sábado, 7 de septiembre de 2024

¿Qué hay detrás de los recientes cambios en el gobierno ucraniano? (András Kosztur)

Uno de los mayores expertos húngaros en el espacio exsoviético, y que quizás mejor comprende la actualidad ucraniana, es András Kosztur, investigador del Instituto Siglo XXI (un think tank conservador húngaro). Además, Kosztúr tiene la ventaja de que conoce muy bien el país porque él mismo nació en Berehovo (el principal centro húngaro de Ucrania), vivió allí y estudió historia en la Universidad de Úzhgorod, en la región más occidental de Ucrania, (posteriormente ha continuado sus estudios en Hungría, en Debrecen y en Chequia, en Praga). 

A la izquierda en la foto, la Bánkova, el edificio de la sede de la Oficina del Presidente de Ucrania. Fuente: wikipedia.


Suelo leer con interés los comentarios y artículos de Kosztur sobre Ucrania, porque siempre aporta cosas interesante. Os dejo con un pequeño texto sobre lo que piensa Kosztur respecto a los recientes cambios de gobierno ucraniano, incluyo casi todo el texto original, tal y como lo ha escrito él para su cuenta de Telegram (esto lo escribí inicialmente para tuiter, luego lo elaboré un poco mejor para Telegram, pero me parece que por su extensión es mejor aquí).

András plantea que los cambios que ha habido estos días en el gobierno ucraniano son una señal de estabilización, no de agravamiento de una crisis interna -que por lo demás, existe-, y explica por qué lo ve así: "Desde hace años el gobierno de Ucrania no es un elemento independiente, sino que -junto con el Parlamento-, depende completamente de la Oficina del Presidente, de la "Bánkova" [que es como se llama popularmente a la Oficina del Presidente, ya que su sede se encuentra en la calle Bánkova de Kiev - nota de Crónicas húngaras]. Varios ministerios han sido dirigidos por administradores provisionales, alguno de ellos ha estado más de un año encabezando su cartera en cuestión. La mayoría de la población, ni siquiera la enterada de la situación política, sabe gran cosa de la mayoría de los ministros, más allá de haber oído su nombramiento y sustitución, y la dirección real de cada vez más esferas de la administración está en manos de los funcionarios de la Oficina del Presidente. En tales condiciones solo podríamos hablar de crisis de gobierno si el gobierno intentara liberarse de su estado subordinado y se esforzara en realizar una política independiente. Pero los cambios actuales no se han producido por una decisión del gobierno o de miembros del gobierno ucraniano, sino que han sido decididos por la Oficina Presidencial para transformar a un gobierno incapaz de tomar decisiones, aunque sea a costa de la concentración de poder, en un instrumento más o menos útil en sus propias manos. Por eso los nuevos hombres en los ministerios son de la Oficina del Presidente, y por eso a la cabeza de los ministerios hasta ahora dirigidos de manera provisional, han llegado dirigentes aprobados por el Parlamento y con carácter ya definitivo. Para que el gobierno pudiera convertirse en un elemento político independiente sería necesario un parlamento fuerte, solo que el Consejo Supremo está todavía en peor estado que el propio gobierno, sus miembros se han reducido a un mínimo histórico a causa de los arrestos [!] y dimisiones, y según las informaciones de prensa varias decenas de diputados entregarían su escaño si se lo permitieran. El resto de la fracción parlamentaria del partido del gobierno es fiel a la Oficina del Presidente (y tampoco es que pueda hacer mucho más), el primer ministro, Denis Smígal, por lo que parece, puede considerar un éxito el haber mantenido su puesto, bastante tiene con eso como para atreverse a hacer una política enfrentada a la Bánkova. Además, Andrii Yermak, el director de la Oficina del Presidente, intenta concentrar en sus manos las relaciones del gobierno con los occidentales - y no es casual, ya que el único peligro político para el régimen de Zelenski, solo puede venir de Occidente-, y precisamente por eso hace un par de meses tuvo que dejar su puesto Oleksandr Kubrakov, y ahora ha tenido que hacerlo Dmitro Kuleba. El lugar de ambos ha sido ocupado por hombres de Yermak".


