Me ha llegado por twitter un artículo titulado "El orbanismo: retroceso en la Hungria post-soviética", publicado en la página El Orden Mundial en el siglo XXI. El autor es Ignacio García de Paso. No estoy nada de acuerdo con las afirmaciones que se hacen en dicho artículo, que, sinceramente, me parece pobre y maniqueo. Más allá de algunos errores, estamos ante un texto que ofrece un punto de vista muy sesgado sobre el orbanismo y la realidad húngara. Además, faltan muchas cosas que ayudan a comprender el porqué se ha llegado a esta situación en la Hungría actual. La introducción histórica aporta algo, pero es más bien pobre y habría estado bien mencionar ciertas cosas relevantes. En cualquier caso, me parece necesario analizarlo y aportar datos no mencionados en él, toda vez que falta en Crónicas Húngaras una entrada general sobre la Hungría posterior a la caída del socialismo. El escrito presente, obviamente, no intenta cumplir ese papel, pero aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid (y el Danubio por Budapest)...
Ya el título deja, en mi opinión, mucho que desear. "Retroceso". Pero retroceso, ¿respecto a qué? Solo puede haber retroceso respecto a una situación determinada, y por lo tanto habría estado bien describir esa situación, al menos someramente. Pero en el artículo no se hace. ¿De verdad está peor Hungría hoy que en el 2010, cuando ganó las elecciones el Fidesz? Ya sé que el artículo en cuestión seguramente no va por ahí, sino más bien por rememorar una época antigua concreta, pero es que de esto también hay que hablar, y además no creo que eso sea culpa del Fidesz, sino que se trata de una tendencia iniciada desde la caída del socialismo y fomentada por los partidos del cambio de régimen y los poderes fácticos. Si echamos una mirada a esa Hungría que recibía el Fidesz, el panorama cambia un poco, no olvidemos que el país estaba sumido en una crisis política y económica brutal, provocada por el gobierno anterior, que además había sido pillado reconociendo (a puerta cerrada) que había mentido a la población y falseado la información sobre el estado de salud de la economía del país, que tuvo que pedir un préstamo al FMI para evitar la quiebra,y con parte de la población en la calle (sí, una minoría radical, vinculada o influida por la extrema derecha, es verdad) deseando asaltar el parlamento, y un largo etcétera. Seguro que hay campos en los que ha habido un retroceso, pero en otros no, por ejemplo en la economía desde luego que no. Recordemos que en el 2009, todavía con gobierno social-liberal (coalición del Partido Socialdemócrata y la Federación de Demócratas Libres), el descenso del PIB fue del 6,3% (fuente). En cambio, en el 2014 el PIB creció el 3,6% (fuente) y de hecho Hungría fue de los países que más creció el año pasado y que más lo está haciendo este dentro de la UE (en el 2015 se supone que crecerá alrededor del 3%, según las últimas revisiones del FMI). Ah, eso sí, pero el artículo habla de crisis económica y enlaza un artículo de El País, en el que si bien se habla de un descenso en el ritmo de crecimiento, se reconoce que la situación ha mejorado en los últimos años y se dan bastantes datos que lo demuestran (descenso del paro, crecimiento económico, reducción del déficit público, etc)... Y por cierto se ha devuelto el préstamo del FMI. Se podría argumentar, y con cierta razón, que los datos macroeconómicos no dicen mucho del nivel de vida real de la gente, pero es que tampoco tenemos un indicador que nos muestre de manera convincente el nivel de vida. Obviamente la vida en Hungría es difícil, no es un país floreciente. Pero eso lleva así muchos años, y desde luego era así desde antes del gobierno de Orbán. En cualquier caso los datos que están a disposición del público no parecen mostrar que el nivel de vida de los húngaros haya empeorado, como parece desprenderse del artículo en cuestión.
Antes de entrar realmente en materia, me gustaría resaltar otra cosa, que dada la orientación ideológica de este blog, me ha llamado la atención. El artículo afirma que Imre Nagy fue "ejecutado por las autoridades soviéticas". Pues no. Fue ejecutado por la autoridades húngaras. La ejecución de Imre Nagy (y otros colaboradores) se decidió en un juicio realizado por el Tribunal Supremo Húngaro (bajo la dirección de Ferenc Vida). János Bogár fue el encargado de realizar la ejecución. Y el comienzo del juicio fue decidido por el Comité Central del Partido Socialista Obrero Húngaro (comunista) el 21 de diciembre de 1957 (fuente). Obviamente se puede argumentar que todos estaban bajo control soviético, pero a decir verdad no parece que los soviéticos tuvieran intención de ejecutar a Nagy, y fue más bien Kádár quien presionó para que esa fuera la condena (véase, por ejemplo, este artículo de Origo).
Una vez aclarado este punto, metámonos en faena. Lo que sigue no es tanto una crítica del artículo en cuestión, sino una descripción de la situación en Hungría desde la caída del socialismo. Ayuda, en mi opinión, a comprender por qué Fidesz es lo que es, y qué ha pasado en Hungría. Naturalmente faltan muchas cosas, habría que profundizar en muchos otros aspectos. Espero alguna vez hacer un artículo en condiciones sobre el cambio de régimen y los años posteriores a la caída del socialismo ... En una segunda parte de esta entrada me centraré más en las afirmaciones del articulo en sí.
El Fidesz (Federación de Jóvenes Demócratas), fundado en 1988, era un sus inicios un partido radical liberal, en la práctica (no de manera oficial) casi las juventudes de la Federación de Demócratas Libres. Era un partido muy activo entre jóvenes y muy contestatario con el poder. A los liberales húngaros se les caía la baba con Orbán, que se destacó, como bien se menciona en el artículo de Ignacio García de Paso, con su discurso en el reentierro de Imre Nagy, en 1989 (se puede ver aquí, claro está, en húngaro). Aclaro que no comparto eso de "posteriormente engrandecido y sobrevalorado por su propia propaganda" (mencionado en el artículo), cualquier liberal húngaro habla bien de ese Orbán y de ese discurso incluso hoy en día. La imagen actual de Fidesz está muy lejos de de ser un partido de jóvenes radicales, no veo que hagan mucha propaganda de estos años, porque no le interesa.
