lunes, 25 de noviembre de 2024

El referéndum de autonomía de Transcarpatia de 1991. Entrevista a György Dupka (2ª parte)

 György Dupka (1952, Tisobiken, Transcarpatia, Ucrania) es un escritor y periodista húngaro de Ucrania, presidente de la Comunidad de Intelectuales Húngaros de Transcarpatia, fundador y director del Instituto de Cultura Húngara de Transcarpatia. Después de estudiar en la Universidad Estatal de Úzhgorod (la capital de Transcarpatia), en la facultad de filología húngara, fue durante un tiempo periodista del periódico húngaro de Transcarpatia Kárpáti Igaz Szó (Palabra verdadera de los Cárpatos), aunque lo dejó por cuestiones políticas (es más bien anticomunista). Entre 1986 y 1992 fue redactor de la sección húngara de la principal editorial de Transcarpatia, la ditorial Kárpáti. Sus primeros versos se publicaron en Úzhgorod en 1979: "El canto de Ícaro". Destaca una antología que preparó en 1992 sobre la literatura húngara en Transcarpatia entre 1919 y 1944 ("Canto de las minorías en la llanura del Bereg"). También ha publicado libros de historia de la región, es un estudioso del gulag y de la represión contra los húngaros tras la Segunda Guerra Mundial.

György Dupka. Fuente: wikipedia


El artículo con la entrevista se titula: "El referéndum barrido: cuando amenazaron a muerte a los partidarios de la autonomía de Transcarpatia". Lo traduzco completo porque creo que tiene bastante valor, incluso cuando Dupka se equivoca y considera a la UE una solución (pero puede reflejar lo que piensa la población local). El periodista que hace la entrevista es Zoltán Veczán, de Mardiner, un medio conservador húngaro (progubernamental).

He aquí el artículo:

El pueblo de Transcarpatia, los húngaros y los rusinos unidos, venciendo su miedo, decidió en 1991 votar en favor de la autonomía. El escritor György Dupka estuvo en el congreso regional de Transcarpatia, en el edificio del congreso, en Úzhgorod, que fue asediado por los nacionalistas ucranianos. A pesar de todo, cuando le preguntamos sobre Ucrania y la UE, nos responde cosas sorprendentes. 

- ¿Cómo comenzó el movimiento autonomista de Transcarpatia?

Entre 1989 y 1994 podemos decir que Transcarpatia vivió su época heroica. Naturalmente esto fue gracias a la perestroika y a la glasnost de Gorbachov, que hizo más permisivo al régimen soviético y en cuyo interior las diferentes minorías pudieron hacerse sonar. Nosotros también veíamos el desarrollo de movimientos que promulgaban el despertar nacional ucraniano y de otras minorías y nos agarramos a esa posibilidad, porque sentíamos que si no lo hacíamos entonces, perderíamos la ocasión. Así pues, en 1989 creamos la Alianza Cultural Húngara de Transcarpatia, y se eligió a Sándor Fodó como presidente, a mí me eligieron secretario de dirección. 

- ¿A qué se dedicaron inicialmente?

 Al principio nos interesaban cuestiones como la protección de nuestra cultura, además colaboramos en la formación de la primera asociación rusina de Transcarpatia, dirigida por el arquitecto húngaro-rusino Mihály Tomcsányi (Mijailo Mijáilovich Tomchani). Por aquel entonces habíamos hecho una gran amistad, junto a nosotros estaba también la Sociedad de Lengua Materna Ucraniaa Shevchenko, y otras. Después, en 1990 en la sesión de la comisión  de Piiterfolvo (una población húngara de Ucrania) los representantes de las organizaciones húngaras apoyaron la propuesta de la asociación rusina que afirmaba que la población local necesitaba la autonomía. Después se desató el infierno: las organizaciones radicales ucranianas rechazaron cualquier veleidad autonomista.

- ¿También los ucranianos de Transcarpatia?

Sí, ellos tampoco querían oír de ella. Nosotros creamos la Liga de Naciones de Transcarpatia en la que junto a húngaros y rusinos entraron alemanes, judíos, eslovacos, rumanos y otras nacionalidades. En el Congreso Regional de Transcarpatia el KMKSZ (Asociación Cultural Húngara de Transcarpatia, en adelante la menciono por sus siglas en húngaro) era muy fuerte, y a ella se habían unido también los húngaros miembros del Partido Comunista, así que éramos 18 diputados locales. Y vimos que si nos juntábamos a la mayoría rusina, significaría una mayoría partidaria de la autonomía, así que fuimos poniendo en el orden del día de las diferentes reuniones en las diferentes comisiones el asunto de la autonomía, en concreto, para que no se ofendieran algunos, la cuestión del "autogobierno especial" de Transcarpatia.

- Y la de la provincia autónoma húngara.

Sí, mis amigos de Berehove [Nota del Traductor: ciudad de mayoría húngara en Transcarpatia] también actuaron, y en la reunión del consejo provincial discutieron de apoyar la creación de un distrito autónomo húngaro en Transcarpatia con centro en Berehove, dentro de una Transcarpatia autónoma. Así pues se formó una especie de grupo de trabajo dentro del Consejo Provincial, al que se opusieron, naturalmente, los nacionalistas ucranianos. Cuando se enteraron de que íbamos a votar sobre la inclusión de una cuestión más en el referéndum de independencia de 1991, vinculada al distrito húngaro de Berehove, intentaron evitar que la votación pudiera tener lugar.

- ¿Eso cómo hay que entenderlo?

Rodearon el edificio del Consejo Provincial con tiendas de campaña e hicieron todo lo posible para que no pudiéramos acceder al edificio. No solo ejercían presión psicológica - gritándonos todo tipo de insultos-, sino que además arrojaban piedras a las ventanas, nos amenazaban.

- ¿Y la policía?

No podía hacer nada, por otro lado estaba dividida, la mitad era simpatizante de los rusinos, la otra mitad de los ucranianos. Lo único que pudieron hacer fue no permitir que las cosas acabaran en violencia. 


Edificio del Consejo Territorial de Transcarpatia, en Úzhgorod, capital de Transcarpatia, Ucrania. Fuente: Mandiner


- ¿Vd. sufrió algún ataque?

Por suerte yo llegué antes que los otros, que tuvieron que entrar en el edificio a través de un pasillo formado por la policía, mientras, como digo, volaban piedras [esto me suena, debe ser uno de los métodos típicos de la extrema derecha ucra]. Pero la cosa es que conseguimos votar y luego se creó una comisión para trabajar el plan de autonomía que luego fue enviado a las diferentes organizaciones. Entonces se metió en el asunto del referéndum el futuro presidente, Leonid Makárovich Kravchuk, que prometió que si lo apoyábamos en la campaña electoral para ser presidente, entonces él defendería la autonomía de Transcarpatia. Nosotros le creímos, y así pues acabaron en las papeletas las dos cuestiones, tanto la de Transcarpatia como la de Berehove [se refiere al referéndum de independencia de Ucrania del 1 de enero de 1991. En él no solo se incluyó en Transcarpatia una pregunta sobre la autonomía de Transcarpatia, sino que, además, en la provincia de Berehove se imprimió también una pregunta sobre la autonomía de la provincia de mayoría húngara]. El resultado fue aplastante, a nivel regional el 72% de la población apoyó la creación de un "autogobierno especial", en Berehove el 87% votó por la autonomía húngara. Frente a los 700 mil votantes rusinos y de otras nacionalidades, había 300 mil ucranianos y de otras nacionalidades asentados en la zona más recientemente [es curioso que el autor directamente considere que los que votaron en contra eran ucranianos u otros relativamente nuevos habitantes]. En cualquier caso, el consejo regional se reunió, se confirmó el resultado del referéndum y se envio al parlamento nacional en Kíev una resolución, tal como habíamos hablado con Kravchuk, que había ganado también gracias a los votos de Transcarpatia. 

