lunes, 25 de noviembre de 2024

El referéndum de autonomía de Transcarpatia de 1991. Entrevista a György Dupka (2ª parte)

 György Dupka (1952, Tisobiken, Transcarpatia, Ucrania) es un escritor y periodista húngaro de Ucrania, presidente de la Comunidad de Intelectuales Húngaros de Transcarpatia, fundador y director del Instituto de Cultura Húngara de Transcarpatia. Después de estudiar en la Universidad Estatal de Úzhgorod (la capital de Transcarpatia), en la facultad de filología húngara, fue durante un tiempo periodista del periódico húngaro de Transcarpatia Kárpáti Igaz Szó (Palabra verdadera de los Cárpatos), aunque lo dejó por cuestiones políticas (es más bien anticomunista). Entre 1986 y 1992 fue redactor de la sección húngara de la principal editorial de Transcarpatia, la ditorial Kárpáti. Sus primeros versos se publicaron en Úzhgorod en 1979: "El canto de Ícaro". Destaca una antología que preparó en 1992 sobre la literatura húngara en Transcarpatia entre 1919 y 1944 ("Canto de las minorías en la llanura del Bereg"). También ha publicado libros de historia de la región, es un estudioso del gulag y de la represión contra los húngaros tras la Segunda Guerra Mundial.

György Dupka. Fuente: wikipedia


El artículo con la entrevista se titula: "El referéndum barrido: cuando amenazaron a muerte a los partidarios de la autonomía de Transcarpatia". Lo traduzco completo porque creo que tiene bastante valor, incluso cuando Dupka se equivoca y considera a la UE una solución (pero puede reflejar lo que piensa la población local). El periodista que hace la entrevista es Zoltán Veczán, de Mardiner, un medio conservador húngaro (progubernamental).

He aquí el artículo:

El pueblo de Transcarpatia, los húngaros y los rusinos unidos, venciendo su miedo, decidió en 1991 votar en favor de la autonomía. El escritor György Dupka estuvo en el congreso regional de Transcarpatia, en el edificio del congreso, en Úzhgorod, que fue asediado por los nacionalistas ucranianos. A pesar de todo, cuando le preguntamos sobre Ucrania y la UE, nos responde cosas sorprendentes. 

- ¿Cómo comenzó el movimiento autonomista de Transcarpatia?

Entre 1989 y 1994 podemos decir que Transcarpatia vivió su época heroica. Naturalmente esto fue gracias a la perestroika y a la glasnost de Gorbachov, que hizo más permisivo al régimen soviético y en cuyo interior las diferentes minorías pudieron hacerse sonar. Nosotros también veíamos el desarrollo de movimientos que promulgaban el despertar nacional ucraniano y de otras minorías y nos agarramos a esa posibilidad, porque sentíamos que si no lo hacíamos entonces, perderíamos la ocasión. Así pues, en 1989 creamos la Alianza Cultural Húngara de Transcarpatia, y se eligió a Sándor Fodó como presidente, a mí me eligieron secretario de dirección. 

- ¿A qué se dedicaron inicialmente?

 Al principio nos interesaban cuestiones como la protección de nuestra cultura, además colaboramos en la formación de la primera asociación rusina de Transcarpatia, dirigida por el arquitecto húngaro-rusino Mihály Tomcsányi (Mijailo Mijáilovich Tomchani). Por aquel entonces habíamos hecho una gran amistad, junto a nosotros estaba también la Sociedad de Lengua Materna Ucraniaa Shevchenko, y otras. Después, en 1990 en la sesión de la comisión  de Piiterfolvo (una población húngara de Ucrania) los representantes de las organizaciones húngaras apoyaron la propuesta de la asociación rusina que afirmaba que la población local necesitaba la autonomía. Después se desató el infierno: las organizaciones radicales ucranianas rechazaron cualquier veleidad autonomista.

- ¿También los ucranianos de Transcarpatia?