En las primeras elecciones tras la caída del socialismo, celebradas en 1990, triunfó el Foro Demócrata Húngaro, conservador y nacionalista, que gobernó el país en coalición con diversos partidos de derecha y nacionalistas (tenía el 25% de los votos, el 42,5% de escaños). Su gobierno fue un desastre, de hecho fue entonces cuando surgió la nostalgia por el comunismo entre la población. El país estaba hundido en una crisis económica brutal, se produjo un descenso de nivel de vida traumático, creció descontrolado el paro, la mendicidad (de 80 mil parados en 1990 a 406 mil en 1991 o 632 mil en 1993 - fuente) y además hubo numerosos conflictos con los países vecinos (el primer ministro József Antall llegó a decir que en el alma era el primer ministro de 15 millones de húngaros, haciendo referencia a los húngaros de los países de alrededor; es que Hungría tenía unos 10 millones de habitantes por aquel entonces). La época es recordada sobre todo por el caos social, el marasmo económico y por la huelga de transportistas y taxistas para protestar por el aumento espectacular del precio de la gasolina, que puso contra las cuerdas al gobierno.
La catastrófica situación económica y social tuvo su repercusión en las siguientes elecciones, las de 1994. El Partido Socialista aprovechó el desencanto reinante en el país y consiguió la mayoría absoluta, si no en votos, sí en escaños (31,3%-54%). Recordemos que el Partido Socialista era, ni más ni menos, que el heredero directo del Partido Obrero Socialista Húngaro (comunista), que había gobernado el país desde 1956 (o 1948 si contamos también a su antecesor, el Partido de los Trabajadores Húngaros). En el XIV Congreso del POSH, celebrado en 1989, los renovadores tomaron el poder definitivamente y decidieron cambiar el nombre y la ideología del partido, y el POSH se transformó en el Partido Socialista (de tendencia socialdemócrata). Un pequeño grupo de disidentes no aceptó el cambio y crearon el Partido Obrero Húngaro. Resalto el hecho de que en Hungría el heredero legal del POSH es el Partido Socialista, no el Partido Obrero (comunista). Las sedes y el patrimonio del partido se los quedó el Partido Socialista, los otros, los comunistas, empezaron de cero. Vamos, que aunque el socialista era un partido muy cambiado y se declaraba socialdemócrata, para gran parte de la gente "eran los comunistas". Y el que ganaran las elecciones refleja el anhelo de una parte importante de los húngaros de detener de alguna manera la catástrofe en la que se sumía cada vez más el país, de hacer unas reformas, pero manteniendo cierta protección social. Para estabilizar más aún el gobierno y evitar que se les acusara de comunistas, a pesar de no necesitarlo, formaron un gobierno de coalición con los liberales de la Federación de Demócratas Libres (algo natural dado que es la tendencia de la toda la socialdemocracia europea). El SzDSz (siglas en húngaro de este último partido) había sido el segundo más votado, con el 19% de los votos, y tenía el 18% de los escaños. El Foro Demócrata Húngaro, que había gobernado hasta entonces se hundió (12% de votos) y esta tendencia continuaría en las siguientes elecciones, no volvería a levantar cabeza y acabarían disolviéndose en el 2011. Fidesz ya había empezado anteriormente a girar hacia la derecha (su grupo liberal más importante, encabezado por Gábor Fodor, abandonó el partido en 1993 y se unió al SzDSz, aunque todavía entonces, el vicepresidente del partido, Zsolt Németh, reconocía que el aliado natural del Fidesz era el SzDSz), pero los malos resultados en estas elecciones (7,7% de votos, mientras que en 1990 habían conseguido casi el 9%) aceleraron este proceso. De repente Fidesz se encontró con que el liberalismo ya estaba bien representado por el SzDSz y que la derecha conservadora y nacionalista había quedado huérfana de partido, ante la debacle del Foro Demócrata Húngaro; así que las tendencias para evolucionar hacia la derecha se reforzaron. Eso sin contar que Fidesz era visceralmente anticomunista y no podía aceptar una coalición con los ex-comunistas.
Se formó así el gobierno Horn. Como curiosidad, Gyula Horn había sido "comunista" (como casi todos los del Partidos Socialista, claro), y fue el último ministro de exteriores de la República Popular Húngara, ese que abrió la frontera a los ciudadanos de la RDA... Pero los socialistas entregaron a los liberales algunas carteras importantes, interior (para los liberales era muy importante que un ex-comunista no recibiera esta cartera), educación y transporte. Uno de los ministros de finanzas fue un señor llamado Lajos Bokros del partido socialista, aunque muy liberal. Lo menciono porque ha pasado a la historia por el "paquete Bokros", que supuso una reforma radical de la economía húngara. La mayoría de los húngaros, cuando oyen eso de "paquete Bokros", se echan a temblar, tienen unos "maravillosos" recuerdos del periodo de reducción extrema del gasto social.