- Pero Kravchuk no cumplió su promesa. 

[un clásico, nacionalistas ucranianos engañando a las minorías para que les voten y luego dejándolas en la estacada]

Realmente no lo quiero defender, pero se vio bajo una fuerte presión de la derecha ucraniana, y acabo cediendo ante ellos, incluso suprimieron el plan de autonomía cultural de manera que no quedó ni una palabra de ella en ningún lado. Por aquel entonces ya tenían mucho miedo respecto a Crimea, recibida en la época soviética, y sobre qué posibles movimientos separatistas podían producirse allí, así pues lo consideraron un peligro a la seguridad nacional. 

- Si estoy bien informado, por aquel entonces Budapest firmó con Kiev un acuerdo de amistad. 

Sí, fue de los primeros países en hacerlo. Entonces invitaron a Sándor Fodó a Kiev, al encuentro con la delegación de Hungría. Pero el avión en el que viajaba Géza Jeszenszky [ministro de exteriores húngaro entre 1990 y 1994] al frente de la delegación, no paró en Úzhgorod, así que dejaron en tierra a Fodó y el acuerdo fue firmado sin la participación de los húngaros de Ucrania, aunque originalmente en un principio también había contenido las peticiones aprobadas en el referéndum. Eso supuso una enorme decepción para nosotros. Por otro lado, todavía hoy tiene validez  el decreto que preparamos para la ocasión, independientemente de que lo aprobaran o no en Kiev. No se puede suprimir el resultado de un referéndum por la cara.

Después, el gobierno ucraniano hizo un gesto hacia Hungría y hacia nosotros, y nació lo que se llama la declaración de las minorías, la ley de las minorías y otras medidas que aseguraban ciertas posibilidades en el campo de la autonomía cultural sin usar el término "autonomía", que habría molestado de sobremanera a los nacionalistas ucranianos. Se creó un sistema escolar con lengua húngara, con vida cultural, el uso de lengua húngara, incluso en ciertas instituciones. A esto yo lo llamo época heroica, y duró hasta el 2014, fue la época del renacimiento de todas las minorías en Transcarpatia, llegó a haber hasta 200 asociaciones culturales de las minorías, hoy solo sobreviven la mitad. 

- Muchos consideran que lo que lo cambió todo fue 2022, otros que la ley de enseñanza del 2017.

En mi opinón fue el 2014, desde entonces se han dedicado a recortar continuamente los derechos que habíamos conseguido hasta entonces, y han ido recortando nuestras posibilidades recogidas legalmente; llegó la ley de enseñanza, la ley lingüística y algunas más. De hecho solo se reconoce como "pueblos autóctonos" a los tártaros de Crimea, los demás somos de segunda categoría, me refiero a los que tenemos  un país referente en la UE, así los niños solo pueden estudiar hasta cuarto curso en húngaro, después van desplazando el húngaro en favor del ucraniano. 

- Vd. tiene amistad con muchos ucranianos. ¿Cómo lo justifican, cómo defienden esta situación?

Dicen que son medidas que no van contra nosotros sino contra los rusos. Pero el caso es que nos afectan a nosotros también. Por otro lado, la intelectualidad normal ucraniana todavía es sensible ante el asunto de las minorías Pero hay un sector, especialmente en Galitzia, que propaga un odio visceral contra las minorías, desconocido por estos lares. Tienen buenas relaciones y no están dispuestos a aprender de la historia. Nosotros debemos hacerlo. 

Nuestros abuelos sobrevivieron a la Primera Guerra Mundial, nuestros padres a la Segunda, y nuestra generación y los que viven ahora tienen que superar esto. 

Por suerte no todos han huído, los más convencidos se han quedado, la iglesia está en su sitio, nuestras instituciones funcionan. Por otro lado entre los propios ucranianos tampoco es tan fuerte ya el movimiento partidario de la guerra como lo era antes, las pérdidas humanas son inmensas, la emigraión es inmensa. 

- ¿Qué se puede hacer en esta situación?

Hay que ser conscientes de que hay una guerra, y al mismo tiempo hay que oponerse a los intentos de asimilación. Por suerte Hungría nos ayuda, gracias a eso el año pasado se suspendió la aplicación de la ley de enseñanza. No sentimos esta brutal opresión que en su momento transmitía la prensa, pero en cualquier caso nos recortan nuestros derechos. 

- Si se consigue sostener esta situación hasta el final de la guerra, esta situación un poco al margen legal, ¿cree que se puede volver al sendero original?

Por lo que respecta al futuro, no es nada halagüeño. Pero entre las distints posibilidades solo hay una aceptable con opciones de funcionar. Hay que hacer todo lo posible para que -independientemente de que lo merezca o no- Ucrania entre en la UE y desaparezcan las fronteras igual que han desaparecido entre Hungría y Eslovaquia o Hungría y Rumanía. Vemos que así ha desaparecido la emigración a gran escala de las minorías, y las comunidades húngaras de estos países han empezado a florecer, lo necesitamos para que los casi 70 mil húngaros de Transcarpatia que han huído por la guerra regresen a su tierra natal. Si esto no sucede, nos convertirán en un gueto y poco después sobrevevendrá la muerte cultural, desaparecerán las iglesias, las comunidades. 

- Ser miembro de la UE no ha impedido que en Eslovaquia aprueben una nueva ley lingüística y parece que se va a aceptar una de las variantes más severas. Y lo mismo sucede con Rumanía, con el asunto del cementerio militar de Valea Uzului [incidente en Rumanía en 2019 al construirse una parecela rumana en un cementerio militar húngaro de la zona, hubo enfrentamientos entre la población húngara y nacionalistas rumanos]. ¿Por qué ingresar en la UE iba a ser la solución en el caso de Ucrania?

No creo en los milagros. Pero sí en el mal menor. No hay otra opción. Algunos grupos radicales esperan que venga Moscú y nos ayude a vencer a Ucrania, y entonces tendremos una República Rusina independiente. Pero eso es un sueño, no la realidad. Hay también otra quimera, que Transcarpatia sea anexionada a Eslovaquia, como en los tiempos de entreguerras, cuando formaba parte de Checoslovaquia. Pero eso tampoco es una realidad. Hay un tercer grupo que apoya que se entregue a Hungría Transcarpatia. Pero, ¿cómo hacerlo con más de un millón de rusinos, ucranianos y otros pueblos? Y eso de nuevo nos llevaría a la cuestión de la autonomía, además la experiencia bélica de 1939-1944 no ayuda mucho. Por lo que parece, los intentos en cualquier dirección son malos, y permanecer en un sitio también lo es. Así que solo queda una solución: un compromiso entre Ucrania y los países de alrededor, y el ingreso en la UE garantizando los derechos de las minorías étnicas. Yo entiendo los esfuerzos ucranianos por unificar lingüísticamente el país, pero en un país tan multiétnico eso es imposible, no se puede asimilar de un día para otro a la fuerza a la quinta parte de la población. Ni se puede ver a las minorías como una amenzana a la seguridad nacional, véase el caso de Suiza, hablan cuatro lenguas, y no se han hundido, al contrario. 

- ¿Y qué garantía habría para todo eso viendo los ejemplos que conocemos?