Yermak (izquierda) y Zelenski (derecha), los dos mandamases que manejan a su antojo ahora mismo  Ucrania  (con permiso de la embajada de EEUU y de las de otros países occidentales, claro). 


Por eso, András afirma que el cambio no es señal de crisis, y que ahora mismo no hay ningún elemento interno que amenace el poder de la Oficina del Presidente. Apartar a Zaluzhni, mucho más popular que los ministros que se han marchado ahora, no supuso ningún problema, y eso que Zaluzhni tenía mucha más influencia en la sociedad ucraniana que estos.

"La Oficina del Presidente ha podido destruir las posiciones del parlamento, de la dirección militar, de la iglesia ortodoxa con sus millones de fieles, de los autogobiernos locales, de los oligarcas y de los medios de comunicación vinculados a ellos, todo eso sin provocar una crisis. Así que renovar un gobierno formado por burócratas desconocidos, comparado con eso, es una tarea administrativa sin la menor relevancia. Para el poder ucraniano el único desafío lo representan los EEUU, pero con su política de apoyo a Ucrania, ellos mismos se han metido en un callejón sin salida, así que no les queda otra que poner buena cara -al menos ante la opinión pública-. De momento Washington espera con paciencia, a pesar de que seguro que hay mejor candidato para dirigir el país que la pareja Zelenski-Yermak. Pero la paciencia, claro, tarde o temprano se va a agotar, y para entonces ni nos vamos a acordar ya de este cambio de ministros".

Fuente: cuenta telegram de András Kosztur

Aviso: el blog vuelve a la vida

 Cómo veis, el blog Crónicas Húngaras llevaba sin actualizarse tres años y medio o así. La causa era en parte la falta de tiempo, en parte también de ganas, aunque no de ideas. Además, el poco tiempo que tengo lo he estado dedicando estos años a otras redes, como Tuiter o Telegram, más inmediatas, sobre todo tuiter me ha absorvido tanto tiempo que se me ha hecho imposible seguir con el blog. Pero en todo este tiempo nunca he visto el blog como algo cerrado, de ninguna manera, e incluso he escrito algunas entradas que no he acabado por falta de tiempo y al final han quedado desactualizadas (p.ej. sobre las elecciones en Hungría). Pues bien, desde hace tiempo tengo ganas de reactivar un poco el blog y de actualizarlo regularmente con noticias, informaciones, documentos, estudios, fotos, etc, dentro de la línea habitual del blog y de mi perfil en otras redes sociales. En algunos casos comentaré los mismos temas, solo que un blog permite cosas que en tuiter o telegram son más complicadas (p.ej. análisis más largos, elaborados y profundos; una de las cosas que más he echado de menos estos años). Así que aquí estamos (estoy) de nuevo. He corregido los enlaces de los paneles laterales. Un saludo para todos. 


Budapest. Puente de la Libertad (Szabadság híd). 28 de agosto de 2024. Foto propia.


viernes, 6 de septiembre de 2024

Estudio sobre hábitos de lectura y compra de libros en Hungría

 Una encuesta encargada por economx.hu al centro de investigación de la opinión pública Pulzus intenta aclarar el panorama en Hungría respecto a los hábitos de lectura y la compra de libros. El estudio responde a uno realizado anteriormente que daba unos resultados desalentadores (y este también lo ha hecho, aunque sus datos no concuerden del todo con los del anterior). 

Según el estudio en cuestión el 39% de los húngaros leen habitualmente, el 45% lo hacen de forma ocasional, y el 15% no leen nunca (el 1% NS/NC).



 

Entrando en algunos detalles, son las mujeres las que más leen en Hungría (el 40% de forma habitual, y el 49% de forma ocasional, apenas un 10-11% no lee nunca, mientras que entre los hombres el porcentaje de los que no leen nunca se va al 19%). Además, los mayores de 60 años son los que más leen: el 43% de forma habitual. En Budapest se lee más que en provincias.