Las siguientes elecciones tuvieron lugar en 1998. Las ganaron los socialistas (32%) de votos, pero por culpa del enrevesado sistema electoral húngaro, en realidad Fidesz obtuvo más escaños (38% frente al 35% socialista, 28% de votos). Se formó una coalición entre Fidesz, un partido nacionalista-populista de derechas (Pequeños Propietarios) y el Foro Demócrata Húngaro, que por aquel entonces estaba ya en un mísero 3% de votos (pero pudo entrar en el parlamento por un ventajoso acuerdo con Fidesz). Fidesz ya era un partido plenamente conservador. Nadie en Hungria pone (ni ponía) en cuestión los logros de este periodo. Por primera vez la economía creció con fuerza y volvió a subir el nivel de vida después de tantos años a la baja. Claro, todos lo explican a su manera. Para los políticos socialistas y liberales fue el programa Bokros el que sentó la base del crecimiento de esta época, pero por ejemplo Zsigmond Járai, ministro de finanzas del primer gobierno de Orbán pensaba que aunque el paquete Bokros había solucionado un problema temporal, a la larga había causado daños irreparables a la economía y la sociedad húngara (fuente); en cualquier caso, nadie niega que las cosas mejoraran durante el gobierno de Fidesz. Por aquel entonces estuve ya viviendo en Hungría, así que lo que cuento es también experiencia personal.
Las siguientes elecciones (2002) se celebraron en un ambiente muy enrarecido. Fidesz fue consciente de que los votos del centro y centro-derecha no serían bastantes para mantener el poder, así que realizó una maniobra peligrosa, girar más aún hacia la derecha para quitarle votos al nacionalismo y a la extrema derecha (esto fue especialmente visible en la segunda vuelta de las elecciones, cuando se vio que los resultados iban a ser muy ajustados). El caso es que se produjo una fuerte polarización de la sociedad húngara, que se volvió muy bipartidista. Pero la jugada no le salió del todo bien al Fidesz. Perdió por poco las elecciones (41% de votos frente a 42% de los socialistas), en realidad, dadas las peculiaridades del complicadísimo sistema electoral húngaro tenía más escaños en el parlamento (49% frente al 46%), pero le había quitado votos a los partidos con los que podría haber formado coalición, así que estaba solo. Los otros dos partidos con representación parlamentaria eran los socialistas y el SzDSz, así que por los pelos, pero de nuevo se formó un gobierno social-liberal. Como corolario de la jugada del Fidesz la extrema derecha desapareció del parlamento. Cuando renazca, lo hará después de un cambio radical, pero esa es otra historia.
Los años de gobierno social-liberal se extendieron dos legislaturas ya que socialistas y liberales ganaron también las elecciones del 2006, aunque los resultados fueron muy estrechos. Justo el día después de las elecciones del 2006 se producía el día fatídico para el gobierno húngaro y que ha marcado el devenir de los años posteriores. El 26 de mayo del 2006 en una reunión cerrada ante diputados socialistas, Ferenc Gyurcsány, el nuevo primer ministro húngaro, dirigente del Partido Socialista, pronunciaba el que se ha dado en llamar discurso de Őszödi (por el lugar dónde se pronunció). Gyurcsány reconocía, en un lenguaje malsonante y casi diría barriobajero ("la hemos jodido", "este puto país", literal) que los últimos tiempos no habían hecho más que mentir sobre la situación económica del país y que esta era mucho más grave de lo que todos suponían. Őszödi era el intento de explicarles a los dirigentes socialistas la necesidad de realizar una política completamente diferente de la seguida hasta entonces (y ojo: de la que habían prometido hasta el día anterior durante la campaña electoral, de hecho reconocía abiertamente que habían tenido que mentir para ganar las elecciones). En realidad el país estaba al borde de la quiebra y se sostenía "por la divina providencia". El discurso fue a puerta cerrada, pero alguien (todavía no se sabe quién, hay todo tipo de teorías, incluso que fue el propio Gyurcsány) hizo una grabación y varios meses después, el 17 de septiembre, salió a la luz. Las palabras del primer ministro se extendieron como la pólvora por todo el país y produjeron una ola de indignación desconocida en los últimos años. Ese mismo día se sucedieron manifestaciones por toda la geografía húngara en contra del nuevo gobierno y se fueron repitiendo los siguientes días y semanas en espera de su dimisión. El 18 de septiembre tuvieron lugar graves incidentes cuando los manifestantes asaltaron el edificio de la televisión pública, luego se dirigieron al parlamento, ante una policía desconcertada e incapaz de responder, la violencia y la tensión continuaron los días siguientes; es bastante probable que la extrema derecha estuviera detrás de los altercados. Las escenas de los sucesos de Budapest recorrieron el mundo, por ejemplo las imágenes del tanque expuesto en una de las plazas centrales de Budapest, que alguien puso en marcha y lanzó contra la policía. Y por cierto, para entonces esta ya estaba más preparada y respondió con dureza ante los manifestantes, tal y como suele pasar en cualquier país occidental. El Fidesz, que no estaba realmente detrás de las protestas callejeras, pero era uno de los principales beneficiados, puso el grito en el cielo por la violencia policial, y no dejó un momento de exigir la dimisión del gobierno. Después de los graves incidentes del 23 de octubre, la oleada de manifestaciones fue perdiendo intensidad aunque el descontento no se calmó ni un ápice. Sin embargo fue otro conflicto el que acabó con el gobierno de Gyurcsány. Entre las medidas liberales que se habían tomado estaba hacer de pago la sanidad (lo impulsó el SzDSz, y de hecho la ministra de sanidad era de este partido). Fidesz inició una campaña de firmas para forzar al gobierno a realizar un referéndum sobre la cuestión. Se consiguió reunir las firmas necesarias y en el 2008 se celebró la consulta, que acabó con el triunfo de las propuestas de la oposición (que eran borrar todas las medidas de pago aprobadas por el gobierno: pago diario de hospital, cargo por visita al médico y el pago de tasas en centros de enseñanza). Las tres tasas fueron rechazadas por alrededor del 80% de los votantes (con una participación del 50%, lo que supuso que el referéndum fuera válido- ya se escribió en su día en Crónicas Húngaras sobre este tema: 1, 2). A consecuencia del fracaso, los socialistas retiraron a la ministra de sanidad y el SzDSz cumplió las amenazas de abandonar el gobierno, que ya de por sí estaba tremendamente desacreditado. Mientras, la economía entraba en crisis y la deuda externa subía, la inflación se disparó a un 8% y los sueldos reales cayeron (en el 2007 más de un 5%). El estallido de la crisis mundial en el 2008 no hizo más que echar leña al fuego, la economía húngara cayó en picado y hubo que pedir un préstamo a la UE y al Fondo Monetario Internacional. El gobierno Gyurcsány- ahora en minoría tras la salida del SzDSz- no pudo aguantar la presión, tampoco pareció que pusieran mucho empeño en hacerlo. Durante varios meses se sucedió el esperpento de buscar nuevo primer ministro, nadie quería comerse el marrón de dirigir el país en esas condiciones durante dos años hasta las nuevas elecciones, en las que era más que evidente que Fidesz iba a arrasar. Finalmente se formó el gobierno de Gordon Bajnai, que incluía sobre todo a independientes y unos pocos socialistas, una suerte de gobierno de expertos para evitar que el país acabara hundiéndose todavía más.