Dentro de la UE sería más fácil controlar por parte de Polonia, Eslovaquia, Hungría o Rumanía la política respecto a las minorías, ya que hay intereses comunes. Por supuesto estamos elucubrando, pero es donde más posibilidades hay, y no podemos huir hacia atrás, solo adelante. Seamos ciudadanos fieles dentro de la UE, siempre y cuando cumplan los derechos de las minorías como, p.ej. en Transilvania, o en Eslovaquia, lugares donde son imposibles las violaciones de derechos que hay en Ucrania. Pongámonos de acuerdo en los consejos nacionales: vive y deja vivir. Que nos dejen vivir, como han vivido urante siglos aquí húngaros, judíos, rumanos, alemanes [qué visión tan utópica de la historia de la zona, pero bueno], que nos dejen posibilidades de desarrollar nuestra vida cultural, y no vengan con ideas como que nuestros hijos no puedan hablar en su lengua materna ni en los descansos entre clases en las escuelas, ni en casa [nueva propuesta aceptada para su estudio en el parlamento ucraniano hace unos días, no ha sido aprobada todavía, pero está en estudio]. Sí, nosotros respetaremos la lengua ucraniana, la literatura ucraniana, pero que ellos respeten tambien nuestra lengua. De eso se trata. Y, por supuesto, de acabar cuanto antes esta guerra, antes de que todo el país desaparezca. Y de que lo hagan los ucranianos también.



El referéndum de autonomía de Transcarpatia de 1991. Introducción. (1ª Parte)

Un medio húngaro ha publicado una interesante entrevista a György Dupka, escritor y periodista húngaro de Transcarpatia, Ucrania, nacido en Tisobiken (Tiszabökény en húngaro) en 1952. Al empezar a traducirla me he dado cuenta de que tenía que escribir demasiadas notas para aclarar situaciones que estaba comentando el autor o que son necesarias conocer para entender el contexto de lo que está contando. Así que al final he decidido que es mejor escribir una entrada a parte para explicar de forma más profunda el contexto, y que haga como una especie de introducción a la entrevista en sí. Hela aquí. 

Mapa administrativo de Transcarpatia, Ucrania, con los nombres en húngaro. Fuente: RovasInfo


El referéndum por el mantenimiento de la URSS en marzo de 1991 

Como muchos sabréis, el 17 de marzo de 1991 tuvo lugar un referéndum por el mantenimiento de la URSS en el que prácticamente el 78% de la población se pronunció en favor de mantener la unión de las repúblicas. En Ucrania ese porcentaje fue algo menor, pero aún así un 70% de la población votó a favor. Y todo con un 80% de participación, que en Ucrania fue algo mayor, del 83,5%. Hay que tener en cuenta que en algunos lugares el referéndum no pudo realizarse porque las autoridades locales no lo permitieron, pero son más bien casos puntuales que no habrían cambiado fundamentalmente los resultados, solo a nivel local, en algunas repúblicas pequeñas. Bueno, en realidad, para ser exactos, en estas zonas también pudo realizarse el referéndum, pero solo parcialmente, en aquellos lugares controlados por la administración central (p.ej. zonas militares, cuarteles, etc). Las repúblicas donde sucedió esto fueron, obviamente, las 3 Repúblicas Bálticas, Moldavia, Georgia y Armenia. Por razones también obvias, la inmensa mayoría de los votantes de estas regiones votaron a favor del mantenimiento de la URSS, pero, claro, lo cierto es que la mayoría de la población de esas repúblicas ni fue a votar ni pudo hacerlo porque las autoridades locales se lo impidieron. De todas formas, en cada república hubo una situación diferente. Las hubo donde el porcentaje de votantes fue importante, en otras, como Armenia, fue mínimo (de hecho, en Armenia solo pudieron votar unas 5 mil personas, de las cuales unas 3,6 mil hicieron uso de su derecho a voto), así que se puede entender que no fue algo relevante. Pero, como digo, en otras repúblicas el porcentaje de voto tuvo más peso: en Moldavia 840 mil personas tuvieron derecho a voto y lo ejercieron algo más de 700 mil (el 98% de ellas se mostró favorable al mantenimiento de la unión). Por comparar, en las elecciones presidenciales de 1991, en Moldavia votaron casi 2 millones de personas de 2,4 millones con derecho a voto, y en las parlamentarias del 1994, fueron 1,9 millones. Vamos, que sin representar a la mayoría de la población con derecho a voto de Moldavia, la realidad es que un porcentaje significativo de la población pudo expresearse en favor de la unión en 1991. Pero incluso en las bálticas hubo un porcentaje importante de la población con derecho a voto (y que lo ejerció), aunque, como digo, sin ser la mayoría (ni de cerca). En Letonia la población con derecho a voto fue del 670 mil personas, el porcentaje de los que ejercieron el voto fue de 65%, aunque la inmensa mayoría lo hicieron en favor de la unión (95%), frente a los 1,9 millones de personas con derecho a voto de las últimas elecciones parlamentarias antes de la independencia (1990). En Lituania también pudieron votar casi 600 mil personas, y en Estonia 300 mil (frente a 1,2 millones con derecho a voto en 1990). 


Población húngara de Transcarpatia, Ucrania, en el 2001. Rosa: más del 50% húngaros. Naranja: entre el 10% y el 50% de la población húngara. Figura humana: poblaciones con importante población húngara. Fuente: oroszvilag


Luego, ya sabéis lo que pasó. Que los dirigentes políticos se pasaron el resultado por donde les dio la gana y desmembraron la URSS a pesar de que la mayoría de la población había votado en favor de mantenerla. Y para dar una imagen de democracia, inmediatamente DESPUÉS de desmembrar la URSS (en algunos lugares fue antes), en muchos lugares se celebraron referéndums para justificar la decisión. (Ya conocéis también el tema de votar hasta que salga lo que tenga que salir, lo hemos visto en varias ocasiones). Fue el caso de Ucrania, p.ej., se aprobó la independencia el 24 de agosto (bajo la influencia del golpe de agosto en la URSS), mientras que el referéndum para justificar la independencia tuvo lugar el 1 de diciembre de 1991, vaya ejemplo de democracia (aunque los acuerdos Belovezha, que podemos considerar como el final oficial de la URSS, se firmaron algo después, el 8 de diciembre).  

Por cierto, una curiosidad, en el referendum de marzo se celebró también a la vez un referéndum por la independencia de Ucrania en Lviv, Ivano-Frankivsk y Volynia, en el que el 88% de los votantes apoyaron la independencia. No deja de ser curioso que desde 1991 el destino de Ucrania parece ser siempre dictado por estas tres regiones, que imponen su voluntad sobre el resto del país... 

El referéndum por la independencia de Ucrania del 1 de diciembre de 1991

Así pues, el 1 de diciembre de 1991 se celebró un referéndum en Ucrania para justificar la situación "de facto" de la independencia ucraniana y de la desaparición de la URSS. El 84% de la población fue a votar, y algo más del 90% votó a favor de la independencia. Solo que, claro, para entonces la URSS solo existía sobre el papel. La pregunta del referéndum fue: "¿Apoya Vd. el acta de proclamación de la independencia de Ucrania?", eso sí, después de un texto bastante tendencioso dirigido a influir sobre el votanto y a incitarle a votar "sí". Superdemocrático todo. El texto de las papeletas era este:

Papeleta de voto en el referéndum de independencia de Ucrania, diciembre de 1991 (en ucraniano). Fuente: wikipedia.