Sobre compra de libros hay algunos datos curiosos. El 10% de los encuestados afirma comprar un libro al menos cada mes, el 21% cada seis meses, el 33% una vez al año, y el 34% afirma que nunca compra libros. 



Los hombres son los que más compran, y también los que menos lo hacen. Pero es interesante ver que los mayores de 60 años, que son el sector de edad que más lee, es a la vez el sector que menos libros compra (el 37% no compra nunca libros). El autor del artículo en el que me estoy basando, se extraña por el asunto y se plantea que tal vez vayan a bibliotecas a leer. Lo que se le ha escapado es el detalle -que dice mucho- de que si son el sector que más lee y el que menos libros compra, tal vez sea debido a que simplemente no se pueden permitir comprar libros. 




Y en relación con esto viene el siguiente dato, que dice mucho: la gran mayoría de los húngaros consideran que los libros son caros. Los autores de la encuesta han tomado un precio medio de los libros de 5 mil- 6 mil forint húngaros (es decir, entre 13 y 15 euros al cambio actual) y el 80% de los encuestados considera ese precio prohibitivo. Lo cual, además, contrasta con la opinión de las editoriales, que se quejan de que no ganan gran cosa con los libros. En cualquier caso, esto es muy fuerte: 8 de cada 10 personas, piensan que los libros son caros. Entre las mujeres el porcentaje se dispara al 87% (entre los hombres es algo inferior, 72%). Pero, es que entre los mayores de 60 años, llega incluso al 88% el porcentaje de los que piensa que los libros son caros. Con estos datos generales, está claro que para la mayoría de los sectores de población en Hungría comprarse un libro es un lujo. Curiosamente, entre los que tienen solo enseñanza primaria, hay un 20% de población que considera que los libros no son muy caros, supongo que es porque no leen mucho y tampoco compran libros (de acuerdo a los otros datos de la encuesta). Entre los estudiantes que se preparan para acceder a la universidad, el porcentaje de los que piensan que es caro comprar un libro es más alto que la media: 85%.

Luego, como curiosidad, se propone cuánto podría cada uno gastar en un libro, sin que eso supusiera un problema para su cartera. 


Ni más ni menos que el 54% afirma que 3 mil forint (7-8 euros al cambio actual), que es casi la mitad del precio medio de un libro actualmente. El 13% consideran que 4 mil forint (unos 10 euros, es que el forint está ahora por los suelos, bueno, ahora y los últimos 20 meses como mínimo). El 7%, 5 mil ft y el 8%, 6 mil forint (13 y 15 euros respectivamente). Vamos, que solo el 15% de la población considera que puede pagarse el precio habitual de un libro...  (El 18% NS/NC).

Pero es que si vemos estos datos por edad aclara algunas cosas... Entre los mayores de 60 años, apenas un 3% considera que puede pagar 5 mi ft y otro 3% 6 mil forint. Es decir, entre la capa de la población que más lee, apenas el 6% se puede permitir pagar el precio normal de un libro (¿será por eso que no compran libros, sino que los leen en bibliotecas? pregunta obviamente retórica). 

Por matizar un poco estos resultados, aclarar que las encuestas o este tipo de estudios hay que cogerlos con pinzas y tratarlos con mucha prudencia. Para empezar, me imagino que aquí se refieren a libros nuevos, porque el caso es que en Hungría hay un floreciente mercado de libros usados a precios bastante buenos. En Budapest, por ejemplo, hay muchísimas librerías de anticuario que no solo ofrecen libros antiguos, sino también libros modernos que ya no se encuentran en las grandes librerías o que simplemente que ya están usados. Por no hablar de la genial iniciativa "mozgó könyvek" (libros en movimiento), que son unas librerías ambulantes que tienen carros en diversas zonas de Budapest, con libros muy interesantes, que cambian cada poco tiempo, y a precios más que asequibles (entre 500-1500 ft -1,2-4 euros, dependiendo del tipo de libro y del lugar en el que esté). Y a veces encuentra uno allí joyitas tiradas de precio (p.ej. yo hace tiempo encontré un volumen de "Las aventuras del valoroso soldado Švejk" en una edición original checa de 1954 con las encantadoras ilustraciones de Josef Lada, y todo por 400 ft -que, bueno, entonces sería 1,5 euros o así, fue antes de que el forint se desplomara). Es decir, que los ancianos que leen pero no compran libros, tal vez no solo frecuentan las bibliotecas, sino también este tipo de sitios. 