En el 2010 tuvieron lugar de nuevo elecciones y pasó lo que nadie dudaba que iba a pasar, que Fidesz ganaría de calle, casi el 54% de los votos y 68% de los escaños, que le permitirían tener los 2/3 del parlamento necesario para cambiar la Constitución (análisis de las elecciones en Crónicas húngaras:1,2,). Obviamente los participantes en los gobiernos anteriores se hundieron. Apenas sobrevivó el Partido Socialista, muy debilitado, con el 21% de los votos (y solo el 15% de los escaños). Resurgió la extrema derecha, ahora con una nueva cara, Jobbik, que alcanzó el 16% de los votos. Las elecciones fueron todo un terremoto político que se llevó por delante la mayoría de los partidos que hicieron el cambio de régimen (Fidesz no pertenece a ese grupo, los socialistas sí y son el único que ha sobrevivido, los otros dos partidos del parlamento eran relativamente recientes). Ex-dirigentes socialistas hicieron las maletas y formaron partidos nuevos, el caso más a resaltar es, claro está, el de Gyurcsány que tiene la curiosa facultad de dejar tocados o hundidos a los partidos por los que pasa. Recordemos que fue el último dirigente de las Juventudes Comunistas, y él fue el que firmó la disolución de dicha organización. Con el Partido Socialista casi lo hace. Ahora tiene su propio partido, Coalición Democrática.
Con la mayoría tan grande en el parlamento, Fidesz podía hacer lo que quería en el país, podía moldearlo a su imagen y semejanza. Sin embargo la situación económica era gravísima y los primeros años del gobierno Fidesz no es que mejorara mucho la cosa. Pero la oposición social-liberal estaba muy desacreditada y los intentos de formar una unidad (la mal llamada "unidad de la izquierda") no parecieron entusiasmar a muchos.
Las siguientes elecciones, del 2014 las volvió a ganar el Fidesz, con el 44% de los votos y el 67% de los escaños (análisis de Crónicas húngaras sobre las elecciones: 1,2). Por el camino, en esta legislatura acabaría por perder los 2/3 del parlamento, pero ya no es una cuestión importante, dado que todo para lo que necesitaban ese apoyo, ya lo hicieron cuando dispusieron de esa mayoría. Una coalición de última hora de socialistas, el partido de Gyurcsány y otros consiguió el 26% y la extrema derecha, Jobbik se quedó en el 21%. Y el LMP, un partido ecologista y de izquierdas, volvió a entrar en el parlamento.
Aunque durante la actual legislatura ha habido numerosos escándalos y problemas, y se ha sucedido un periodo en el que el apoyo a Fidesz ha ido bajando, no es la oposición social-liberal la beneficiada, sino principalmente la extrema derecha, Jobbik, que a estas alturas, según las encuestas, es el segundo partido más importante del país (y el primero entre los jóvenes universitarios - en este espectro de población Fidesz ni siquiera es el segundo partido preferido, sino el tercero, detrás del LMP). Sin embargo, la gestión de Orbán del conflicto de los refugiados es valorada positivamente por los húngaros, y el apoyo a su partido ha subido en los últimos meses, recuperando gran parte de lo perdido e incluso deteniendo el ascenso de Jobbik.
Bien, con esta entrada creo que queda más o menos clara la evolución de la política húngara desde la caída del régimen socialista. El cambio en el Fidesz me parece una consecuencia relativamente lógica de los procesos que han tenido y tienen lugar en Hungría, al igual que el fracaso de la oposición social-liberal. En la siguiente parte me centraré más en los argumentos usados en el artículo mencionado al comienzo.