PAPELETA

PARA EL VOTO EN EL REFERÉNDUM PANUCRANIANO

    ACTO 

DE DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA DE UCRANIA


Teniendo en cuenta el peligro mortal que se cierne sobre Ucrania en relación con el golpe de estado en la URSS del 19 de agosto de 1991,

- continuando la tradición milenaria en la construcción del estado ucraniano,

- sobre la base del derecho a la autodeterminación previsto en la carta de las Naciones Unidas y otros instrumentos jurídicos internacionales,

- y aplicando la Declaración de la Soberanía Estatal de Ucrania,

El Soviet Supremo de la República socialista Soviética de Ucrania proclama solemnemente la INDEPENDENCIA de UCRANIA y la creación de un estado Ucraniano independiente, UCRANIA.

El territorio de Ucrania es inviolable e indivisible.

A partir de ahora, en el territorio de Ucrania solo tiene vigor legal exclusivamente la Constitución y las leyes de Ucrania.

La presente acta entrará en vigor en el momento de su aprobación.

 

CONSEJO SUPREMO DE UCRANIA

  24 de agosto de 1991


"¿Apoya Vd. la Declaración de Independencia de Ucrania?»

"SÍ, LA APOYO"-"NO, NO LA APOYO"



En todas las regiones de Ucrania se votó a favor. En las regiones más nacionalistas ucranianas (Lviv, Ivano-Frankivsk, Volynia) la participación superó el 90%.  Y en la mayoría de las regiones el voto favorable a la independencia superó el 90%  (el récord se lo llevó Ivano-Frankivsk, con más del 98%). En las zonas, digamos por simplificar prorrusas o rusas, el porcentaje fue mucho menor, tanto de participación como en favor al "sí", pero también allí ganaron los favorables a la independencia. Lo que se explica porque en la práctica ya no existía la URSS y por lo tendencioso de las papeletas electorales. En Crimea, p.ej. el porcentaje de voto fue del 67%, y el sí ganó con el 54%. En Donetsk o Járkov la participación fue del 75%, pero el sí se llevó alrededor del 85% de los votos. Por cierto, en Crimea ya había habido un referéndum en enero del 1991, para proclamar su estátus como objeto administrativo de la URSS y no de Ucrania, había arrasado el sí con el 93% (frente a una participación del 81%), pero ya sabéis eso de votar hasta que salga lo que tiene que salir. 

A la vez que el referéndum se realizaron las primeras elecciones presidenciales ucranianas, en las que se impuso Leonid Kravchuk, con el 67% de los votos. Kravchuk ganó en todas las regiones, excepto en las más nacionalistas, donde se impuso Viacheslav Chornovil. Lo que quizás no es tan conocido en cuanto a este referéndum es que en Transcarpatia se votó además una tercera cuestión: la autonomía dentro de Ucrania. La participación fue del 83% y la mayoría de la población local apoyó la autonomía de Transcarpatia: el 78%

En las zonas con mayor influencia étnica húngara y con mayor conciencia nacional rusina-rutena (os recuerdo que no estaban -ni lo están ahora- reconocidos como etnia aparte, sino solo como un grupo dentro del pueblo ucraniano), los resultados fueron todavía más altos: en Berehove (el principal centro húngaro de Ucrania) fue casi del 90% a favor, en la capital Úzhgorod, del 83%; en cambio en las zonas más del interior, donde tradicionalmente ha habido mayor influencia ucraniana, el porcentaje fue menor: Rájiv con el 54% a favor, fue donde el resultado en apoyo de la autonomía transcarpática fue menor. En cualquier caso, en la mayoría de las provincias se superó el 80% de los votos favorables a la autonomía transcarpática. 

Bueno, ¿y qué paso después con este estatuto de autonomía para Transcarpatia? Pues nada, porque las autoridades ucranianas se pasaron el resultado de este referéndum por donde ya sabéis... Curioso, los resultados que interesan los aceptamos, los que no, los ignoramos. Democracia a la carta... Por cierto, ¿hubo protestas de la comunidad internacional? No.

Por cierto, la excusa que usaron los ucranianos es que en las papeletas electorales aparecía el nombre de la República Socialista Soviética de Ucrania. Y, por lo tanto, no se refería a la Ucrania independiente, que, por lo tanto, no tenía la obligación de aceptar el resultado de ese referéndum... La gracia es que en todas las papeletas del referéndum aparecía esa denominación, que no le molestó a nadie para nada... Tampoco para elegir presidente a Kravchuk...


Hasta el día de hoy el gobierno ucraniano ha hecho caso omiso de los resultados del referéndum del 91 en Transcarpatia, que, por supuesto, no ha recibido hasta el día de hoy la autonomía aprobada entonces por la voluntad popular.


Portada del periódico Novini Transkarpatii (Noticias de Transcarpatia) en su número 232, del 4 de diciembre de 1991, anunciando los resultados del referéndum en Ucrania y la elección del primer presidente de la Ucrania independiente, Leonid Kravchuk. Fuente: Instituto Rusino de Historia y Filología

Acabo aquí la primera parte del artículo. En la segunda me centro en la entrevista a György Dupka.

lunes, 18 de noviembre de 2024

domingo, 22 de septiembre de 2024

La foto del día (13): Crecida del Danubio en Budapest

 

Budapest. Puente Margarita, con el tranvía 4 o 6 (son las dos líneas que pasan por ahí). El Danubio está bien alto, el agua cubre casi los pilares del puente. La foto es del sábado 21 de septiembre, cuando el Danubio alcanzó los 830 cm de altura, luego empezó a descender. No ha habido graves daños de momento, al menos en Hungría. En el centro de Budapest el Danubio ha cubierto la orilla inferior (que es una carretera y que está para esto precisamente, para servir de dique de contención cuando la corriente se eleva), y casi ha llegado al borde de la segunda línea de la orilla (que es la peatonal, el paseo en el Danubio), más allá de la cual la situación podría haber sido catastrófica, pero no la ha superado (por poco). Hay algunos lugares donde la orilla es más baja o no hay un muro que sirva de dique, ni tienen sistema de diques móviles, que se han inundado, pero han sido más bien lugares puntuales. El pueblo de Kisoroszi está aislado e inhundado en parte, pero como digo, se trata más bien de situaciones puntuales. Hungría ha tenido tiempo de prepararse para la crecida y lo han hecho a conciencia. Foto: Gobierno de Hungría. 

sábado, 7 de septiembre de 2024

¿Qué hay detrás de los recientes cambios en el gobierno ucraniano? (András Kosztur)

Uno de los mayores expertos húngaros en el espacio exsoviético, y que quizás mejor comprende la actualidad ucraniana, es András Kosztur, investigador del Instituto Siglo XXI (un think tank conservador húngaro). Además, Kosztúr tiene la ventaja de que conoce muy bien el país porque él mismo nació en Berehovo (el principal centro húngaro de Ucrania), vivió allí y estudió historia en la Universidad de Úzhgorod, en la región más occidental de Ucrania, (posteriormente ha continuado sus estudios en Hungría, en Debrecen y en Chequia, en Praga). 

A la izquierda en la foto, la Bánkova, el edificio de la sede de la Oficina del Presidente de Ucrania. Fuente: wikipedia.


Suelo leer con interés los comentarios y artículos de Kosztur sobre Ucrania, porque siempre aporta cosas interesante. Os dejo con un pequeño texto sobre lo que piensa Kosztur respecto a los recientes cambios de gobierno ucraniano, incluyo casi todo el texto original, tal y como lo ha escrito él para su cuenta de Telegram (esto lo escribí inicialmente para tuiter, luego lo elaboré un poco mejor para Telegram, pero me parece que por su extensión es mejor aquí).