Sí, ellos tampoco querían oír de ella. Nosotros creamos la Liga de Naciones de Transcarpatia en la que junto a húngaros y rusinos entraron alemanes, judíos, eslovacos, rumanos y otras nacionalidades. En el Congreso Regional de Transcarpatia el KMKSZ (Asociación Cultural Húngara de Transcarpatia, en adelante la menciono por sus siglas en húngaro) era muy fuerte, y a ella se habían unido también los húngaros miembros del Partido Comunista, así que éramos 18 diputados locales. Y vimos que si nos juntábamos a la mayoría rusina, significaría una mayoría partidaria de la autonomía, así que fuimos poniendo en el orden del día de las diferentes reuniones en las diferentes comisiones el asunto de la autonomía, en concreto, para que no se ofendieran algunos, la cuestión del "autogobierno especial" de Transcarpatia.

- Y la de la provincia autónoma húngara.

Sí, mis amigos de Berehove [Nota del Traductor: ciudad de mayoría húngara en Transcarpatia] también actuaron, y en la reunión del consejo provincial discutieron de apoyar la creación de un distrito autónomo húngaro en Transcarpatia con centro en Berehove, dentro de una Transcarpatia autónoma. Así pues se formó una especie de grupo de trabajo dentro del Consejo Provincial, al que se opusieron, naturalmente, los nacionalistas ucranianos. Cuando se enteraron de que íbamos a votar sobre la inclusión de una cuestión más en el referéndum de independencia de 1991, vinculada al distrito húngaro de Berehove, intentaron evitar que la votación pudiera tener lugar.

- ¿Eso cómo hay que entenderlo?

Rodearon el edificio del Consejo Provincial con tiendas de campaña e hicieron todo lo posible para que no pudiéramos acceder al edificio. No solo ejercían presión psicológica - gritándonos todo tipo de insultos-, sino que además arrojaban piedras a las ventanas, nos amenazaban.

- ¿Y la policía?

No podía hacer nada, por otro lado estaba dividida, la mitad era simpatizante de los rusinos, la otra mitad de los ucranianos. Lo único que pudieron hacer fue no permitir que las cosas acabaran en violencia. 


Edificio del Consejo Territorial de Transcarpatia, en Úzhgorod, capital de Transcarpatia, Ucrania. Fuente: Mandiner


- ¿Vd. sufrió algún ataque?

Por suerte yo llegué antes que los otros, que tuvieron que entrar en el edificio a través de un pasillo formado por la policía, mientras, como digo, volaban piedras [esto me suena, debe ser uno de los métodos típicos de la extrema derecha ucra]. Pero la cosa es que conseguimos votar y luego se creó una comisión para trabajar el plan de autonomía que luego fue enviado a las diferentes organizaciones. Entonces se metió en el asunto del referéndum el futuro presidente, Leonid Makárovich Kravchuk, que prometió que si lo apoyábamos en la campaña electoral para ser presidente, entonces él defendería la autonomía de Transcarpatia. Nosotros le creímos, y así pues acabaron en las papeletas las dos cuestiones, tanto la de Transcarpatia como la de Berehove [se refiere al referéndum de independencia de Ucrania del 1 de enero de 1991. En él no solo se incluyó en Transcarpatia una pregunta sobre la autonomía de Transcarpatia, sino que, además, en la provincia de Berehove se imprimió también una pregunta sobre la autonomía de la provincia de mayoría húngara]. El resultado fue aplastante, a nivel regional el 72% de la población apoyó la creación de un "autogobierno especial", en Berehove el 87% votó por la autonomía húngara. Frente a los 700 mil votantes rusinos y de otras nacionalidades, había 300 mil ucranianos y de otras nacionalidades asentados en la zona más recientemente [es curioso que el autor directamente considere que los que votaron en contra eran ucranianos u otros relativamente nuevos habitantes]. En cualquier caso, el consejo regional se reunió, se confirmó el resultado del referéndum y se envio al parlamento nacional en Kíev una resolución, tal como habíamos hablado con Kravchuk, que había ganado también gracias a los votos de Transcarpatia. 