Ya el título deja, en mi opinión, mucho que desear. "Retroceso". Pero retroceso, ¿respecto a qué? Solo puede haber retroceso respecto a una situación determinada, y por lo tanto habría estado bien describir esa situación, al menos someramente. Pero en el artículo no se hace. ¿De verdad está peor Hungría hoy que en el 2010, cuando ganó las elecciones el Fidesz? Ya sé que el artículo en cuestión seguramente no va por ahí, sino más bien por rememorar una época antigua concreta, pero es que de esto también hay que hablar, y además no creo que eso sea culpa del Fidesz, sino que se trata de una tendencia iniciada desde la caída del socialismo y fomentada por los partidos del cambio de régimen y los poderes fácticos. Si echamos una mirada a esa Hungría que recibía el Fidesz, el panorama cambia un poco, no olvidemos que el país estaba sumido en una crisis política y económica brutal, provocada por el gobierno anterior, que además había sido pillado reconociendo (a puerta cerrada) que había mentido a la población y falseado la información sobre el estado de salud de la economía del país, que tuvo que pedir un préstamo al FMI para evitar la quiebra,y con parte de la población en la calle (sí, una minoría radical, vinculada o influida por la extrema derecha, es verdad) deseando asaltar el parlamento, y un largo etcétera. Seguro que hay campos en los que ha habido un retroceso, pero en otros no, por ejemplo en la economía desde luego que no. Recordemos que en el 2009, todavía con gobierno social-liberal (coalición del Partido Socialdemócrata y la Federación de Demócratas Libres), el descenso del PIB fue del 6,3% (fuente). En cambio, en el 2014 el PIB creció el 3,6% (fuente) y de hecho Hungría fue de los países que más creció el año pasado y que más lo está haciendo este dentro de la UE (en el 2015 se supone que crecerá alrededor del 3%, según las últimas revisiones del FMI). Ah, eso sí, pero el artículo habla de crisis económica y enlaza un artículo de El País, en el que si bien se habla de un descenso en el ritmo de crecimiento, se reconoce que la situación ha mejorado en los últimos años y se dan bastantes datos que lo demuestran (descenso del paro, crecimiento económico, reducción del déficit público, etc)... Y por cierto se ha devuelto el préstamo del FMI. Se podría argumentar, y con cierta razón, que los datos macroeconómicos no dicen mucho del nivel de vida real de la gente, pero es que tampoco tenemos un indicador que nos muestre de manera convincente el nivel de vida. Obviamente la vida en Hungría es difícil, no es un país floreciente. Pero eso lleva así muchos años, y desde luego era así desde antes del gobierno de Orbán. En cualquier caso los datos que están a disposición del público no parecen mostrar que el nivel de vida de los húngaros haya empeorado, como parece desprenderse del artículo en cuestión.
Crecimiento económico de Hungría desde la caída del socialismo hasta el 2014. Elaboración propia a partir de los dato de la Oficina Estadística Húngara. |
Antes de entrar realmente en materia, me gustaría resaltar otra cosa, que dada la orientación ideológica de este blog, me ha llamado la atención. El artículo afirma que Imre Nagy fue "ejecutado por las autoridades soviéticas". Pues no. Fue ejecutado por la autoridades húngaras. La ejecución de Imre Nagy (y otros colaboradores) se decidió en un juicio realizado por el Tribunal Supremo Húngaro (bajo la dirección de Ferenc Vida). János Bogár fue el encargado de realizar la ejecución. Y el comienzo del juicio fue decidido por el Comité Central del Partido Socialista Obrero Húngaro (comunista) el 21 de diciembre de 1957 (fuente). Obviamente se puede argumentar que todos estaban bajo control soviético, pero a decir verdad no parece que los soviéticos tuvieran intención de ejecutar a Nagy, y fue más bien Kádár quien presionó para que esa fuera la condena (véase, por ejemplo, este artículo de Origo).
Imre Nagy, durante su juicio. Fuente: index. |
Una vez aclarado este punto, metámonos en faena. Lo que sigue no es tanto una crítica del artículo en cuestión, sino una descripción de la situación en Hungría desde la caída del socialismo. Ayuda, en mi opinión, a comprender por qué Fidesz es lo que es, y qué ha pasado en Hungría. Naturalmente faltan muchas cosas, habría que profundizar en muchos otros aspectos. Espero alguna vez hacer un artículo en condiciones sobre el cambio de régimen y los años posteriores a la caída del socialismo ... En una segunda parte de esta entrada me centraré más en las afirmaciones del articulo en sí.
El Fidesz (Federación de Jóvenes Demócratas), fundado en 1988, era un sus inicios un partido radical liberal, en la práctica (no de manera oficial) casi las juventudes de la Federación de Demócratas Libres. Era un partido muy activo entre jóvenes y muy contestatario con el poder. A los liberales húngaros se les caía la baba con Orbán, que se destacó, como bien se menciona en el artículo de Ignacio García de Paso, con su discurso en el reentierro de Imre Nagy, en 1989 (se puede ver aquí, claro está, en húngaro). Aclaro que no comparto eso de "posteriormente engrandecido y sobrevalorado por su propia propaganda" (mencionado en el artículo), cualquier liberal húngaro habla bien de ese Orbán y de ese discurso incluso hoy en día. La imagen actual de Fidesz está muy lejos de de ser un partido de jóvenes radicales, no veo que hagan mucha propaganda de estos años, porque no le interesa.
Cartel del Fidesz para las elecciones de 1990. "Elija". Fuente: Kreatív |
En las primeras elecciones tras la caída del socialismo, celebradas en 1990, triunfó el Foro Demócrata Húngaro, conservador y nacionalista, que gobernó el país en coalición con diversos partidos de derecha y nacionalistas (tenía el 25% de los votos, el 42,5% de escaños). Su gobierno fue un desastre, de hecho fue entonces cuando surgió la nostalgia por el comunismo entre la población. El país estaba hundido en una crisis económica brutal, se produjo un descenso de nivel de vida traumático, creció descontrolado el paro, la mendicidad (de 80 mil parados en 1990 a 406 mil en 1991 o 632 mil en 1993 - fuente) y además hubo numerosos conflictos con los países vecinos (el primer ministro József Antall llegó a decir que en el alma era el primer ministro de 15 millones de húngaros, haciendo referencia a los húngaros de los países de alrededor; es que Hungría tenía unos 10 millones de habitantes por aquel entonces). La época es recordada sobre todo por el caos social, el marasmo económico y por la huelga de transportistas y taxistas para protestar por el aumento espectacular del precio de la gasolina, que puso contra las cuerdas al gobierno.