András plantea que los cambios que ha habido estos días en el gobierno ucraniano son una señal de estabilización, no de agravamiento de una crisis interna -que por lo demás, existe-, y explica por qué lo ve así: "Desde hace años el gobierno de Ucrania no es un elemento independiente, sino que -junto con el Parlamento-, depende completamente de la Oficina del Presidente, de la "Bánkova" [que es como se llama popularmente a la Oficina del Presidente, ya que su sede se encuentra en la calle Bánkova de Kiev - nota de Crónicas húngaras]. Varios ministerios han sido dirigidos por administradores provisionales, alguno de ellos ha estado más de un año encabezando su cartera en cuestión. La mayoría de la población, ni siquiera la enterada de la situación política, sabe gran cosa de la mayoría de los ministros, más allá de haber oído su nombramiento y sustitución, y la dirección real de cada vez más esferas de la administración está en manos de los funcionarios de la Oficina del Presidente. En tales condiciones solo podríamos hablar de crisis de gobierno si el gobierno intentara liberarse de su estado subordinado y se esforzara en realizar una política independiente. Pero los cambios actuales no se han producido por una decisión del gobierno o de miembros del gobierno ucraniano, sino que han sido decididos por la Oficina Presidencial para transformar a un gobierno incapaz de tomar decisiones, aunque sea a costa de la concentración de poder, en un instrumento más o menos útil en sus propias manos. Por eso los nuevos hombres en los ministerios son de la Oficina del Presidente, y por eso a la cabeza de los ministerios hasta ahora dirigidos de manera provisional, han llegado dirigentes aprobados por el Parlamento y con carácter ya definitivo. Para que el gobierno pudiera convertirse en un elemento político independiente sería necesario un parlamento fuerte, solo que el Consejo Supremo está todavía en peor estado que el propio gobierno, sus miembros se han reducido a un mínimo histórico a causa de los arrestos [!] y dimisiones, y según las informaciones de prensa varias decenas de diputados entregarían su escaño si se lo permitieran. El resto de la fracción parlamentaria del partido del gobierno es fiel a la Oficina del Presidente (y tampoco es que pueda hacer mucho más), el primer ministro, Denis Smígal, por lo que parece, puede considerar un éxito el haber mantenido su puesto, bastante tiene con eso como para atreverse a hacer una política enfrentada a la Bánkova. Además, Andrii Yermak, el director de la Oficina del Presidente, intenta concentrar en sus manos las relaciones del gobierno con los occidentales - y no es casual, ya que el único peligro político para el régimen de Zelenski, solo puede venir de Occidente-, y precisamente por eso hace un par de meses tuvo que dejar su puesto Oleksandr Kubrakov, y ahora ha tenido que hacerlo Dmitro Kuleba. El lugar de ambos ha sido ocupado por hombres de Yermak".


Yermak (izquierda) y Zelenski (derecha), los dos mandamases que manejan a su antojo ahora mismo  Ucrania  (con permiso de la embajada de EEUU y de las de otros países occidentales, claro). 


Por eso, András afirma que el cambio no es señal de crisis, y que ahora mismo no hay ningún elemento interno que amenace el poder de la Oficina del Presidente. Apartar a Zaluzhni, mucho más popular que los ministros que se han marchado ahora, no supuso ningún problema, y eso que Zaluzhni tenía mucha más influencia en la sociedad ucraniana que estos.

"La Oficina del Presidente ha podido destruir las posiciones del parlamento, de la dirección militar, de la iglesia ortodoxa con sus millones de fieles, de los autogobiernos locales, de los oligarcas y de los medios de comunicación vinculados a ellos, todo eso sin provocar una crisis. Así que renovar un gobierno formado por burócratas desconocidos, comparado con eso, es una tarea administrativa sin la menor relevancia. Para el poder ucraniano el único desafío lo representan los EEUU, pero con su política de apoyo a Ucrania, ellos mismos se han metido en un callejón sin salida, así que no les queda otra que poner buena cara -al menos ante la opinión pública-. De momento Washington espera con paciencia, a pesar de que seguro que hay mejor candidato para dirigir el país que la pareja Zelenski-Yermak. Pero la paciencia, claro, tarde o temprano se va a agotar, y para entonces ni nos vamos a acordar ya de este cambio de ministros".

Fuente: cuenta telegram de András Kosztur

Aviso: el blog vuelve a la vida

 Cómo veis, el blog Crónicas Húngaras llevaba sin actualizarse tres años y medio o así. La causa era en parte la falta de tiempo, en parte también de ganas, aunque no de ideas. Además, el poco tiempo que tengo lo he estado dedicando estos años a otras redes, como Tuiter o Telegram, más inmediatas, sobre todo tuiter me ha absorvido tanto tiempo que se me ha hecho imposible seguir con el blog. Pero en todo este tiempo nunca he visto el blog como algo cerrado, de ninguna manera, e incluso he escrito algunas entradas que no he acabado por falta de tiempo y al final han quedado desactualizadas (p.ej. sobre las elecciones en Hungría). Pues bien, desde hace tiempo tengo ganas de reactivar un poco el blog y de actualizarlo regularmente con noticias, informaciones, documentos, estudios, fotos, etc, dentro de la línea habitual del blog y de mi perfil en otras redes sociales. En algunos casos comentaré los mismos temas, solo que un blog permite cosas que en tuiter o telegram son más complicadas (p.ej. análisis más largos, elaborados y profundos; una de las cosas que más he echado de menos estos años). Así que aquí estamos (estoy) de nuevo. He corregido los enlaces de los paneles laterales. Un saludo para todos. 


Budapest. Puente de la Libertad (Szabadság híd). 28 de agosto de 2024. Foto propia.


viernes, 6 de septiembre de 2024

Estudio sobre hábitos de lectura y compra de libros en Hungría

 Una encuesta encargada por economx.hu al centro de investigación de la opinión pública Pulzus intenta aclarar el panorama en Hungría respecto a los hábitos de lectura y la compra de libros. El estudio responde a uno realizado anteriormente que daba unos resultados desalentadores (y este también lo ha hecho, aunque sus datos no concuerden del todo con los del anterior). 

Según el estudio en cuestión el 39% de los húngaros leen habitualmente, el 45% lo hacen de forma ocasional, y el 15% no leen nunca (el 1% NS/NC).



 

Entrando en algunos detalles, son las mujeres las que más leen en Hungría (el 40% de forma habitual, y el 49% de forma ocasional, apenas un 10-11% no lee nunca, mientras que entre los hombres el porcentaje de los que no leen nunca se va al 19%). Además, los mayores de 60 años son los que más leen: el 43% de forma habitual. En Budapest se lee más que en provincias.

Sobre compra de libros hay algunos datos curiosos. El 10% de los encuestados afirma comprar un libro al menos cada mes, el 21% cada seis meses, el 33% una vez al año, y el 34% afirma que nunca compra libros. 



Los hombres son los que más compran, y también los que menos lo hacen. Pero es interesante ver que los mayores de 60 años, que son el sector de edad que más lee, es a la vez el sector que menos libros compra (el 37% no compra nunca libros). El autor del artículo en el que me estoy basando, se extraña por el asunto y se plantea que tal vez vayan a bibliotecas a leer. Lo que se le ha escapado es el detalle -que dice mucho- de que si son el sector que más lee y el que menos libros compra, tal vez sea debido a que simplemente no se pueden permitir comprar libros. 