Carro de libros de "Mozgó Könyvek". Los 300 ft de precios (que entonces rondaría el euro) indica que la foto es antigua, pero siguen teniendo precios muy asequibles. Fuente: Página de la Asociación Mozgó Könyvek


lunes, 2 de septiembre de 2024

El fenómeno de Sahra Wagenknecht visto desde Hungría

(Reflexiones sobre Alemania y la situación de la izquierda en Europa)

(Esto no era inicialmente un artículo, sino un hilo que escribí en tuiter y que, visto su extensión, es más legible en forma de artículo. Así que lo he compuesto en un texto único, corregido y subido aquí. Que al menos valga para resucitar el blog, que lo tengo bastante olvidado, por falta de tiempo -no de temas y noticias)

Sahra Wagenknecht


Algunos comentarios sobre las elecciones en Sajonia y Turingia de ayer. Los datos que puse en un hilo anterior (aquí, en tuiter) eran estimaciones sobre encuestas a pie de urna, pero son más o menos los resultados definitivos. En Sajonia hay algunos cambios menores, algunos partidos ganan o pierden un escaño respecto a la estimación, p.ej. CDU tiene 42 escaños, no 41, y AfD 41 no 40. El BSW ha conseguido 15 no 16, y los socialdemócratas 9 en lugar de 10. En Turingia las diferencias son mínimas (décimas en % de voto) y no se traducen en cambios de escaños respecto a la previsión. Eso, por un lado. Por otro, aclaro que yo ni sé alemán y ni sigo en profundidad la política alemana, solo muy por encima, pero en Hungría, por razones obvias, hay un interés muy grande por lo que sucede allí. Así que quiero comentar un poco algunas cuestiones que se mencionan en Hungría sobre el BSW y su papel en las elecciones. 

Curiosamente los medios progubernamentales húngaros han sido mucho más respetuosos con el BSW que los medios liberplastas y progres. Ahí donde lo veis, en Hungría desde medios gubernamentales se ve al BSW como la extrema izquierda "razonable", mientras que los liberplastas los ven como malvados estalinistas o incluso rojipardos. Así que me voy a basar más en las noticias de los medios progubernamentales, que por lo menos tienen cierta curiosidad por el BSW e intentan explicarlo en su contexto (los medios liberales se contentan con poner la etiqueta, básicamente)... 