Evolución del PIB húngaro desde 1960. Elaboración propia a partir de los datos de la Oficina Estadística Húngara. |
La catastrófica situación económica y social tuvo su repercusión en las siguientes elecciones, las de 1994. El Partido Socialista aprovechó el desencanto reinante en el país y consiguió la mayoría absoluta, si no en votos, sí en escaños (31,3%-54%). Recordemos que el Partido Socialista era, ni más ni menos, que el heredero directo del Partido Obrero Socialista Húngaro (comunista), que había gobernado el país desde 1956 (o 1948 si contamos también a su antecesor, el Partido de los Trabajadores Húngaros). En el XIV Congreso del POSH, celebrado en 1989, los renovadores tomaron el poder definitivamente y decidieron cambiar el nombre y la ideología del partido, y el POSH se transformó en el Partido Socialista (de tendencia socialdemócrata). Un pequeño grupo de disidentes no aceptó el cambio y crearon el Partido Obrero Húngaro. Resalto el hecho de que en Hungría el heredero legal del POSH es el Partido Socialista, no el Partido Obrero (comunista). Las sedes y el patrimonio del partido se los quedó el Partido Socialista, los otros, los comunistas, empezaron de cero. Vamos, que aunque el socialista era un partido muy cambiado y se declaraba socialdemócrata, para gran parte de la gente "eran los comunistas". Y el que ganaran las elecciones refleja el anhelo de una parte importante de los húngaros de detener de alguna manera la catástrofe en la que se sumía cada vez más el país, de hacer unas reformas, pero manteniendo cierta protección social. Para estabilizar más aún el gobierno y evitar que se les acusara de comunistas, a pesar de no necesitarlo, formaron un gobierno de coalición con los liberales de la Federación de Demócratas Libres (algo natural dado que es la tendencia de la toda la socialdemocracia europea). El SzDSz (siglas en húngaro de este último partido) había sido el segundo más votado, con el 19% de los votos, y tenía el 18% de los escaños. El Foro Demócrata Húngaro, que había gobernado hasta entonces se hundió (12% de votos) y esta tendencia continuaría en las siguientes elecciones, no volvería a levantar cabeza y acabarían disolviéndose en el 2011. Fidesz ya había empezado anteriormente a girar hacia la derecha (su grupo liberal más importante, encabezado por Gábor Fodor, abandonó el partido en 1993 y se unió al SzDSz, aunque todavía entonces, el vicepresidente del partido, Zsolt Németh, reconocía que el aliado natural del Fidesz era el SzDSz), pero los malos resultados en estas elecciones (7,7% de votos, mientras que en 1990 habían conseguido casi el 9%) aceleraron este proceso. De repente Fidesz se encontró con que el liberalismo ya estaba bien representado por el SzDSz y que la derecha conservadora y nacionalista había quedado huérfana de partido, ante la debacle del Foro Demócrata Húngaro; así que las tendencias para evolucionar hacia la derecha se reforzaron. Eso sin contar que Fidesz era visceralmente anticomunista y no podía aceptar una coalición con los ex-comunistas.
Se formó así el gobierno Horn. Como curiosidad, Gyula Horn había sido "comunista" (como casi todos los del Partidos Socialista, claro), y fue el último ministro de exteriores de la República Popular Húngara, ese que abrió la frontera a los ciudadanos de la RDA... Pero los socialistas entregaron a los liberales algunas carteras importantes, interior (para los liberales era muy importante que un ex-comunista no recibiera esta cartera), educación y transporte. Uno de los ministros de finanzas fue un señor llamado Lajos Bokros del partido socialista, aunque muy liberal. Lo menciono porque ha pasado a la historia por el "paquete Bokros", que supuso una reforma radical de la economía húngara. La mayoría de los húngaros, cuando oyen eso de "paquete Bokros", se echan a temblar, tienen unos "maravillosos" recuerdos del periodo de reducción extrema del gasto social.
Crecimiento del consumo de unidades familiares respecto al año precedente desde 1996 hasta el 2012. Fuente: mfor.hu |
Las siguientes elecciones tuvieron lugar en 1998. Las ganaron los socialistas (32%) de votos, pero por culpa del enrevesado sistema electoral húngaro, en realidad Fidesz obtuvo más escaños (38% frente al 35% socialista, 28% de votos). Se formó una coalición entre Fidesz, un partido nacionalista-populista de derechas (Pequeños Propietarios) y el Foro Demócrata Húngaro, que por aquel entonces estaba ya en un mísero 3% de votos (pero pudo entrar en el parlamento por un ventajoso acuerdo con Fidesz). Fidesz ya era un partido plenamente conservador. Nadie en Hungria pone (ni ponía) en cuestión los logros de este periodo. Por primera vez la economía creció con fuerza y volvió a subir el nivel de vida después de tantos años a la baja. Claro, todos lo explican a su manera. Para los políticos socialistas y liberales fue el programa Bokros el que sentó la base del crecimiento de esta época, pero por ejemplo Zsigmond Járai, ministro de finanzas del primer gobierno de Orbán pensaba que aunque el paquete Bokros había solucionado un problema temporal, a la larga había causado daños irreparables a la economía y la sociedad húngara (fuente); en cualquier caso, nadie niega que las cosas mejoraran durante el gobierno de Fidesz. Por aquel entonces estuve ya viviendo en Hungría, así que lo que cuento es también experiencia personal.
Las siguientes elecciones (2002) se celebraron en un ambiente muy enrarecido. Fidesz fue consciente de que los votos del centro y centro-derecha no serían bastantes para mantener el poder, así que realizó una maniobra peligrosa, girar más aún hacia la derecha para quitarle votos al nacionalismo y a la extrema derecha (esto fue especialmente visible en la segunda vuelta de las elecciones, cuando se vio que los resultados iban a ser muy ajustados). El caso es que se produjo una fuerte polarización de la sociedad húngara, que se volvió muy bipartidista. Pero la jugada no le salió del todo bien al Fidesz. Perdió por poco las elecciones (41% de votos frente a 42% de los socialistas), en realidad, dadas las peculiaridades del complicadísimo sistema electoral húngaro tenía más escaños en el parlamento (49% frente al 46%), pero le había quitado votos a los partidos con los que podría haber formado coalición, así que estaba solo. Los otros dos partidos con representación parlamentaria eran los socialistas y el SzDSz, así que por los pelos, pero de nuevo se formó un gobierno social-liberal. Como corolario de la jugada del Fidesz la extrema derecha desapareció del parlamento. Cuando renazca, lo hará después de un cambio radical, pero esa es otra historia.
