Por mucho que el gobierno húngaro dé por cerrado el caso Safárov (la entrega del asesino a las autoridades azeríes, para las que es un héroe), lo cierto es que una parte importante de la opinión pública húngara está escandalizada, con toda la razón, dicho sea de paso. Y no solo en Hungría también en el extranjero, numerosos gobiernos, empezando por el de los EEUU o Rusia han mostrado su incomprensión respecto a la decisión del gobierno de Orbán y compañía. Por no hablar, claro está, de Armenia, que ha cortado sus relacciones diplomáticas con Hungría. No solo las diplomáticas, también las culturales y científicas.
Quema de una bandera húngara en Yereván (Armenia), como protesta por la entrega de Safárov. Fuente: 168ora |
Aunque como todo en esta vida, hay opiniones enfrentadas y hay quien está dispuesto a defender lo indefendible con los argumentos más absurdos y sonrojantes, lo cierto es que a excepción de la extrema derecha y de los más ofuscados partidarios del Fidesz (el partido en el gobierno), es general el enfado o la incomprensión por la actitud del gobierno, incluso en simpatizantes o votantes del partido.
Ayer mismo, martes 4 de septiembre, tuvo lugar en Budapest una manifestación de protesta y de solidaridad con el pueblo armenio, organizada por el movimiento opositor Milla. La manfiestación reunió a unas dos mil personas, y transcurrió sin incedentes de mención. Los manifestantes protestaban por la decisión del gobierno y llevaban banderas armenias y pancartas en inglés y armenio en las que se pedía perdón por la actuación del primer ministro húngaro, dado que el gobierno húngaro no se ha dignado a pedir él mismo perdón hasta ahora.
Algunas fotos (fuente: portal de noticias Index.hu):
Velas en recuerdo a la víctima, Gurgen Margaryan. |
Para el viernes 7 de septiembre, a las 17:00 hay convocada una nueva manifestación, esta vez frente al Ministerio de Justicia. Y parece que no va a ser la última. Y no solo en Hungría, también ha habido manifestaciones en otras partes del mundo, por ejemplo ante el consulado húngaro de Calcuta (India) o ante la embajada húngara en Londres. Las manifestaciones ante el consulado en Yereván (capital de Armenia) se han caracterizado por la quema de banderas húngaras, aunque las autoridades han hecho un llamamiento para que los manifestantes se abstengan de comportamientos agresivos y para que no identifiquen automáticamente al gobierno con el pueblo húngaro.
Las asociaciones armenias de Hungría (una de las 13 minorías étnicas históricas reconocidas en el país es la armenia, de apenas unos diez mil miembros, bien integrados en la sociedad húngara), y que están representadas por el OÖKÖ (Autogobierno Nacional de la Minoría Armenia - Országos Örmény Kissebségi Önkormányzat) se han quejado de que el gobierno no les ha hecho el menor caso, y de que desde el primer momento avisaron de que el asesino era considerado héroe en su país natal y si era trasladado allí quedaría inmediatamente puesto en libertad (como así ha sido). El vicepresidente del OÖKÖ y director del Centro Cultural Armenio en Budapest, Alex Avanesian ha afirmado en una entrevista a la televisión ATV, que el 20 de agosto intentaron ponerse en contacto directamente con Orbán, sin éxito, y el día después con Tibor Navracsics, ministro de justicia, que simplemente no quiso escucharlos (Fuente: ATV).
El gobierno, para variar, ha reaccionado tarde y mal. Primero ha intentado desentenderse del asunto, afirmando que se ha seguido un procedimiento completamente legal (algo que nadie duda ni ha puesto en cuestión) y rechazando la existencia de un acuerdo secreto entre los dos países. Más tarde, ante la ola de indignación que se ha desatado, han intentado defenderse afirmando que tenían el compromiso del gobierno azerí de que no se iba a amnistiar al preso. Sin embargo las pruebas presentadas no eran nada convincentes (un fax en el que no quedaba claro nada de eso) y además el gobierno azerí se ha apresurado a contestar que nunca ha prometido nada parecido. Ante eso el gobierno húngaro ha expresado un tímido malestar por la actuación del gobierno azerí y se ha lavado las manos en el asunto.
Las declaraciones posteriores del gobierno o de miembros destacados del Fidesz matizan cada vez más la posición de los dirigentes húngaros, pero no dejan de ser sonrojantes, como por ejemplo la de Antal Rogán, destacado político de Budapest, diputado y alcalde del distrito centro de la ciudad, que ha llegado a afirmar que "si alguien se ha equivocado en este conflicto fue el que en el 2004 puso a los soldados armenios y azeríes en un mismo pasillo" (en mi pueblo a esto se le llama echar balones fuera con más cara que espalda) - Fuente: HVG.hu.