Y en relación con esto viene el siguiente dato, que dice mucho: la gran mayoría de los húngaros consideran que los libros son caros. Los autores de la encuesta han tomado un precio medio de los libros de 5 mil- 6 mil forint húngaros (es decir, entre 13 y 15 euros al cambio actual) y el 80% de los encuestados considera ese precio prohibitivo. Lo cual, además, contrasta con la opinión de las editoriales, que se quejan de que no ganan gran cosa con los libros. En cualquier caso, esto es muy fuerte: 8 de cada 10 personas, piensan que los libros son caros. Entre las mujeres el porcentaje se dispara al 87% (entre los hombres es algo inferior, 72%). Pero, es que entre los mayores de 60 años, llega incluso al 88% el porcentaje de los que piensa que los libros son caros. Con estos datos generales, está claro que para la mayoría de los sectores de población en Hungría comprarse un libro es un lujo. Curiosamente, entre los que tienen solo enseñanza primaria, hay un 20% de población que considera que los libros no son muy caros, supongo que es porque no leen mucho y tampoco compran libros (de acuerdo a los otros datos de la encuesta). Entre los estudiantes que se preparan para acceder a la universidad, el porcentaje de los que piensan que es caro comprar un libro es más alto que la media: 85%.

Luego, como curiosidad, se propone cuánto podría cada uno gastar en un libro, sin que eso supusiera un problema para su cartera. 


Ni más ni menos que el 54% afirma que 3 mil forint (7-8 euros al cambio actual), que es casi la mitad del precio medio de un libro actualmente. El 13% consideran que 4 mil forint (unos 10 euros, es que el forint está ahora por los suelos, bueno, ahora y los últimos 20 meses como mínimo). El 7%, 5 mil ft y el 8%, 6 mil forint (13 y 15 euros respectivamente). Vamos, que solo el 15% de la población considera que puede pagarse el precio habitual de un libro...  (El 18% NS/NC).

Pero es que si vemos estos datos por edad aclara algunas cosas... Entre los mayores de 60 años, apenas un 3% considera que puede pagar 5 mi ft y otro 3% 6 mil forint. Es decir, entre la capa de la población que más lee, apenas el 6% se puede permitir pagar el precio normal de un libro (¿será por eso que no compran libros, sino que los leen en bibliotecas? pregunta obviamente retórica). 

Por matizar un poco estos resultados, aclarar que las encuestas o este tipo de estudios hay que cogerlos con pinzas y tratarlos con mucha prudencia. Para empezar, me imagino que aquí se refieren a libros nuevos, porque el caso es que en Hungría hay un floreciente mercado de libros usados a precios bastante buenos. En Budapest, por ejemplo, hay muchísimas librerías de anticuario que no solo ofrecen libros antiguos, sino también libros modernos que ya no se encuentran en las grandes librerías o que simplemente que ya están usados. Por no hablar de la genial iniciativa "mozgó könyvek" (libros en movimiento), que son unas librerías ambulantes que tienen carros en diversas zonas de Budapest, con libros muy interesantes, que cambian cada poco tiempo, y a precios más que asequibles (entre 500-1500 ft -1,2-4 euros, dependiendo del tipo de libro y del lugar en el que esté). Y a veces encuentra uno allí joyitas tiradas de precio (p.ej. yo hace tiempo encontré un volumen de "Las aventuras del valoroso soldado Švejk" en una edición original checa de 1954 con las encantadoras ilustraciones de Josef Lada, y todo por 400 ft -que, bueno, entonces sería 1,5 euros o así, fue antes de que el forint se desplomara). Es decir, que los ancianos que leen pero no compran libros, tal vez no solo frecuentan las bibliotecas, sino también este tipo de sitios. 



Carro de libros de "Mozgó Könyvek". Los 300 ft de precios (que entonces rondaría el euro) indica que la foto es antigua, pero siguen teniendo precios muy asequibles. Fuente: Página de la Asociación Mozgó Könyvek


lunes, 2 de septiembre de 2024

El fenómeno de Sahra Wagenknecht visto desde Hungría

(Reflexiones sobre Alemania y la situación de la izquierda en Europa)

(Esto no era inicialmente un artículo, sino un hilo que escribí en tuiter y que, visto su extensión, es más legible en forma de artículo. Así que lo he compuesto en un texto único, corregido y subido aquí. Que al menos valga para resucitar el blog, que lo tengo bastante olvidado, por falta de tiempo -no de temas y noticias)

Sahra Wagenknecht


Algunos comentarios sobre las elecciones en Sajonia y Turingia de ayer. Los datos que puse en un hilo anterior (aquí, en tuiter) eran estimaciones sobre encuestas a pie de urna, pero son más o menos los resultados definitivos. En Sajonia hay algunos cambios menores, algunos partidos ganan o pierden un escaño respecto a la estimación, p.ej. CDU tiene 42 escaños, no 41, y AfD 41 no 40. El BSW ha conseguido 15 no 16, y los socialdemócratas 9 en lugar de 10. En Turingia las diferencias son mínimas (décimas en % de voto) y no se traducen en cambios de escaños respecto a la previsión. Eso, por un lado. Por otro, aclaro que yo ni sé alemán y ni sigo en profundidad la política alemana, solo muy por encima, pero en Hungría, por razones obvias, hay un interés muy grande por lo que sucede allí. Así que quiero comentar un poco algunas cuestiones que se mencionan en Hungría sobre el BSW y su papel en las elecciones. 

Curiosamente los medios progubernamentales húngaros han sido mucho más respetuosos con el BSW que los medios liberplastas y progres. Ahí donde lo veis, en Hungría desde medios gubernamentales se ve al BSW como la extrema izquierda "razonable", mientras que los liberplastas los ven como malvados estalinistas o incluso rojipardos. Así que me voy a basar más en las noticias de los medios progubernamentales, que por lo menos tienen cierta curiosidad por el BSW e intentan explicarlo en su contexto (los medios liberales se contentan con poner la etiqueta, básicamente)... 

