martes, 16 de junio de 2020

El parlamento húngaro aprueba el final del estado de alerta

Hoy martes el parlamento húngaro ha aprobado por unanimidad (no ha habido ni votos en contra ni abstenciones) el final del estado de alerta en el país. La propuesta será elevada ahora al gobierno, que como seguramente sabéis, a consecuencia del estado de alerta gobierna por decreto, que será quien decida sobre la cuestión; aunque teniendo en cuenta que ha sido el propio gobierno el que ha propuesto la medida, no hay duda de que será aceptada (previsiblemente el 20 de junio).  

Rueda de prensa de Viktor Orbán con el grupo operativo para la defensa frente a la pandemia. Budapest, 5 de marzo del 2020. Fuente: index

Con este paso, por supuesto desde el momento en el que entre definitivamente en vigor la medida, se cancelarán los poderes especiales que se había otorgado a sí mismo el gobierno para el periodo de crisis.  Esta ha sido la medida más polémica, con mucho, que ha tomado el gobierno húngaro estos meses, y ha levantado indignación internacional (de los de siempre, la UE y los EEUU), ya que no solo le permitía al gobierno de Fidesz gobernar por decreto sin consultar al parlamento, sino que dejaba únicamente en manos del gobierno la decisión de cuándo habría que suprimir el estado de alerta. 

Comenté en tuiter en su día (aunque ya no se puede ver, porque cuando abandoné tuiter se borraron mis mensajes) que la polémica me parecía exagerada y que se estaban contando muchas tonterías al respecto, como que se habían anulado las elecciones y Hungría se había convertido de facto en una dictadura. Lo dije en su momento (no me importa repetirme, dado que mis tuits se han borrado): en Hungría no se ha suprimido ni aplazado ningún proceso electoral de importancia, más que nada porque el 2020 no es un año electoral (lo fueron el 2018 y el 2019), solo han sido aplazados algunos pequeños procesos electorales locales de carácter extraordinario para sustituir a algún diputado o concejal retirado. Por cierto, sí ha habido países donde se anularon o aplazaron procesos electorales de importancia, p.ej. las presidenciales en Polonia o parlamentarias en Serbia, pero cualquiera con dos dedos de frente entiende que en las circunstancias del confinamiento era imposible realizar un proceso electoral mínimo. 

También comenté que en mi opinión esta cuestión era básicamente una trampa que  había tendido el gobierno a la oposición parlamentaria. Y esta, que va como pollo sin cabeza, ha caído en ella de manera lamentable. Tal vez lo que debería haber hecho la oposición es apoyar los poderes especiales (lo dije en su momento). Entiendo que eso podría haber sido polémico para muchos votantes de la oposición, pero habría desarmado a Fidesz y habría evitado que pudiera usar el argumento de la poca colaboración de la oposición en el periodo de crisis. A fin de cuentas, daba igual lo que pensara la oposición al respecto, porque Fidesz controla los 2/3 del parlamento y puede hacer lo que le venga en gana sin contar con nadie (que es lo que lleva haciendo toda la legislatura y gran parte de las anteriores) y desde este punto de vista es poco relevante que el gobierno tenga poderes especiales o no (el procedimiento a través del parlamento no es más que un mero trámite, dado que Fidesz controla el parlamento). Sobre todo, cuando además lo que criticaba la oposición principalmente no era el hecho de los poderes especiales en sí, sino que el plazo de aplicación de esta medida quedara en manos del gobierno. Aclaremos, la oposición tenía razón en dudar, de hecho, una de sus propuestas era más razonable que la de Fidesz (poderes especiales pero con un plazo límite fijado de antemano y con posibilidad de ampliación si el parlamento lo decidía). El caso es que estaba claro que, pasara lo que pasase, Fidesz iba a aprobar su propuesta con o sin apoyo de la oposición, así que lo mejor era apoyarla, aunque fuera de manera crítica, porque en caso contrario era evidente que Fidesz iba a echarle en cara a la oposición el estar poniendo sus intereses partidistas por encima de los del país. Obviamente, a estas alturas pedirle algo de inteligencia a la oposición es como pedirle peras al olmo, cuando András Schiffer (de LMP, Otra Política Es Posible, ecoprogres) dejó la política activa se acabó el pensamiento racional en la oposición parlamentaria. Tampoco es que Schiffer dejara la política por casualidad, claro, después de ser relegado al ostracismo en su propio partido (y ya veis el circo en el que se ha convertido LMP desde entonces; lo último fue la idea de pactar con la extrema derecha, Jobbik, para las elecciones, pero, en fin, es otro tema).  

Resumiendo, salvo que las consecuencias económicas de la pandemia desestabilicen la situación en Hungría, Fidesz sale reforzado, y la oposición más débil que nunca, y mira que era difícil. No solo los resultados respecto a la gestión de la pandemia han sido positivos (en realidad eso es hasta cierto punto discutible, la situación en Hungría es similar a la de los países de alrededor, pero claro, si se compara con Italia o España, no hay color). Orbán incluso se ha permitido el lujo de presentarse como adalid de la democracia, que toma poderes especiales ante una situación extraordinaria, y devuelve ese poder voluntariamente cuando la situación se normaliza, desmontando las acusaciones de ser un dictador que se le hacían. Y lo peor es que esto se veía venir... (los que decían eso de "¿y qué pasa si no entrega el poder?" podían haberse hecho también la pregunta de "¿y qué pasa si entrega el poder voluntariamente, cuando le han estado acusando de ser un dictador?"; no digo que la primera pregunta no fuera razonable, pero hacer política ficción no siempre es buena idea).  

Y no he comentado el escándalo de las residencias de ancianos de Budapest durante la pandemia que, como en España, han sido foco de la infección, y que estaban gestionadas por el gobierno local (en Budapest gobierna la oposición). Algo que obviamente, Fidesz va a usar para darle palos a la oposición. Tengo la impresión de que Orbán va dos pasos por delante de sus adversarios políticos, que no hacen más que reaccionar de manera torpe e inapropiada a cualquiera de las trampas que les tiende por el camino; bueno, a veces no hace falta que les tienda ninguna trampa, ya se meten ellos solos en líos.  Y así les va, claro... O mejor dicho, y así nos va (porque esto afecta a todos los que vivimos en Hungría). 

Fuentes: index, mandiner

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