En Index, p.ej. se resalta que la CDU ha descartado gobernar en Sajonia con el AfD y con Linke, pero no con BSW (a pesar de que, según Index, en cuestiones sociales, el BSW tiene muchas coincidencias con el AfD). En teoría en Sajonia sería posible una coalición CDU-SPD-BSW. El BSW no se ha expresado sobre la cuestión (yo, sin tener mucha idea ya os digo que está descartado, pero bueno). Pero Index resalta que la campaña que ha seguido el BSW en las elecciones (en la que ha participado Sahra Wagenknecht, aunque no era candidata), se ha basado en acabar la guerra en Ucrania cuanto antes y en cortar de inmediato cualquier ayuda militar a este país. Y aunque de eso no se decide en Sajonia, sino en Berlín, hay posibilidades de influir desde Sajonia. Vamos, que Index no ve muy probable la participación de BSW en una posible coalición, más bien piensan en una coalición que gobierne en minoría CDU-SPD (esto debe ser la pinza PSOE-PP a la alemana). Esto por lo que respecta a Sajonia. En Turingia la CDU solo puede gobernar con ayuda de Linke o de AfD, pero, como he dicho antes, CDU por principio descarta colaborar con estos dos partidos, por considerarlos extremistas (además necesitaría al SPD, claro). Igual que en Sajonia, CDU no se ha pronuciado respeto a BSW. Aquí no se habla más de BSW. En Magyar Nemzet (principal periódico progubernamental) se resalta que los partidos críticos con el sistema (entiende aquí al AfD y a BSW) han conseguido un gran éxito y más del 40% de los votos en Sajonia, y en Turingia tienen el 50% de los escaños. Y se indica que ambos se oponen a enviar ayuda militar a Ucrania y a aceptar a inmigrantes sin ningún control. En cualquier caso, los resultados muestran que una gran parte de la población de la antigua RDA está bastante harta de la política federal alemana. De hecho, se puede afirmar perfectamente que el gobierno federal ha fracasado en las elecciones. Otro artículo de Index (anterior a las elecciones) resalta que, al ser un partido nuevo, el BSW no tiene todavía una militancia muy amplia, los candidatos que ha presentado no son políticos muy conocidos, y eso ha intentado compensarlo Sahra Wagenknecht con su participación; todo esto ha dado pie a las críticas de otros partidos, que les han acusado de que sus candidatos no saben ni qué representan. Index resalta que, en realidad, los puntos importantes del programa de BSW sí son conocidos: aumentar el salario mínimo, dar prioridad a la mejora del nivel de vida de los trabajadores y defender a la industria por encima de consideraciones ecologistas, oposición total a la migración, que hunde los salarios de los trabajadores y acercamiento a Rusia para conseguir energía rusa barata; pero claro, esos son temas que no se deciden del todo en estas elecciones. Por cierto, aunque los resultados de BSW han sido muy buenos, en realidad son algo menores de los previstos por las encuestas (aunque por poco, 13% en Sajonia frente al 12% que ha logrado, por 18% en Turingia frente al 16% real). En Index hay un artículo más largo yprofundo sobre Wagenknecht, aunque es de finales del año pasado. Allí, se define al BSW como un partido con un programa económico de izquierdas, pero conservador socialmente (y aclaro, estos datos son todos de prensa proorbanista, es decir, muestra cómo interpretan ellos el fenómeno BSW, lo cual no quiere decir que, realmente, el BSW sea así). Ahí se menciona que, aunque el partido surge de Linke y aspira a atraer votantes desencantados con Linke, también puede ser atractivo para ciertos sectores del SPD y de los Verdes. Pero, curiosamente, menciona que también puede atraer a votantes del AfD, ya que ambos aspiran a atraer el voto de la clase obrera de la antigua RDA y ambos se presentan como partidos protesta. En el artículo se resalta también que la ideología que representa Wagenknecht difiere radicalmente del mainstream de los partidos de izquierda o de la nueva izquierda. Sahra critica a los verdes y también al SPD, a este último por haberse alejado del verdadero camino de la socialdemocracia, pero también denuncia (Sahra) que ese proceso ha afectado a toda la izquierda europea. Según ella, actualmente la mayor parte de la izquierda se dirige a una población urbana acomodada y educada, y se ha olvidado de los obreros que están en peor situación económica y social que esta clase urbanita. Sahra habla de lucha de clases y de que un político de izquierdas tiene que ocuparse de la clase obrera, cuyos problemas son completamente diferente de los de un trabajador de una oficina en un barrio gentrificado de una gran ciudad. Además, es que estos dos grupos sociales tienen intereses contrapuestos. Mientras que los nuevos izquierdistas urbanitas aspiran a la reducción de las emisiones dañinas para el clima y querrían prohibir el uso de energías fósiles, o ven de forma positiva los impuestos sobre el transporte, la energía y los combustibles, gran parte de la clase obrera más pobre se ve afectada negativamente por estas medidas, y un buen ejemplo de eso ha sido la discusión sobre las instalaciones de calefacción en Alemania (se trata de una propuesta de los Verdes, que prohibiría la construcción y venta de viviendas con calentadores de agua por gas o petróleo). Según Sahra Wagenknecht estas medias, además, favorecen al capital, pero en la contradicción capital-obrero, un partido de izquierdas debe tener claro que su misión es estar del lado del obrero y no puede apoyar una política que los afecte negativamente. Por eso también rechaza la migración, que provoca una competencia de salarios a la baja, y por lo tanto sirve los intereses del capital. Otras cuestiones que afectan a minorías -sexuales o étnicas- no son importantes desde el punto de vista de clase y la representación de estas minorías no puede solucionar los problemas de la clase obrera. La clase obrera no está interesada en cuestiones como la política de identidad progresista. Así pues, dice el artículo, Wagenknecht sigue una política completamente de izquierdas en lo económico, culturalmente conservadora, y por lo que se refiere a la política exterior, totalmente europea por contraposición a la atlantista. Según el artículo, el BSW cubre un vacío existente en la política alemana, donde ya hay un partido económicamente de izquierdas (Linke), pero es culturalmente progresista.


