con prudencia las estadísticas, pero algo muestran.
mayo, 1990: 71% favorable al cambio de régimen, 25% contrarios.
mayo, 1991: 21% favorable al cambio, 76% en contra.
2005: 21,1% piensa que se vive mejor tras la caída del comunismo, 40% que se vive peor (entre los mayores de 70 años el porcentaje de nostálgicos llega al 80%).
En el 2001 el Instituto para las Cuestiones Públicas (Inštitut pre Verejné Otázky) realizó una interesante encuesta sobre las reformas:
El 16% de los encuestados opinaba entonces que no era necesario ningún cambio en el sistema económico anterior a 1989. El 48% opinaban que solo eran necesarios cambios menores y el 25% que eran necesarios cambios radicales. Si se hablaba de política, el 11% pensaba que no eran necesario ningún tipo de cambios, el 44% era partidario de cambios menores y el 36% eran partidarios de cambios radicales.
Para entonces el 63 % de la población pensaba que antes de 1989 se vivía mejor o mucho mejor. El 16% que no había diferencia y el 13% que se vivía mejor después. El 8% no se pronunciaba.
Por último, un dato a tener en cuenta es que la nostalgia por la época comunista no se está traduciendo en un reforzamiento del Partido Comunista, al menos por el momento (cierto que las luchas internas han dejado al partido muy debilitado). Como ejemplo valga el caso húngaro, ya que entre ellos es fuerte la nostalgia, pero vota masivamente a los partidos húngaros (conservadores).
Fuentes: Hospodárske Noviny (varios artículos: La vida después de noviembre, Escepticismo tras noviembre, El pesimismo aún dura, Fico no celebrará noviembre), Nový Čas, Sme,
Inštitut pre Verejné Otázky, Wikipedia
Los resultados de la encuesta del año pasado se pueden ver aquí (en eslovaco)
6 comentarios:
Muchas gracias por el artículo Jozko. Una delicia, y mira por donde ayer hablando con un alumno de su proyecto de investigación, le espetaba a que se pasase por salsa rusa para sostener su afirmación de la existencia de nostalgía por la época anterior con números. Ya le estoy remitiendo a tu blog. Creo que son muy interesantes los datos, sobre todo hechos en un país que acaba de entrar en el euro y que tal y como has comentado ha vivido un crecimiento espectacular (sólo superado por los países Bálticos en Europa). Pero ahora que van a venir las vacas flacas, y muy flacas en el Este, volverá a repuntar la nostalgia. Aunque de nostalgia tampoco se vive, y además, los humanos tenemos tendencia a idealizar el pasado (o endulzarlo). Lo problemático de todo esto creo que es la ausencia de opciones políticas que propugnen un cambio real, que propugnen una reorientación económica y social, a la vez que permitan conjugar ese cambio con democracia (ciertamente preferiblemente mucho más profundizada que la actúal) y libertad.
!Hola Asier!
Gracias por tu comentario. Me alegro de que el artículo te haya parecido interesante. Por supuesto, yo encantado de poder ser de ayuda para el proyecto de tu alumno.
Por lo demás, tienes razón. De hecho, es curioso que en tantos de Europa del Este exista nostalgia por la época comunista, en cambio en muy pocos los partidos comunistas son vistos como una alternativa y se han visto beneficiados por esa nostalgia.
Por lo demás estuve buscando información sobre la política de las Repúblicas Bálticas, y no me pareció encontrar un fenómeno parecido en ellas, quizás, en todo caso en Letonia, donde los ex-comunistas tienen cierta influencia (al menos están en el parlamento). ¿Realmente es así?... Bueno, creo que mejor te pregunto en tu blog, porque tiene que ver con el tema.
!Un saludo desde Budapest!
Estimado Jozko pues no andas mal desencaminado. No es Letonia el país, precisamente donde tienen influencia es en Lituania, donde hay menos población rusa. Esto es por el simple hecho de que el PCUS tenía una gran mayoría de militantes etnicamente lituanos en Lituania. En cambio, en Estonia y Letonia estaban sobre representandos los rusos, por ello, la élite política "comunista" de la época tuvo muy poca influencia en Rusia y Estonia. Otra cosa es el mundo de los negocios claro, donde si que tuvieron éxito gracias a sus redes de relaciones privilegiadas. De todas maneras, tanto como nostalgía no existen tampoco en Lituania, es verdad que ha ganado muchas veces el partido laborista las elecciones (ex comunistas)y han gobernado, pero no es como para llegar al extremo de la nostalgía; simplemente esto ocurre porque la Unión Soviética se sigue asociando a la ocupación. Más alla de ello, hay que tener en cuenta que en los países ex-soviéticos en general, es bastante fácil encontrar políticos y partidos que tienen alguna vinculación histórica con el PCUS, pero esto es normal, en la unión soviética al existir un sólo partido había mucha gente con ambición política que hacía carrera en el PCUS por encima de sus diferencias ideológicas. Vamos que muchos de ellos no se lo creían. Saludos desde Bilbao!
Buenas tardes,
acabo de conocer su blog y lo encuentro bastante interesante; felicidades por ello.
Me gustaría enfatizar el hecho que comentaba que a pesar de haber una considerable nostalgia de la época comunista, los partidos con esta ideología son marginales (acabamos de tener elecciones en Chequia, Eslovaquia y Hungría), lo cual parece un tanto paradójico...
Un cordial saludo.
Arova.
Vaya propaganda mas mala vendes amigo camarada. Viaja un poco, escucha y aprende.
¿Tienes la cara dura de decirle eso a un tío de Madrid que ha vivido en Eslovaquia durante varios años y que ha aprendido eslovaco para poder escucharlos y poder estudiar su cultura y su historia y que, por cierto, te puede dar lecciones de historia de Eslovaquia (por sus conocimientos y su titulación)? Y que después de eso se ha ido a Hungría a hacer lo mismo. En fin, no hay nadie más ignorante que un anticomunista, la verdad. Nada, aplícate el cuento.
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