- Pero Kravchuk no cumplió su promesa. 

[un clásico, nacionalistas ucranianos engañando a las minorías para que les voten y luego dejándolas en la estacada]

Realmente no lo quiero defender, pero se vio bajo una fuerte presión de la derecha ucraniana, y acabo cediendo ante ellos, incluso suprimieron el plan de autonomía cultural de manera que no quedó ni una palabra de ella en ningún lado. Por aquel entonces ya tenían mucho miedo respecto a Crimea, recibida en la época soviética, y sobre qué posibles movimientos separatistas podían producirse allí, así pues lo consideraron un peligro a la seguridad nacional. 

- Si estoy bien informado, por aquel entonces Budapest firmó con Kiev un acuerdo de amistad. 

Sí, fue de los primeros países en hacerlo. Entonces invitaron a Sándor Fodó a Kiev, al encuentro con la delegación de Hungría. Pero el avión en el que viajaba Géza Jeszenszky [ministro de exteriores húngaro entre 1990 y 1994] al frente de la delegación, no paró en Úzhgorod, así que dejaron en tierra a Fodó y el acuerdo fue firmado sin la participación de los húngaros de Ucrania, aunque originalmente en un principio también había contenido las peticiones aprobadas en el referéndum. Eso supuso una enorme decepción para nosotros. Por otro lado, todavía hoy tiene validez  el decreto que preparamos para la ocasión, independientemente de que lo aprobaran o no en Kiev. No se puede suprimir el resultado de un referéndum por la cara.

Después, el gobierno ucraniano hizo un gesto hacia Hungría y hacia nosotros, y nació lo que se llama la declaración de las minorías, la ley de las minorías y otras medidas que aseguraban ciertas posibilidades en el campo de la autonomía cultural sin usar el término "autonomía", que habría molestado de sobremanera a los nacionalistas ucranianos. Se creó un sistema escolar con lengua húngara, con vida cultural, el uso de lengua húngara, incluso en ciertas instituciones. A esto yo lo llamo época heroica, y duró hasta el 2014, fue la época del renacimiento de todas las minorías en Transcarpatia, llegó a haber hasta 200 asociaciones culturales de las minorías, hoy solo sobreviven la mitad. 

- Muchos consideran que lo que lo cambió todo fue 2022, otros que la ley de enseñanza del 2017.

En mi opinón fue el 2014, desde entonces se han dedicado a recortar continuamente los derechos que habíamos conseguido hasta entonces, y han ido recortando nuestras posibilidades recogidas legalmente; llegó la ley de enseñanza, la ley lingüística y algunas más. De hecho solo se reconoce como "pueblos autóctonos" a los tártaros de Crimea, los demás somos de segunda categoría, me refiero a los que tenemos  un país referente en la UE, así los niños solo pueden estudiar hasta cuarto curso en húngaro, después van desplazando el húngaro en favor del ucraniano. 

- Vd. tiene amistad con muchos ucranianos. ¿Cómo lo justifican, cómo defienden esta situación?

Dicen que son medidas que no van contra nosotros sino contra los rusos. Pero el caso es que nos afectan a nosotros también. Por otro lado, la intelectualidad normal ucraniana todavía es sensible ante el asunto de las minorías Pero hay un sector, especialmente en Galitzia, que propaga un odio visceral contra las minorías, desconocido por estos lares. Tienen buenas relaciones y no están dispuestos a aprender de la historia. Nosotros debemos hacerlo. 

Nuestros abuelos sobrevivieron a la Primera Guerra Mundial, nuestros padres a la Segunda, y nuestra generación y los que viven ahora tienen que superar esto. 

Por suerte no todos han huído, los más convencidos se han quedado, la iglesia está en su sitio, nuestras instituciones funcionan. Por otro lado entre los propios ucranianos tampoco es tan fuerte ya el movimiento partidario de la guerra como lo era antes, las pérdidas humanas son inmensas, la emigraión es inmensa. 

- ¿Qué se puede hacer en esta situación?