Primer Congreso de la Alianza Sahra Wagenknecht - Por la Razón y la Justicia. 30 de enero de 2024.


Por mostrar también la opinión de otros medios, veamos por ejemplo qué dice de Sahra y de su BSW el portal húngaro Mérce, de izquierda alternativa progre, que sí se ha ocupado del fenómeno del BSW (aunque, bueno, solo es un tío el que escribe de ella, un tal Áron Mikus). Solo los títulos de los artículos ya dicen mucho: "El cometa de la izquierda alemana que se ha quedadoestancada al pie del muro de Berlín", "No es la clase obrera la quegira a la derecha, sino los políticos de izquierda hambrientos de poder" (se refiere, claro está, a Sahra).  Aclaro que yo, a estas alturas, ya ni leo Mérce de forma habitual (aunque por mi ideología sería uno de mis medios de referencia), pero me tiene ya hasta las narices su retórica (p.ej. en Ucrania, promaidanista - con algunos artículos muy manipuladores, como cuando te presentan como única opinión de izquierdas válida la de la izquierda ucra -apenas existente- que habla de imperialismo ruso y de luchar contra el invasor -que ya se hablará luego de los problemas internos de Ucrania-, y ni mencionan a la izquierda ucra realmente existente -Borotba,pej.- que lucha en las milicias del Donbass contra el gobierno ucro. El único artículo que han escrito sobre los comunistas ucros es para decir que son un partido de oligarcas -que en condiciones normales hasta podría aceptarlo, pero ellos lo hacen para desacreditar cualquier cosa que diga sobre Ucrania el PCU desde el exilio)... pero bueno, vamos con los artículos, muy por encima... Empecemos con el más antiguo (el del "cometa estancado a los pies del muro", que manda narices). Repite lo mismo que hemos visto en Index: que según Sahra la izquierda se ha apartado de los obreros y hace política solo para una capa social progresista y urbanita. Y también resalta lo de que económicamente es de izquierda, socialmente conservadora, y que su idea es dirigirse a los obreros "perdidos por la izquierda" (las comillas son del artículo). Lo que se plantea el autor es qué sentido tiene un partido conservador culturalmente y que rechaza llevar a los obreros en una dirección progresista. Acusa a Sahra de seguir no una política socialista, sino reformista, ya que sus ideas representan una economía de mercado con tintes sociales. Me salto la parte en la que habla de la evolución de Sahra, porque se me va a hacer muy largo esto (ya lo es). Solo menciono que llamó la atención (Sahra) en 1992 con su artículo "Marxismo y oportunismo" en el que juzga positivamente a Stalin (en el artículo se incluye un enlace al artículo de Sahra, está en alemán, pero se podrá leer con un traductor online, supongo, os dejo el enlace aquí para que no se me olvide: "Marxismo y Oportunismo").También se hace referencia a que cuando el PDS (excomunistas) realizaron un comunicado denunciando el muro de Berlín y considerándolo injustificable, Wagenknecht fue la única que se opuso a firmarlo. Luego, según el artículo, se modera un poco e incluso acepta el mercado. Se resalta su participación en manifestaciones por la paz (respecto a la guerra en Ucrania) y que para el autor es solo por su idea de conseguir energía barata para relanzar la economía alemana (y ya os he dicho que este medio es muy pro ucraniano). Según el autor, Sahra no pretende representar a toda la clase obrera, sino solo a los obreros de ciertas ramas industriales. Y ojito a esta frase: "su horizonte (el de Sahra) no ha superado el reformismo pequeñoburgués de los socialismos realmente existentes" (de ahí su nostalgia por la RDA, una RDA que para este medio no es socialista ni intentaba construir el socialismo, estos son de izquierda muy de izquierda y tal -sí, son totalmente antisoviéticos y eso, pero, oye, van de puristas, y luego se les cae la baba con los maidanistas, es que es para joderse). "Tenemos que ver que esta política (Sahra) considerada una esperanza por una parte de la izquierda alemana y europea, en realidad promete el regreso al estado del bienestar, lo que no es posible sin la explotación cada vez más intensa de grupos dentro de unas fronteras estatales concretas (mujeres, inmigrantes) o fuera de ellas (trabajadores de países del tercer mundo)" (lo dice el tal Áron Mikus este).