Budapest, 2006. Campo de batalla. Fuente: NOL |
Los años de gobierno social-liberal se extendieron dos legislaturas ya que socialistas y liberales ganaron también las elecciones del 2006, aunque los resultados fueron muy estrechos. Justo el día después de las elecciones del 2006 se producía el día fatídico para el gobierno húngaro y que ha marcado el devenir de los años posteriores. El 26 de mayo del 2006 en una reunión cerrada ante diputados socialistas, Ferenc Gyurcsány, el nuevo primer ministro húngaro, dirigente del Partido Socialista, pronunciaba el que se ha dado en llamar discurso de Őszödi (por el lugar dónde se pronunció). Gyurcsány reconocía, en un lenguaje malsonante y casi diría barriobajero ("la hemos jodido", "este puto país", literal) que los últimos tiempos no habían hecho más que mentir sobre la situación económica del país y que esta era mucho más grave de lo que todos suponían. Őszödi era el intento de explicarles a los dirigentes socialistas la necesidad de realizar una política completamente diferente de la seguida hasta entonces (y ojo: de la que habían prometido hasta el día anterior durante la campaña electoral, de hecho reconocía abiertamente que habían tenido que mentir para ganar las elecciones). En realidad el país estaba al borde de la quiebra y se sostenía "por la divina providencia". El discurso fue a puerta cerrada, pero alguien (todavía no se sabe quién, hay todo tipo de teorías, incluso que fue el propio Gyurcsány) hizo una grabación y varios meses después, el 17 de septiembre, salió a la luz. Las palabras del primer ministro se extendieron como la pólvora por todo el país y produjeron una ola de indignación desconocida en los últimos años. Ese mismo día se sucedieron manifestaciones por toda la geografía húngara en contra del nuevo gobierno y se fueron repitiendo los siguientes días y semanas en espera de su dimisión. El 18 de septiembre tuvieron lugar graves incidentes cuando los manifestantes asaltaron el edificio de la televisión pública, luego se dirigieron al parlamento, ante una policía desconcertada e incapaz de responder, la violencia y la tensión continuaron los días siguientes; es bastante probable que la extrema derecha estuviera detrás de los altercados. Las escenas de los sucesos de Budapest recorrieron el mundo, por ejemplo las imágenes del tanque expuesto en una de las plazas centrales de Budapest, que alguien puso en marcha y lanzó contra la policía. Y por cierto, para entonces esta ya estaba más preparada y respondió con dureza ante los manifestantes, tal y como suele pasar en cualquier país occidental. El Fidesz, que no estaba realmente detrás de las protestas callejeras, pero era uno de los principales beneficiados, puso el grito en el cielo por la violencia policial, y no dejó un momento de exigir la dimisión del gobierno. Después de los graves incidentes del 23 de octubre, la oleada de manifestaciones fue perdiendo intensidad aunque el descontento no se calmó ni un ápice. Sin embargo fue otro conflicto el que acabó con el gobierno de Gyurcsány. Entre las medidas liberales que se habían tomado estaba hacer de pago la sanidad (lo impulsó el SzDSz, y de hecho la ministra de sanidad era de este partido). Fidesz inició una campaña de firmas para forzar al gobierno a realizar un referéndum sobre la cuestión. Se consiguió reunir las firmas necesarias y en el 2008 se celebró la consulta, que acabó con el triunfo de las propuestas de la oposición (que eran borrar todas las medidas de pago aprobadas por el gobierno: pago diario de hospital, cargo por visita al médico y el pago de tasas en centros de enseñanza). Las tres tasas fueron rechazadas por alrededor del 80% de los votantes (con una participación del 50%, lo que supuso que el referéndum fuera válido- ya se escribió en su día en Crónicas Húngaras sobre este tema: 1, 2). A consecuencia del fracaso, los socialistas retiraron a la ministra de sanidad y el SzDSz cumplió las amenazas de abandonar el gobierno, que ya de por sí estaba tremendamente desacreditado. Mientras, la economía entraba en crisis y la deuda externa subía, la inflación se disparó a un 8% y los sueldos reales cayeron (en el 2007 más de un 5%). El estallido de la crisis mundial en el 2008 no hizo más que echar leña al fuego, la economía húngara cayó en picado y hubo que pedir un préstamo a la UE y al Fondo Monetario Internacional. El gobierno Gyurcsány- ahora en minoría tras la salida del SzDSz- no pudo aguantar la presión, tampoco pareció que pusieran mucho empeño en hacerlo. Durante varios meses se sucedió el esperpento de buscar nuevo primer ministro, nadie quería comerse el marrón de dirigir el país en esas condiciones durante dos años hasta las nuevas elecciones, en las que era más que evidente que Fidesz iba a arrasar. Finalmente se formó el gobierno de Gordon Bajnai, que incluía sobre todo a independientes y unos pocos socialistas, una suerte de gobierno de expertos para evitar que el país acabara hundiéndose todavía más.