Hay que ser conscientes de que hay una guerra, y al mismo tiempo hay que oponerse a los intentos de asimilación. Por suerte Hungría nos ayuda, gracias a eso el año pasado se suspendió la aplicación de la ley de enseñanza. No sentimos esta brutal opresión que en su momento transmitía la prensa, pero en cualquier caso nos recortan nuestros derechos. 

- Si se consigue sostener esta situación hasta el final de la guerra, esta situación un poco al margen legal, ¿cree que se puede volver al sendero original?

Por lo que respecta al futuro, no es nada halagüeño. Pero entre las distints posibilidades solo hay una aceptable con opciones de funcionar. Hay que hacer todo lo posible para que -independientemente de que lo merezca o no- Ucrania entre en la UE y desaparezcan las fronteras igual que han desaparecido entre Hungría y Eslovaquia o Hungría y Rumanía. Vemos que así ha desaparecido la emigración a gran escala de las minorías, y las comunidades húngaras de estos países han empezado a florecer, lo necesitamos para que los casi 70 mil húngaros de Transcarpatia que han huído por la guerra regresen a su tierra natal. Si esto no sucede, nos convertirán en un gueto y poco después sobrevevendrá la muerte cultural, desaparecerán las iglesias, las comunidades. 

- Ser miembro de la UE no ha impedido que en Eslovaquia aprueben una nueva ley lingüística y parece que se va a aceptar una de las variantes más severas. Y lo mismo sucede con Rumanía, con el asunto del cementerio militar de Valea Uzului [incidente en Rumanía en 2019 al construirse una parecela rumana en un cementerio militar húngaro de la zona, hubo enfrentamientos entre la población húngara y nacionalistas rumanos]. ¿Por qué ingresar en la UE iba a ser la solución en el caso de Ucrania?

No creo en los milagros. Pero sí en el mal menor. No hay otra opción. Algunos grupos radicales esperan que venga Moscú y nos ayude a vencer a Ucrania, y entonces tendremos una República Rusina independiente. Pero eso es un sueño, no la realidad. Hay también otra quimera, que Transcarpatia sea anexionada a Eslovaquia, como en los tiempos de entreguerras, cuando formaba parte de Checoslovaquia. Pero eso tampoco es una realidad. Hay un tercer grupo que apoya que se entregue a Hungría Transcarpatia. Pero, ¿cómo hacerlo con más de un millón de rusinos, ucranianos y otros pueblos? Y eso de nuevo nos llevaría a la cuestión de la autonomía, además la experiencia bélica de 1939-1944 no ayuda mucho. Por lo que parece, los intentos en cualquier dirección son malos, y permanecer en un sitio también lo es. Así que solo queda una solución: un compromiso entre Ucrania y los países de alrededor, y el ingreso en la UE garantizando los derechos de las minorías étnicas. Yo entiendo los esfuerzos ucranianos por unificar lingüísticamente el país, pero en un país tan multiétnico eso es imposible, no se puede asimilar de un día para otro a la fuerza a la quinta parte de la población. Ni se puede ver a las minorías como una amenzana a la seguridad nacional, véase el caso de Suiza, hablan cuatro lenguas, y no se han hundido, al contrario. 

- ¿Y qué garantía habría para todo eso viendo los ejemplos que conocemos?

Dentro de la UE sería más fácil controlar por parte de Polonia, Eslovaquia, Hungría o Rumanía la política respecto a las minorías, ya que hay intereses comunes. Por supuesto estamos elucubrando, pero es donde más posibilidades hay, y no podemos huir hacia atrás, solo adelante. Seamos ciudadanos fieles dentro de la UE, siempre y cuando cumplan los derechos de las minorías como, p.ej. en Transilvania, o en Eslovaquia, lugares donde son imposibles las violaciones de derechos que hay en Ucrania. Pongámonos de acuerdo en los consejos nacionales: vive y deja vivir. Que nos dejen vivir, como han vivido urante siglos aquí húngaros, judíos, rumanos, alemanes [qué visión tan utópica de la historia de la zona, pero bueno], que nos dejen posibilidades de desarrollar nuestra vida cultural, y no vengan con ideas como que nuestros hijos no puedan hablar en su lengua materna ni en los descansos entre clases en las escuelas, ni en casa [nueva propuesta aceptada para su estudio en el parlamento ucraniano hace unos días, no ha sido aprobada todavía, pero está en estudio]. Sí, nosotros respetaremos la lengua ucraniana, la literatura ucraniana, pero que ellos respeten tambien nuestra lengua. De eso se trata. Y, por supuesto, de acabar cuanto antes esta guerra, antes de que todo el país desaparezca. Y de que lo hagan los ucranianos también.



