Quizás el mayor acontecimiento, o mejor dicho, escándalo del comienzo de año en Hungría, ha sido el anuncio, por sorpresa (aunque no tanto), del acuerdo con Rusia para ampliar la central nuclear húngara de Paks. Se sabía del viaje de Orbán a Moscú y se sabía también que seguramente se hablaría del asunto de Paks, e incluso se sospechaba sobre la posibilidad de un posible acuerdo, pero aún así, el anuncio de la firma del acuerdo y sus condiciones (las pocas que se conocen) ha pillado desprevienidos a muchos, si no a todos.
Orbán y Putin reunidos en Moscú. Fuente. HVG |
El día 14 de enero los medios húngaros daban la noticia del acuerdo entre Putin y Viktor Orbán, según el cual, la empresa rusa Rosatom, será la encargada de construir dos nuevos reactores (de 1200 megawatios cada uno) en la central de Paks para el año 2023 y que además el gobierno ruso ofrece un crédito a largo plazo (30 años) de 10 mil millones de euros para la construcción (que cubre el 80% del presupuesto, el otro 20% debe ponerlo la parte húngara). Se trataría del mayor negocio en la historia de Hungría, y en realidad
Hungría por sí sola sería incapaz de financiar la construcción, por eso
la ayuda rusa es tan importante. De hecho, incluso con esta ayuda rusa, conseguir el 20% del presupuesto supone un esfuerzo muy grande para el país.
Si la noticia, de por sí, provocó la reacción unánime de prácticamente toda la oposición (con alguna que otra excepción, por ejemplo los comunistas del Partido Obrero Húngaro, que saludaron el acuerdo, pero por otro lado su influencia actual es mínima), el hecho de que la mayoría de los detalles del negocio se mantuvieran en secreto no ha hecho más que caldear aún más los ánimos. Algunos sectores de la oposición han llegado incluso a hablar de traición o golpe de estado (acusaciones, todo hay que decirlo, que solía lanzar la derecha en su día contra el gobierno social-liberal). La noticia tampoco ha sentado bien más allá de las fronteras de Hungría, había otras dos empresas interesadas, una francesa y otra norteamericana, aunque ninguna de ellas ofrecía un crédito para la construcción; pero después de conocerse el acuerdo, el gobierno norteamericano ha lanzado duras críticas contra el gobierno húngaro (lo típico: que si falta de democracia, situación de los derechos humanos, etc, suena, ¿verdad?).
Central Nuclear de Paks. Construída entre 1968 y 1987, aunque su primer reactor entró en funcionamiento en 1982. Fue construída con tecnología soviética. Fuente: Wikipedia. |
Después de que la oposición haya puesto el grito en el cielo se han organizado varias manifestaciones estos días en contra del acuerdo, aunque en general han sido seguidas por poca gente y cada grupo político ha ido por su lado (también ha habido alguna de apoyo al acuerdo). Es curioso ver
cómo la derecha, tradicionalmente rusófoba, defiende ahora a Rusia, y
la "izquierda" (que de izquierda no tiene gran cosa), tradicionalmente
defensora de un acercamiento a los rusos, ahora protesta, a veces con
argumentos lamentables. También se ha llegado a dar el caso de alguna concentración en apoyo al acuerdo en la que participaban activistas de derecha y comunistas. Naturalmente hay argumentos razonables en contra del
acuerdo, desde el cuestionamiento de la
energía nuclear (por ejemplo LMP, partido ecologísta de izquierdas),
hasta el enorme gasto que supondrá para Hungría la ampliación de la central (incluso
la financiación del 20% supone un esfuerzo enorme para una economía
pequeña, como la húngara), así como la falta de un acuerdo nacional
sobre la cuestión, y el secretismo en torno al asunto. Pero muchos de los críticos han cruzado el límite del gusto y han caído en la demagogia más absoluta. El LMP (izquierda verde) por ejemplo ha llegado a decir que "Orbán ha puesto en
marcha el ingreso de Hungría en la URSS" (palabras de Katalin Csiba,
miembro de la comisión nacional del LMP), A. Mesterházy, líder del
partido socialista ha hablado directamente de "golpe de estado" (aunque criticando más que la
ampliación en sí, el acuerdo con Rusia, y solicitando un referendum
nacional sobre el asunto; se da el caso de que en el 2008 el
propio Viktor Orbán acusó al gobierno de entonces, social-liberal, de
"golpe de estado" por un acuerdo con Rusia en materia energética; en cualquier caso, los socialistas están ahora en contra de la ampliación).