Cartel del SzDSz para el referéndum. "!Referéndum sobre el socialismo!. Gracias, no". Durante toda la campaña, los social-liberales se empeñaron a acusar al Fidesz de comunista. Fuente: Wikipedia. |
En el 2010 tuvieron lugar de nuevo elecciones y pasó lo que nadie dudaba que iba a pasar, que Fidesz ganaría de calle, casi el 54% de los votos y 68% de los escaños, que le permitirían tener los 2/3 del parlamento necesario para cambiar la Constitución (análisis de las elecciones en Crónicas húngaras:1,2,). Obviamente los participantes en los gobiernos anteriores se hundieron. Apenas sobrevivó el Partido Socialista, muy debilitado, con el 21% de los votos (y solo el 15% de los escaños). Resurgió la extrema derecha, ahora con una nueva cara, Jobbik, que alcanzó el 16% de los votos. Las elecciones fueron todo un terremoto político que se llevó por delante la mayoría de los partidos que hicieron el cambio de régimen (Fidesz no pertenece a ese grupo, los socialistas sí y son el único que ha sobrevivido, los otros dos partidos del parlamento eran relativamente recientes). Ex-dirigentes socialistas hicieron las maletas y formaron partidos nuevos, el caso más a resaltar es, claro está, el de Gyurcsány que tiene la curiosa facultad de dejar tocados o hundidos a los partidos por los que pasa. Recordemos que fue el último dirigente de las Juventudes Comunistas, y él fue el que firmó la disolución de dicha organización. Con el Partido Socialista casi lo hace. Ahora tiene su propio partido, Coalición Democrática.
Con la mayoría tan grande en el parlamento, Fidesz podía hacer lo que quería en el país, podía moldearlo a su imagen y semejanza. Sin embargo la situación económica era gravísima y los primeros años del gobierno Fidesz no es que mejorara mucho la cosa. Pero la oposición social-liberal estaba muy desacreditada y los intentos de formar una unidad (la mal llamada "unidad de la izquierda") no parecieron entusiasmar a muchos.
Antidisturbios cortando la calle frente a la radio, durante los incidentes del 2006. Fuente: Wikipedia. |
Las siguientes elecciones, del 2014 las volvió a ganar el Fidesz, con el 44% de los votos y el 67% de los escaños (análisis de Crónicas húngaras sobre las elecciones: 1,2). Por el camino, en esta legislatura acabaría por perder los 2/3 del parlamento, pero ya no es una cuestión importante, dado que todo para lo que necesitaban ese apoyo, ya lo hicieron cuando dispusieron de esa mayoría. Una coalición de última hora de socialistas, el partido de Gyurcsány y otros consiguió el 26% y la extrema derecha, Jobbik se quedó en el 21%. Y el LMP, un partido ecologista y de izquierdas, volvió a entrar en el parlamento.
Aunque durante la actual legislatura ha habido numerosos escándalos y problemas, y se ha sucedido un periodo en el que el apoyo a Fidesz ha ido bajando, no es la oposición social-liberal la beneficiada, sino principalmente la extrema derecha, Jobbik, que a estas alturas, según las encuestas, es el segundo partido más importante del país (y el primero entre los jóvenes universitarios - en este espectro de población Fidesz ni siquiera es el segundo partido preferido, sino el tercero, detrás del LMP). Sin embargo, la gestión de Orbán del conflicto de los refugiados es valorada positivamente por los húngaros, y el apoyo a su partido ha subido en los últimos meses, recuperando gran parte de lo perdido e incluso deteniendo el ascenso de Jobbik.
Bien, con esta entrada creo que queda más o menos clara la evolución de la política húngara desde la caída del régimen socialista. El cambio en el Fidesz me parece una consecuencia relativamente lógica de los procesos que han tenido y tienen lugar en Hungría, al igual que el fracaso de la oposición social-liberal. En la siguiente parte me centraré más en los argumentos usados en el artículo mencionado al comienzo.
6 comentarios:
Hola jozko! Pues si, el articulo que mencionas es basicamente una repeticion de lo que se suele publicar en la mass media. Pensaba que era otra vulgar manipulacion hasta que vi al autor, un chavalin de 24 años y carrera recien terminada con un erasmus en budapest (en el que seguramente estudio a fondo la politica e historia hungaras, como hace todo erasmus en Hungria). Ademas veo que sus fuentes son el hungarian spectrum (soros). Asi que me temo que como bien dices hay una profunda ignorancia detras del articulo.
Un saludo! Espero la 2 parte! :)
Hola, Ekamagyar!!!
Pues escribí tan rápido el artículo que no me di cuenta de esos detalles que mencionas. Pero sí, toda la razón.
Un saludo!!
Gran artículo, brillante, muy resumido y a la concreto sin rodeos innecesarios!! Lo que mas me fascina de la transición en cualquier país del este es que todos los exdirigentes comunistas son el mayor cáncer liberal y corrupto que se haya visto sobre el planeta. No sé... creo habría que estudiar todo el proceso con lupa desde finales de los 70, haciendo un seguimiento a individuos como Yeltsin, Basescu o como el premier Gyurcsány al que citas en tu articulo. Creo los dirigentes de los países de socialismo real eran en su inmensa mayoría unos cuadros dirigentes muy capacitados pero con una moralidad y unos principios nulos, y si mi apuras peores que los de los miembros de partidos tradicionales de derechas. Bueno lo dicho, digno de estudio, porque no son pocos los personajillos ni pocas su proezas ultraliberales y corruptas, cuando antaño eran los primeros en alzar la bandera roja del proletariado.
Interesante articulo gracias Jozko,depues de lo comentado por Ekamagyar no hace falta explicación de porque se escribió así el articulo que comentas.La verdad que los peores corruptos suelen salir de partidos ex-comunistas,supongo que deben ser personajes que su modus vivendi es la política ,para poder seguir subsistiendo aunque cambie el regimen.
Un saludo.
Fué efectivamente JANOS KADAR el que hizo lo posible en esa condena a muerte ,tienes toda la razón.
Estimado. Soy Raul de Argentina. Hasta el 2019 estuve en contacto con Crónicas Húngaras (Ud.?) por problemas de salud no nos reencontramos más por twitter. Espero sea ud. mismo y que se encuentre bien de salud. Un camarada de cerca el Fin del Mundo.
Con frecuencia cambio mi avatar
@rodriguezraoul3
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Cordoba; ArgentinaSe unió en octubre de 2015
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