El referéndum de autonomía de Transcarpatia de 1991. Introducción. (1ª Parte)

Un medio húngaro ha publicado una interesante entrevista a György Dupka, escritor y periodista húngaro de Transcarpatia, Ucrania, nacido en Tisobiken (Tiszabökény en húngaro) en 1952. Al empezar a traducirla me he dado cuenta de que tenía que escribir demasiadas notas para aclarar situaciones que estaba comentando el autor o que son necesarias conocer para entender el contexto de lo que está contando. Así que al final he decidido que es mejor escribir una entrada a parte para explicar de forma más profunda el contexto, y que haga como una especie de introducción a la entrevista en sí. Hela aquí. 

Mapa administrativo de Transcarpatia, Ucrania, con los nombres en húngaro. Fuente: RovasInfo


El referéndum por el mantenimiento de la URSS en marzo de 1991 

Como muchos sabréis, el 17 de marzo de 1991 tuvo lugar un referéndum por el mantenimiento de la URSS en el que prácticamente el 78% de la población se pronunció en favor de mantener la unión de las repúblicas. En Ucrania ese porcentaje fue algo menor, pero aún así un 70% de la población votó a favor. Y todo con un 80% de participación, que en Ucrania fue algo mayor, del 83,5%. Hay que tener en cuenta que en algunos lugares el referéndum no pudo realizarse porque las autoridades locales no lo permitieron, pero son más bien casos puntuales que no habrían cambiado fundamentalmente los resultados, solo a nivel local, en algunas repúblicas pequeñas. Bueno, en realidad, para ser exactos, en estas zonas también pudo realizarse el referéndum, pero solo parcialmente, en aquellos lugares controlados por la administración central (p.ej. zonas militares, cuarteles, etc). Las repúblicas donde sucedió esto fueron, obviamente, las 3 Repúblicas Bálticas, Moldavia, Georgia y Armenia. Por razones también obvias, la inmensa mayoría de los votantes de estas regiones votaron a favor del mantenimiento de la URSS, pero, claro, lo cierto es que la mayoría de la población de esas repúblicas ni fue a votar ni pudo hacerlo porque las autoridades locales se lo impidieron. De todas formas, en cada república hubo una situación diferente. Las hubo donde el porcentaje de votantes fue importante, en otras, como Armenia, fue mínimo (de hecho, en Armenia solo pudieron votar unas 5 mil personas, de las cuales unas 3,6 mil hicieron uso de su derecho a voto), así que se puede entender que no fue algo relevante. Pero, como digo, en otras repúblicas el porcentaje de voto tuvo más peso: en Moldavia 840 mil personas tuvieron derecho a voto y lo ejercieron algo más de 700 mil (el 98% de ellas se mostró favorable al mantenimiento de la unión). Por comparar, en las elecciones presidenciales de 1991, en Moldavia votaron casi 2 millones de personas de 2,4 millones con derecho a voto, y en las parlamentarias del 1994, fueron 1,9 millones. Vamos, que sin representar a la mayoría de la población con derecho a voto de Moldavia, la realidad es que un porcentaje significativo de la población pudo expresearse en favor de la unión en 1991. Pero incluso en las bálticas hubo un porcentaje importante de la población con derecho a voto (y que lo ejerció), aunque, como digo, sin ser la mayoría (ni de cerca). En Letonia la población con derecho a voto fue del 670 mil personas, el porcentaje de los que ejercieron el voto fue de 65%, aunque la inmensa mayoría lo hicieron en favor de la unión (95%), frente a los 1,9 millones de personas con derecho a voto de las últimas elecciones parlamentarias antes de la independencia (1990). En Lituania también pudieron votar casi 600 mil personas, y en Estonia 300 mil (frente a 1,2 millones con derecho a voto en 1990). 