 

Vamos con el segundo artículo (el autor promete tres, pero creo que el tercero no está escrito todavía), el de los “políticos sedientos de poder” refiriéndose a Sahra. Repite que Sahra se inicia como comunista, pero ahora es partidaria de una economía de mercado social. Y acusa a su partido de considerar deseable la política sancionadora liberal sobre los trabajadores de sectores con sueldos más bajos -fundamentalmente mujeres e inmigrantes-, y que con eso se acomoda bien en la actual élite política alemana (no sé de dónde saca esto, pero bueno). "A Wagenknecht se la diferencia de otros partidos porque habla a esos que antes eran los principales beneficiados del modelo económico alemán, pero que se han visto muy afectados por la respuesta de las políticas liberales ante el descenso de la tasa de beneficio: la clase obrera industrial de ramas importantes de la economía alemana - por ejemplo, los trabajadores de la industria del motor-, así como los pequeños y medianos empresarios." (es alucinante el odio con el que habla esta gente de la clase obrera industrial, es que se les nota el odio, alucinante). Simplificando -dice el autor- podemos considerar que el partido de Sahra intenta hablar a gente de izquierdas partidaria de la redistribución en cuestiones económicas, pero que son conservadores en otras cuestiones consideradas culturales (migración, sexualidad, minorías, clima). Que es un grupo ("imaginario" dice el autor) de gente que ahora mismo no tiene representación política (bueno, ahora la van a tener). Y se menciona que las elecciones alemanas del 2017 parecen justificar esta postura, ya que entonces 420 mil votantes se pasaron de Linke al AfD. Pero de momento, parece que Sahra solo aspira a recuperar esos votantes (vaya análisis más absurdo de este tipo). Además, según un estudio de la universidad de Belfast, lo curioso es que los votantes potenciales del BSW serían más bien gente económicamente de derechas. Según el estudio, el 54% de los votantes de AfD se pensarían votar a Sahra, mientras que solo el 25% de los de Linke lo harían, y el 30% de los liberales (FPD) (el artículo es de junio, qué mal ha envejecido, si tenemos en cuenta los resultados de ayer). Según un estudio de Carsten Braband (de Jacobino), los votantes potenciales de Sahra no son especialmente partidarios de una redistribución social, no más que la media en Alemania, sino que son más bien ligeramente derechistas respecto a la cuestión. Según otro estudio, solo el 18% de sus votantes lo haría por su programa económico, el 40% por la desilusión con otros partidos (¿y esa desilusión de qué viene? ¿del aire?) o de la simpatía por Sahra (28%). El 25% la apoyaría por su política sobre migración (se podían