El secretario de estado de AA.EE. Zsolt Németh, en cambio, ha llegado a afirmar en una entrevista en la televisión pública húngara que el gobierno tenía muy claro lo que podía pasar y que el acusado podía ser amnistiado por el gobierno azerí, pero que existía un compromiso de la parte azerí para que el asesino cumpliera su condena, y que "no se podía suponer que un país amigo iba a reaccionar de manera tan poco amistosa a un gesto amigo". Además, ha resaltado que la culpa de que los azeríes no compren los bonos del estado la tiene el escándalo que se ha montado en torno a este hecho (una de los rumores que han corrido estos días es que el gobierno azerí se habría comprometido a comprar bonos del tesoro húngaro por valor de 2-3 mil millones de euros, sin embargo, posteriormente la parte azerí ha anunciado que no se prepara para tal operación). Curiosamente también ha destacado el papel fundamental de Azerbaidyán para diversificar las fuentes energéticas de la UE. (Fuente: HVG.hu)
Por último, János Mártonyi, ministro de AA.EE. de Hungría, se ha limitado a lamentar la decisión azerí de dejar en libertad al asesino (Fuente: Oroszvilág).
Lo curioso de estas declaraciones es que en ninguna de ellas el gobierno asume haber cometido un error (ni siquiera por la pasmosa ingenuidad de confiar en la otra parte sin ninguna garantía, en el caso de que se trate solo de eso, algo que no se cree nadie). Tampoco hay ninguna petición de perdón o ningún sentimiento de solidaridad con la parte armenia.
Independientemente de todo esto, que no deja de ser más que la circunstancia externa que rodea al asunto, muchos se hacen la pregunta de qué es lo que hay realmente detrás de todo esto, entre bastidores. Porque el discurso de la ingenuidad no cuela, que estamos en el siglo XXI. ¿Se trata efectivamente de un acuerdo secreto que da algún tipo de ventaja económica a Hungría? Si es así quizás el gobierno azerí le ha tomado bien el pelo al húngaro (o más bien los húngaros se han dejado tomar el pelo), ya que ahora rechaza que vaya a comprar bonos del tesoro. Aunque quizás no se trate de eso, sino de petroleo. La verdad es que no es la primera vez que el gobierno húngaro se desvive por parecer amigo de algunos gobiernos (empezando por el chino, por ejemplo), para luego llevarse la ducha de agua fría cuando después, en el momento de concretar, a las promesas se las ha llevado el viento.
Sin embargo algunos presienten otros hilos y otros intereses de por medio, más allá de si se trata o no de otro paso en la política rusófoba del gobierno de Orbán. En algunos portales de noticias de Rusia (por ejemplo Regnum), se resalta el hecho de siendo Hungría un país de la OTAN, es difícil pensar que el gobierno húngaro haya decidido por sí mismo en un asunto como este. El politólogo azerí Ilgar Mamédov y otros, opinan que los EEUU conocían de antemano las negociaciones y permitieron su conclusión de esta manera. Las expresiones de sorpresa y tímido malestar por la entrega de Safárov a Azerbaidyán, habrían sido, según estos expertos, solo una medida de cara a la galería, para no enemistarse con el influyente lobby armenio de los EEUU. Geidar Dzhemal, director de la Comisión Islámica de Rusia piensa que hay que mirar lo sucedido desde el punto de vista del conflicto entre Rusia y el mundo Occidental en torno a Siria.
Un diario ruso, Nezavisímaya Gazeta (La gaceta independiente), está de acuerdo en que las razones para liberar a Safárov son de peso y no puede tratarse solo de un simple acuerdo económico entre dos partes.
Algunas fuentes hablan de un posible intento de desestabilizar la región del Cáucaso tras el cual estarían otros actores (principalmente los EEUU) y donde Hungría habría sido solo una pieza más que ha cumplido su cometido.
En cualquier caso parece difícil de creer que el gobierno húngaro haya actuado tan ingenuamente como pretende aparentar. Aunque también me parece que se necesita algo más que este asunto para desestabilizar la región (aunque ya de por sí está bastante inestable). Eso sí, al presidente azerí le va a venir de maravilla para las elecciones del próximo año, ya que va a aparecer ante la opinión pública de su país como el artífice de llevar de vuelta al país a Safárov (que representa un pequeño triunfo tras la derrota en la guerra), no le va a hacer falta ni falsificar las elecciones, como hizo para asentarse en el poder. Y mientras, como afirma la revista HVG húngara, Hungría se ha lanzado de cabeza en el avispero del Cáucaso.
Portada del perfil del presidente azerí Ilham Alíev en Facebook, con una foto de Safárov. Fuente: GlobalVoices |
Fuentes (además de las ya mencionadas): ATV, Autogobierno Nacional de la Minoría Armenia, Base de Datos de las Minorías en Hungría, HVG, Index, Origo, Regnum, Wikipedia