Población húngara de Transcarpatia, Ucrania, en el 2001. Rosa: más del 50% húngaros. Naranja: entre el 10% y el 50% de la población húngara. Figura humana: poblaciones con importante población húngara. Fuente: oroszvilag


Luego, ya sabéis lo que pasó. Que los dirigentes políticos se pasaron el resultado por donde les dio la gana y desmembraron la URSS a pesar de que la mayoría de la población había votado en favor de mantenerla. Y para dar una imagen de democracia, inmediatamente DESPUÉS de desmembrar la URSS (en algunos lugares fue antes), en muchos lugares se celebraron referéndums para justificar la decisión. (Ya conocéis también el tema de votar hasta que salga lo que tenga que salir, lo hemos visto en varias ocasiones). Fue el caso de Ucrania, p.ej., se aprobó la independencia el 24 de agosto (bajo la influencia del golpe de agosto en la URSS), mientras que el referéndum para justificar la independencia tuvo lugar el 1 de diciembre de 1991, vaya ejemplo de democracia (aunque los acuerdos Belovezha, que podemos considerar como el final oficial de la URSS, se firmaron algo después, el 8 de diciembre).  

Por cierto, una curiosidad, en el referendum de marzo se celebró también a la vez un referéndum por la independencia de Ucrania en Lviv, Ivano-Frankivsk y Volynia, en el que el 88% de los votantes apoyaron la independencia. No deja de ser curioso que desde 1991 el destino de Ucrania parece ser siempre dictado por estas tres regiones, que imponen su voluntad sobre el resto del país... 

El referéndum por la independencia de Ucrania del 1 de diciembre de 1991

Así pues, el 1 de diciembre de 1991 se celebró un referéndum en Ucrania para justificar la situación "de facto" de la independencia ucraniana y de la desaparición de la URSS. El 84% de la población fue a votar, y algo más del 90% votó a favor de la independencia. Solo que, claro, para entonces la URSS solo existía sobre el papel. La pregunta del referéndum fue: "¿Apoya Vd. el acta de proclamación de la independencia de Ucrania?", eso sí, después de un texto bastante tendencioso dirigido a influir sobre el votanto y a incitarle a votar "sí". Superdemocrático todo. El texto de las papeletas era este:

Papeleta de voto en el referéndum de independencia de Ucrania, diciembre de 1991 (en ucraniano). Fuente: wikipedia.


PAPELETA

PARA EL VOTO EN EL REFERÉNDUM PANUCRANIANO

    ACTO 

DE DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA DE UCRANIA


Teniendo en cuenta el peligro mortal que se cierne sobre Ucrania en relación con el golpe de estado en la URSS del 19 de agosto de 1991,

- continuando la tradición milenaria en la construcción del estado ucraniano,

- sobre la base del derecho a la autodeterminación previsto en la carta de las Naciones Unidas y otros instrumentos jurídicos internacionales,

- y aplicando la Declaración de la Soberanía Estatal de Ucrania,

El Soviet Supremo de la República socialista Soviética de Ucrania proclama solemnemente la INDEPENDENCIA de UCRANIA y la creación de un estado Ucraniano independiente, UCRANIA.

El territorio de Ucrania es inviolable e indivisible.

A partir de ahora, en el territorio de Ucrania solo tiene vigor legal exclusivamente la Constitución y las leyes de Ucrania.

La presente acta entrará en vigor en el momento de su aprobación.

 

CONSEJO SUPREMO DE UCRANIA

  24 de agosto de 1991


"¿Apoya Vd. la Declaración de Independencia de Ucrania?»