En Index, p.ej. se resalta que la CDU ha descartado gobernar en Sajonia con el AfD y con Linke, pero no con BSW (a pesar de que, según Index, en cuestiones sociales, el BSW tiene muchas coincidencias con el AfD). En teoría en Sajonia sería posible una coalición CDU-SPD-BSW. El BSW no se ha expresado sobre la cuestión (yo, sin tener mucha idea ya os digo que está descartado, pero bueno). Pero Index resalta que la campaña que ha seguido el BSW en las elecciones (en la que ha participado Sahra Wagenknecht, aunque no era candidata), se ha basado en acabar la guerra en Ucrania cuanto antes y en cortar de inmediato cualquier ayuda militar a este país. Y aunque de eso no se decide en Sajonia, sino en Berlín, hay posibilidades de influir desde Sajonia. Vamos, que Index no ve muy probable la participación de BSW en una posible coalición, más bien piensan en una coalición que gobierne en minoría CDU-SPD (esto debe ser la pinza PSOE-PP a la alemana). Esto por lo que respecta a Sajonia. En Turingia la CDU solo puede gobernar con ayuda de Linke o de AfD, pero, como he dicho antes, CDU por principio descarta colaborar con estos dos partidos, por considerarlos extremistas (además necesitaría al SPD, claro). Igual que en Sajonia, CDU no se ha pronuciado respeto a BSW. Aquí no se habla más de BSW. En Magyar Nemzet (principal periódico progubernamental) se resalta que los partidos críticos con el sistema (entiende aquí al AfD y a BSW) han conseguido un gran éxito y más del 40% de los votos en Sajonia, y en Turingia tienen el 50% de los escaños. Y se indica que ambos se oponen a enviar ayuda militar a Ucrania y a aceptar a inmigrantes sin ningún control. En cualquier caso, los resultados muestran que una gran parte de la población de la antigua RDA está bastante harta de la política federal alemana. De hecho, se puede afirmar perfectamente que el gobierno federal ha fracasado en las elecciones. Otro artículo de Index (anterior a las elecciones) resalta que, al ser un partido nuevo, el BSW no tiene todavía una militancia muy amplia, los candidatos que ha presentado no son políticos muy conocidos, y eso ha intentado compensarlo Sahra Wagenknecht con su participación; todo esto ha dado pie a las críticas de otros partidos, que les han acusado de que sus candidatos no saben ni qué representan. Index resalta que, en realidad, los puntos importantes del programa de BSW sí son conocidos: aumentar el salario mínimo, dar prioridad a la mejora del nivel de vida de los trabajadores y defender a la industria por encima de consideraciones ecologistas, oposición total a la migración, que hunde los salarios de los trabajadores y acercamiento a Rusia para conseguir energía rusa barata; pero claro, esos son temas que no se deciden del todo en estas elecciones. Por cierto, aunque los resultados de BSW han sido muy buenos, en realidad son algo menores de los previstos por las encuestas (aunque por poco, 13% en Sajonia frente al 12% que ha logrado, por 18% en Turingia frente al 16% real). En Index hay un artículo más largo yprofundo sobre Wagenknecht, aunque es de finales del año pasado. Allí, se define al BSW como un partido con un programa económico de izquierdas, pero conservador socialmente (y aclaro, estos datos son todos de prensa proorbanista, es decir, muestra cómo interpretan ellos el fenómeno BSW, lo cual no quiere decir que, realmente, el BSW sea así). Ahí se menciona que, aunque el partido surge de Linke y aspira a atraer votantes desencantados con Linke, también puede ser atractivo para ciertos sectores del SPD y de los Verdes. Pero, curiosamente, menciona que también puede atraer a votantes del AfD, ya que ambos aspiran a atraer el voto de la clase obrera de la antigua RDA y ambos se presentan como partidos protesta. En el artículo se resalta también que la ideología que representa Wagenknecht difiere radicalmente del mainstream de los partidos de izquierda o de la nueva izquierda. Sahra critica a los verdes y también al SPD, a este último por haberse alejado del verdadero camino de la socialdemocracia, pero también denuncia (Sahra) que ese proceso ha afectado a toda la izquierda europea. Según ella, actualmente la mayor parte de la izquierda se dirige a una población urbana acomodada y educada, y se ha olvidado de los obreros que están en peor situación económica y social que esta clase urbanita. Sahra habla de lucha de clases y de que un político de izquierdas tiene que ocuparse de la clase obrera, cuyos problemas son completamente diferente de los de un trabajador de una oficina en un barrio gentrificado de una gran ciudad. Además, es que estos dos grupos sociales tienen intereses contrapuestos. Mientras que los nuevos izquierdistas urbanitas aspiran a la reducción de las emisiones dañinas para el clima y querrían prohibir el uso de energías fósiles, o ven de forma positiva los impuestos sobre el transporte, la energía y los combustibles, gran parte de la clase obrera más pobre se ve afectada negativamente por estas medidas, y un buen ejemplo de eso ha sido la discusión sobre las instalaciones de calefacción en Alemania (se trata de una propuesta de los Verdes, que prohibiría la construcción y venta de viviendas con calentadores de agua por gas o petróleo). Según Sahra Wagenknecht estas medias, además, favorecen al capital, pero en la contradicción capital-obrero, un partido de izquierdas debe tener claro que su misión es estar del lado del obrero y no puede apoyar una política que los afecte negativamente. Por eso también rechaza la migración, que provoca una competencia de salarios a la baja, y por lo tanto sirve los intereses del capital. Otras cuestiones que afectan a minorías -sexuales o étnicas- no son importantes desde el punto de vista de clase y la representación de estas minorías no puede solucionar los problemas de la clase obrera. La clase obrera no está interesada en cuestiones como la política de identidad progresista. Así pues, dice el artículo, Wagenknecht sigue una política completamente de izquierdas en lo económico, culturalmente conservadora, y por lo que se refiere a la política exterior, totalmente europea por contraposición a la atlantista. Según el artículo, el BSW cubre un vacío existente en la política alemana, donde ya hay un partido económicamente de izquierdas (Linke), pero es culturalmente progresista.


Primer Congreso de la Alianza Sahra Wagenknecht - Por la Razón y la Justicia. 30 de enero de 2024.


Por mostrar también la opinión de otros medios, veamos por ejemplo qué dice de Sahra y de su BSW el portal húngaro Mérce, de izquierda alternativa progre, que sí se ha ocupado del fenómeno del BSW (aunque, bueno, solo es un tío el que escribe de ella, un tal Áron Mikus). Solo los títulos de los artículos ya dicen mucho: "El cometa de la izquierda alemana que se ha quedadoestancada al pie del muro de Berlín", "No es la clase obrera la quegira a la derecha, sino los políticos de izquierda hambrientos de poder" (se refiere, claro está, a Sahra).  Aclaro que yo, a estas alturas, ya ni leo Mérce de forma habitual (aunque por mi ideología sería uno de mis medios de referencia), pero me tiene ya hasta las narices su retórica (p.ej. en Ucrania, promaidanista - con algunos artículos muy manipuladores, como cuando te presentan como única opinión de izquierdas válida la de la izquierda ucra -apenas existente- que habla de imperialismo ruso y de luchar contra el invasor -que ya se hablará luego de los problemas internos de Ucrania-, y ni mencionan a la izquierda ucra realmente existente -Borotba,pej.- que lucha en las milicias del Donbass contra el gobierno ucro. El único artículo que han escrito sobre los comunistas ucros es para decir que son un partido de oligarcas -que en condiciones normales hasta podría aceptarlo, pero ellos lo hacen para desacreditar cualquier cosa que diga sobre Ucrania el PCU desde el exilio)... pero bueno, vamos con los artículos, muy por encima... Empecemos con el más antiguo (el del "cometa estancado a los pies del muro", que manda narices). Repite lo mismo que hemos visto en Index: que según Sahra la izquierda se ha apartado de los obreros y hace política solo para una capa social progresista y urbanita. Y también resalta lo de que económicamente es de izquierda, socialmente conservadora, y que su idea es dirigirse a los obreros "perdidos por la izquierda" (las comillas son del artículo). Lo que se plantea el autor es qué sentido tiene un partido conservador culturalmente y que rechaza llevar a los obreros en una dirección progresista. Acusa a Sahra de seguir no una política socialista, sino reformista, ya que sus ideas representan una economía de mercado con tintes sociales. Me salto la parte en la que habla de la evolución de Sahra, porque se me va a hacer muy largo esto (ya lo es). Solo menciono que llamó la atención (Sahra) en 1992 con su artículo "Marxismo y oportunismo" en el que juzga positivamente a Stalin (en el artículo se incluye un enlace al artículo de Sahra, está en alemán, pero se podrá leer con un traductor online, supongo, os dejo el enlace aquí para que no se me olvide: "Marxismo y Oportunismo").También se hace referencia a que cuando el PDS (excomunistas) realizaron un comunicado denunciando el muro de Berlín y considerándolo injustificable, Wagenknecht fue la única que se opuso a firmarlo. Luego, según el artículo, se modera un poco e incluso acepta el mercado. Se resalta su participación en manifestaciones por la paz (respecto a la guerra en Ucrania) y que para el autor es solo por su idea de conseguir energía barata para relanzar la economía alemana (y ya os he dicho que este medio es muy pro ucraniano). Según el autor, Sahra no pretende representar a toda la clase obrera, sino solo a los obreros de ciertas ramas industriales. Y ojito a esta frase: "su horizonte (el de Sahra) no ha superado el reformismo pequeñoburgués de los socialismos realmente existentes" (de ahí su nostalgia por la RDA, una RDA que para este medio no es socialista ni intentaba construir el socialismo, estos son de izquierda muy de izquierda y tal -sí, son totalmente antisoviéticos y eso, pero, oye, van de puristas, y luego se les cae la baba con los maidanistas, es que es para joderse). "Tenemos que ver que esta política (Sahra) considerada una esperanza por una parte de la izquierda alemana y europea, en realidad promete el regreso al estado del bienestar, lo que no es posible sin la explotación cada vez más intensa de grupos dentro de unas fronteras estatales concretas (mujeres, inmigrantes) o fuera de ellas (trabajadores de países del tercer mundo)" (lo dice el tal Áron Mikus este).