Aclaremos que la idea de ampliar Paks no procede del gobierno actual, sino que es muy anterior y surgió ya durante el gobierno socialdemócrata y liberal, debido al aumento de las necesidades energéticas del país y también a que entre el 2032-37 habrá que poner fuera de servicio los reactores actuales (son 4, de 500 Mw). Hay que tener en que en Paks se produce el 40% de la energía eléctrica del país, así que supone un problema para Hungría el sustituir la capacidad de Paks de alguna manera para cuando llegue el momento. Por eso, la actitud crítica de los mismos partidos que apoyaron en su día la ampliación de Paks es hasta cierto punto incoherente (en el momento en el que la crítica deja de ser por el acuerdo en concreto y se convierte en un "no" a Paks). Por cierto, la izquierda extraparlamentaria (desde comunistas a socialdemócratas), ha criticado la actitud de la "izquierda" parlamentaria.
Centro de control de la Central de Paks. Fuente: Wikipedia |
El destacado filósofo comunista (anteriormente liberal,
uno de los destacados disidentes que luchó contra el sistema
socialista), Gáspár Miklós Tamás, describía en un artículo en HVG, el 22
de enero, su sorpresa por la actitud de la "izquierda" ante el conflicto y
su recurso al nacionalismo y a identificar a la Rusia de Putin con la
URSS de Stalin. El autor reconocía estar en contra de la ampliación de
Paks, independientemente de que la hagan o financien los rusos, los
franceses o los suecos (por ejemplo), porque es contrario por principio a la energía nuclear, pero
afirmaba sentir vergüenza por el uso de la rusofobia y el nacionalismo
que está haciendo estos días la "izquierda" (en la actualidad TGM, como
se suele abreviar su nombre en Hungría, es miembro de Izquierda Unida
Húngara y líder del Izquierda Verde, integrado en Izquierda Unida).
Por contra, en la derecha se aplaude y justifica el acuerdo, y no solo eso, también se defiende a Rusia. András Bencsik, conocido periodista vinculado al
Fidesz, partido gobernante, director de la revista "Demócrata", afirmaba en un artículo que la libertad de
movimientos de Hungría en la escena internacional va a aumentar gracias al acuerdo con Rusia, y
llamaba a una manifestación en favor del acuerdo. Su artículo ha levantado
bastante polémica, sobre todo cuando afirma que "en comparación con
América, Rusia es la patria de la tolerancia", porque mientras que los
norteamericanos no hacen más que inmiscuírse en la política interna
húngara, los rusos no han hecho el menor intento.
Paks. Fuente: Napi.hu |
Ante las críticas, el gobierno ha respondido que el acuerdo es bueno y necesario para Hungría (teniendo en cuenta que los bloques en funcionamiento en Paks se acercan al final de su vida útil). Sin el acuerdo, es imposible mantener la política de reducción de precios en servicios públicos básicos como la electricidad o el gas. El propio Viktor Orbán ha afirmado que no puede compararse el acuerdo con Rusia con el del FMI, ya que Rusia no se inmiscuye en las decisiones del gobierno húngaro, cosa que sí ha hecho el FMI (al criticar el aumento de impuestos a los bancos, por ejemplo). Según Orbán la independencia de Hungría no está en entredicho, ya que, en cualquier caso también ahora se depende de la energía rusa. Además el gobierno húngaro ha afirmado que se calcula que la construcción aumentará un 1% el PIB de Hungría y creará 10 mil puestos de trabajo. Por otro lado, el acuerdo incluye dos cláusulas, por las que Rosatom proporcionará el combustible nuclear y se encargará también de los desechos.
Gyula Thürmer, presidente del Partido Obrero Húngaro (comunista), junto a György Szilvásy, presidente de la ONG Honfoglalás 2000, de carácter nacionalista, en un acto en favor del acuerdo con Rusia (frente a la embajada rusa en Budapest). Fuente: 444.hu |
En cuanto a la izquierda (sin comillas), los comunistas del Partido Obrero saludan el acuerdo, aunque haya sido firmado por un gobierno conservador. Con muy buen criterio resaltan que es imposible que Hungría sea independiente por completo desde el punto de vista energético cuando es un país sin fuentes de energía y en este sentido depende del exterior (mencionan que no sería bueno depender únicamente de los rusos, pero tampoco de los norteamericanos). Tradicionalmente el partido apoya la energía nuclear, la apertura hacia Rusia y la nacionalización de las ramas fundamentales de la industria (Paks está en manos del estado y va a seguir siéndolo), así que su postura es perfectamente lógica.