"SÍ, LA APOYO"-"NO, NO LA APOYO"



En todas las regiones de Ucrania se votó a favor. En las regiones más nacionalistas ucranianas (Lviv, Ivano-Frankivsk, Volynia) la participación superó el 90%.  Y en la mayoría de las regiones el voto favorable a la independencia superó el 90%  (el récord se lo llevó Ivano-Frankivsk, con más del 98%). En las zonas, digamos por simplificar prorrusas o rusas, el porcentaje fue mucho menor, tanto de participación como en favor al "sí", pero también allí ganaron los favorables a la independencia. Lo que se explica porque en la práctica ya no existía la URSS y por lo tendencioso de las papeletas electorales. En Crimea, p.ej. el porcentaje de voto fue del 67%, y el sí ganó con el 54%. En Donetsk o Járkov la participación fue del 75%, pero el sí se llevó alrededor del 85% de los votos. Por cierto, en Crimea ya había habido un referéndum en enero del 1991, para proclamar su estátus como objeto administrativo de la URSS y no de Ucrania, había arrasado el sí con el 93% (frente a una participación del 81%), pero ya sabéis eso de votar hasta que salga lo que tiene que salir. 

A la vez que el referéndum se realizaron las primeras elecciones presidenciales ucranianas, en las que se impuso Leonid Kravchuk, con el 67% de los votos. Kravchuk ganó en todas las regiones, excepto en las más nacionalistas, donde se impuso Viacheslav Chornovil. Lo que quizás no es tan conocido en cuanto a este referéndum es que en Transcarpatia se votó además una tercera cuestión: la autonomía dentro de Ucrania. La participación fue del 83% y la mayoría de la población local apoyó la autonomía de Transcarpatia: el 78%

En las zonas con mayor influencia étnica húngara y con mayor conciencia nacional rusina-rutena (os recuerdo que no estaban -ni lo están ahora- reconocidos como etnia aparte, sino solo como un grupo dentro del pueblo ucraniano), los resultados fueron todavía más altos: en Berehove (el principal centro húngaro de Ucrania) fue casi del 90% a favor, en la capital Úzhgorod, del 83%; en cambio en las zonas más del interior, donde tradicionalmente ha habido mayor influencia ucraniana, el porcentaje fue menor: Rájiv con el 54% a favor, fue donde el resultado en apoyo de la autonomía transcarpática fue menor. En cualquier caso, en la mayoría de las provincias se superó el 80% de los votos favorables a la autonomía transcarpática. 

Bueno, ¿y qué paso después con este estatuto de autonomía para Transcarpatia? Pues nada, porque las autoridades ucranianas se pasaron el resultado de este referéndum por donde ya sabéis... Curioso, los resultados que interesan los aceptamos, los que no, los ignoramos. Democracia a la carta... Por cierto, ¿hubo protestas de la comunidad internacional? No.

Por cierto, la excusa que usaron los ucranianos es que en las papeletas electorales aparecía el nombre de la República Socialista Soviética de Ucrania. Y, por lo tanto, no se refería a la Ucrania independiente, que, por lo tanto, no tenía la obligación de aceptar el resultado de ese referéndum... La gracia es que en todas las papeletas del referéndum aparecía esa denominación, que no le molestó a nadie para nada... Tampoco para elegir presidente a Kravchuk...


Hasta el día de hoy el gobierno ucraniano ha hecho caso omiso de los resultados del referéndum del 91 en Transcarpatia, que, por supuesto, no ha recibido hasta el día de hoy la autonomía aprobada entonces por la voluntad popular.


Portada del periódico Novini Transkarpatii (Noticias de Transcarpatia) en su número 232, del 4 de diciembre de 1991, anunciando los resultados del referéndum en Ucrania y la elección del primer presidente de la Ucrania independiente, Leonid Kravchuk. Fuente: Instituto Rusino de Historia y Filología

Acabo aquí la primera parte del artículo. En la segunda me centro en la entrevista a György Dupka.

lunes, 18 de noviembre de 2024