elegir dos opciones, por eso el total supera el 100%). Es decir, se trata solo de un partido protesta. Se menciona también que es por eso que es tan popular entre los votantes liberales, desengañados por la política del gobierno (y en lo que juega su papel que Sahra haya sido muy crítica con la política realizada durante la pandemia, además apoya más la construcción de infraestructuras educativas y ayuda al mantenimiento de niños, antes que las ayudas directas a familias necesitadas). De este modo, Sahra aparece con una posición "anti-establishment" lo que también se ve respecto a su postura en la guerra en Ucrania, que es muy crítica, pero parece que más bien solo para asegurar el abastecimiento de energía barata para la industria Alemania (algo que debe ser un crimen para el autor del artículo, yo no sé con qué cerebro piensa esta gente, de verdad). Y, de hecho, se menciona a un político liberal del FDP, Christian Schuchert, que se ha pasado al partido de Sahra solo por su postura en la guerra de Ucrania. Todos estos argumentos (más alguno que no he contado porque se me está haciendo eterno esto) muestran que el mito del votante que quiere una política de izquierdas, pero se aleja de los partidos de izquierda por la política social progresista de estos, parece venirse abajo. Además, los estudios desmienten que por el hecho de ser clase obrera uno tenga una opinión determinada sobre migración, minorías sexuales, política de clima, etc. El único criterio que sí es importante -según el autor- es el nivel de educación. Pero no es sorprendente que BSW resalte el tema de la redistribución social, dado que en los últimos años la desigualdad en Alemania se ha disparado. En 2017 la desigualdad social era mayor en Alemania que en Hungría, de hecho, solo en Lituania hay peores indicadores al respecto en la UE. Pero no hay una movilización de izquierdas respecto a la cuestión, y los intentos que ha habido, han fracasado, debido a que predomina la idea de la meritocracia y a que la sociedad ha aceptado que, si alguien es pobre, es porque no trabaja lo suficiente. Lo que sí hay es una crítica hacia los privilegios de los más acomodados. Y por eso Sahra resalta la dura lucha de las pequeñas y medianas empresas porque la economía alemana crezca, contraponiéndolos con las grandes empresas y con la situación de monopolio de estas ya que consiguen grandes beneficios sin un aumento real de la productividad, gracias a los contactos con el estado. Un estudio conjunto entre Linus Westheuser y Linda Beck, sobre si es cierto que la clase obrera ha girado a la derecha, ayuda a comprender este fenómeno. Según el estudio, no hay ninguna prueba de que entre los obreros haya algún problema con la homosexualidad, la emigración o la clase media urbana, pero sí lo hay respecto a los que reciben algún tipo de compensación económica o reconocimiento. Sí es importante la idea de que unos (ellos mismos) no reciben lo suficiente, pero otros reciben mucho sin hacer nada. Además, los obreros no ven posible un cambio en el sistema de redistribución actual y, por eso, ven que cualquier beneficio que recibe otro, se hace en detrimento suyo. Así pues, para el autor, Sahra es una política que intenta usar la polarización de la sociedad en ciertos aspectos, y que no tiene el menor problema en usar modelos de la derecha que ansían la vuelta "a la normalidad" frente a la locura woke, queer o los refugiados. Y a la vez ni se cuestiona el principio de la productividad que legitima las desigualdades, y no hace el menor esfuerzo por construir instituciones o instrumentos capaces de redirigir y representar las críticas a la desigualdad -como lo han sido de forma clásica los partidos de izquierda y los sindicatos-. "Sahra no quiere movilizar a los explotados, sino representar a los que quieren pertenecer a una supuesta normalidad". Y eso ni es emancipador ni ha tenido éxito en los últimos 100 años. Y acaba citando al filósofo "marxista" húngaro TGM (Gáspár Miklós Tamás): "Como siempre, la izquierda fracasa cuando, apresurándose a aspirar al poder, empieza a parecerse a su oponente. Es como si la fidelidad al pueblo significara lo mismo que la adaptación a la opinión pública represiva y manipulada por la clase dirigente capitalista. Y, encima, torpe y ciegamente. Además de todo".