Por cierto, según una encuesta de última hora, el 52% de los húngaros es partidario de la ampliación de Paks, frente al 25% que la rechaza y un 23% que no responde. El 55% de los encuestados es partidario de reforzar los lazos económicos con Rusia (el 65% entre los votantes del Fidesz, pero también el 59% de los votantes de Jobbik- extrema derecha-, y el 44% del LMP - izquierda verde-, el 48% entre los partidarios de los partidos coaligados de la "izquierda") .
En cuanto a las razones por las que el gobierno húngaro ha dado este paso me imagino que hay dos fundamentales. Por un lado la imposibilidad de actuar de otra forma: hasta hace poco los principales partidos húngaros estaban de acuerdo en la necesidad de ampliar Paks, pero esa tarea no la puede afrontar Hungría sola, el único país dispuesto a ofrecer ayuda es Rusia. Y en segundo lugar, que la política del gobierno húngaro está chocando con la de la UE y en ese sentido es lógico que Hungría esté buscando apoyo en otras lindes para su política.
En cuanto a las razones por las que el gobierno húngaro ha dado este paso me imagino que hay dos fundamentales. Por un lado la imposibilidad de actuar de otra forma: hasta hace poco los principales partidos húngaros estaban de acuerdo en la necesidad de ampliar Paks, pero esa tarea no la puede afrontar Hungría sola, el único país dispuesto a ofrecer ayuda es Rusia. Y en segundo lugar, que la política del gobierno húngaro está chocando con la de la UE y en ese sentido es lógico que Hungría esté buscando apoyo en otras lindes para su política.
3 comentarios:
Hola, muy interesante tu artículo. Solamente quería discutir un pequeño detalle. Es cierto que el gobierno ha reducido los precios de la electricidad y el gas (y mucho además, al contrario que el resto de países de la UE donde han subido, y mucho además). Casualmente de esto no se ha hablado mucho en los medios...
Sin embargo.. que el transporte público ha reducido los precios?? Al contrario, los precios del transporte público no paran de aumentar, y a niveles increíbles. Tanto el transporte nacional, a cargo de máv y volán, como el urbano (bkv, szkt...) llevan años subiendo sus tarifas muy por encima del IPC.
Lo cual afecta mucho teniendo en cuenta que el país depende en gran medida del transporte público, ya que el privado es todo un lujo. Y si no solo hay que comprobar el éxito de iniciativas como el telekocsi, que sube como la espuma.
Por lo demás, felicidades de nuevo por tu blog! Un saludo desde el sur!
Hola Ekaitz,
pues tienes razón, gracias por avisarme del error. El caso es que me he fijado solo en el Bkv, cuando es evidente que en los demás casos del transporte público no ha habido bajada de precios, sino todo lo contrario. Pero los precios del Bkv sí que han bajado, al menos los distintos abonos (un 10%). Es cierto que no todos los tipos de billetes han bajado de precio, pero solo el hecho de que hayan bajado el precio de los abonos tiene su importancia.
Gracias por avisarme, la verdad es que no suelo revisar las entradas una vez publicadas (antes sí, naturalmente) y así pasa que luego estos errores quedan por ahí, menos mal que me has avisado. Un saludo desde Pest!!
De nada! Lo cierto es que yo vivo en Szeged, así que no suelo usar mucho BKV, tan solo ocasionalmente cuando subo a pest.
En cualquier casi aquí el abono mensual está en torno a los 7000 forint al mes, cuando hace unos 3-4 años rondaba los 5000, y el billete sencillo ya cuesta 400 forint adquirido en el tranvia (lo cual muchas veces es la única opción ya que apenas hay máquinas expendedoras). Hace los mismo años no llegaba a los 300. Y eso que es una ciudad pequeña.
Y mejor no hablar de máv... Ir a Budapest en 2010 costaba unos 2800 forint, ahora más de 4000... y los retrasos suelen acompañar al billete...
Ánimo con tu blog, es muy interesante y documentado!
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