 

Vamos con el segundo artículo (el autor promete tres, pero creo que el tercero no está escrito todavía), el de los “políticos sedientos de poder” refiriéndose a Sahra. Repite que Sahra se inicia como comunista, pero ahora es partidaria de una economía de mercado social. Y acusa a su partido de considerar deseable la política sancionadora liberal sobre los trabajadores de sectores con sueldos más bajos -fundamentalmente mujeres e inmigrantes-, y que con eso se acomoda bien en la actual élite política alemana (no sé de dónde saca esto, pero bueno). "A Wagenknecht se la diferencia de otros partidos porque habla a esos que antes eran los principales beneficiados del modelo económico alemán, pero que se han visto muy afectados por la respuesta de las políticas liberales ante el descenso de la tasa de beneficio: la clase obrera industrial de ramas importantes de la economía alemana - por ejemplo, los trabajadores de la industria del motor-, así como los pequeños y medianos empresarios." (es alucinante el odio con el que habla esta gente de la clase obrera industrial, es que se les nota el odio, alucinante). Simplificando -dice el autor- podemos considerar que el partido de Sahra intenta hablar a gente de izquierdas partidaria de la redistribución en cuestiones económicas, pero que son conservadores en otras cuestiones consideradas culturales (migración, sexualidad, minorías, clima). Que es un grupo ("imaginario" dice el autor) de gente que ahora mismo no tiene representación política (bueno, ahora la van a tener). Y se menciona que las elecciones alemanas del 2017 parecen justificar esta postura, ya que entonces 420 mil votantes se pasaron de Linke al AfD. Pero de momento, parece que Sahra solo aspira a recuperar esos votantes (vaya análisis más absurdo de este tipo). Además, según un estudio de la universidad de Belfast, lo curioso es que los votantes potenciales del BSW serían más bien gente económicamente de derechas. Según el estudio, el 54% de los votantes de AfD se pensarían votar a Sahra, mientras que solo el 25% de los de Linke lo harían, y el 30% de los liberales (FPD) (el artículo es de junio, qué mal ha envejecido, si tenemos en cuenta los resultados de ayer). Según un estudio de Carsten Braband (de Jacobino), los votantes potenciales de Sahra no son especialmente partidarios de una redistribución social, no más que la media en Alemania, sino que son más bien ligeramente derechistas respecto a la cuestión. Según otro estudio, solo el 18% de sus votantes lo haría por su programa económico, el 40% por la desilusión con otros partidos (¿y esa desilusión de qué viene? ¿del aire?) o de la simpatía por Sahra (28%). El 25% la apoyaría por su política sobre migración (se podían

elegir dos opciones, por eso el total supera el 100%). Es decir, se trata solo de un partido protesta. Se menciona también que es por eso que es tan popular entre los votantes liberales, desengañados por la política del gobierno (y en lo que juega su papel que Sahra haya sido muy crítica con la política realizada durante la pandemia, además apoya más la construcción de infraestructuras educativas y ayuda al mantenimiento de niños, antes que las ayudas directas a familias necesitadas). De este modo, Sahra aparece con una posición "anti-establishment" lo que también se ve respecto a su postura en la guerra en Ucrania, que es muy crítica, pero parece que más bien solo para asegurar el abastecimiento de energía barata para la industria Alemania (algo que debe ser un crimen para el autor del artículo, yo no sé con qué cerebro piensa esta gente, de verdad). Y, de hecho, se menciona a un político liberal del FDP, Christian Schuchert, que se ha pasado al partido de Sahra solo por su postura en la guerra de Ucrania. Todos estos argumentos (más alguno que no he contado porque se me está haciendo eterno esto) muestran que el mito del votante que quiere una política de izquierdas, pero se aleja de los partidos de izquierda por la política social progresista de estos, parece venirse abajo. Además, los estudios desmienten que por el hecho de ser clase obrera uno tenga una opinión determinada sobre migración, minorías sexuales, política de clima, etc. El único criterio que sí es importante -según el autor- es el nivel de educación. Pero no es sorprendente que BSW resalte el tema de la redistribución social, dado que en los últimos años la desigualdad en Alemania se ha disparado. En 2017 la desigualdad social era mayor en Alemania que en Hungría, de hecho, solo en Lituania hay peores indicadores al respecto en la UE. Pero no hay una movilización de izquierdas respecto a la cuestión, y los intentos que ha habido, han fracasado, debido a que predomina la idea de la meritocracia y a que la sociedad ha aceptado que, si alguien es pobre, es porque no trabaja lo suficiente. Lo que sí hay es una crítica hacia los privilegios de los más acomodados. Y por eso Sahra resalta la dura lucha de las pequeñas y medianas empresas porque la economía alemana crezca, contraponiéndolos con las grandes empresas y con la situación de monopolio de estas ya que consiguen grandes beneficios sin un aumento real de la productividad, gracias a los contactos con el estado. Un estudio conjunto entre Linus Westheuser y Linda Beck, sobre si es cierto que la clase obrera ha girado a la derecha, ayuda a comprender este fenómeno. Según el estudio, no hay ninguna prueba de que entre los obreros haya algún problema con la homosexualidad, la emigración o la clase media urbana, pero sí lo hay respecto a los que reciben algún tipo de compensación económica o reconocimiento. Sí es importante la idea de que unos (ellos mismos) no reciben lo suficiente, pero otros reciben mucho sin hacer nada. Además, los obreros no ven posible un cambio en el sistema de redistribución actual y, por eso, ven que cualquier beneficio que recibe otro, se hace en detrimento suyo. Así pues, para el autor, Sahra es una política que intenta usar la polarización de la sociedad en ciertos aspectos, y que no tiene el menor problema en usar modelos de la derecha que ansían la vuelta "a la normalidad" frente a la locura woke, queer o los refugiados. Y a la vez ni se cuestiona el principio de la productividad que legitima las desigualdades, y no hace el menor esfuerzo por construir instituciones o instrumentos capaces de redirigir y representar las críticas a la desigualdad -como lo han sido de forma clásica los partidos de izquierda y los sindicatos-. "Sahra no quiere movilizar a los explotados, sino representar a los que quieren pertenecer a una supuesta normalidad". Y eso ni es emancipador ni ha tenido éxito en los últimos 100 años. Y acaba citando al filósofo "marxista" húngaro TGM (Gáspár Miklós Tamás): "Como siempre, la izquierda fracasa cuando, apresurándose a aspirar al poder, empieza a parecerse a su oponente. Es como si la fidelidad al pueblo significara lo mismo que la adaptación a la opinión pública represiva y manipulada por la clase dirigente capitalista. Y, encima, torpe y ciegamente. Además de todo".