domingo, 16 de marzo de 2014

10 mitos y falsedades sobre el conflicto ucraniano (2ª parte)

3. Yanukóvich era un dictador

El presidente depuesto, Yanukóvich, en rueda de prensa. Fuente: RIA Nóvosti

Yanukóvich llegó al poder tras las elecciones presidenciales del 17 de enero (7 de febrero la segunda vuelta) del 2010. En esas elecciones el presidente saliente, Yúschenko, a quien ya se le había caído la máscara democrática hacía mucho tiempo, solo fue apoyado por partidos de extrema derecha y no llegó al 6% de los votos. Hubo pequeños incidentes y escándalos, pero no en relación con Yanukóvich, sino con los que estaban en el gobierno hasta entonces, los naranja. En Crónicas Húngaras ya se habló de las elecciones desde el punto de vista de los húngaros de Ucrania (aquí).

Yanukóvich consiguió el 35% de los votos, casi 9 millones de votos; y en segundo lugar quedó la Timoshenko, representante del gobierno anterior, con el 25% (y algo más de 6 millones de votos). Estos fueron los dos candidatos más votados y pasaron en la segunda vuelta, que ganó Yanukóvich con el 49% de los votos (12,5 millones), frente al 45% de Timoshenko (11,6 millones). 

Las elecciones fueron reconocidas como democráticas por los medios internacionales. El gobierno de Yanukóvich debería haber durado hasta el 2015. Es decir, Yanukóvich ni siquiera ha cumplido en el cargo el tiempo que debía. Desde este punto de vista difícilmente se puede calificar a Yanukóvich de dictador, más bien es algo absurdo. 

Algunos afirman que se merece ese calificativo por las mediadas aprobadas en enero del 2014. En realidad eso es falso ya que las acusaciones de que Yanukóvich es un dictador venían de antes. Pero  efectivamente, el 18 de enero del 2014 el gobierno de Yanukóvich aprobó leyes que limitaban algunas libertades; se olvida sin embargo que esas medidas se tomaron excepcionalmente tras la ocupación brutal de edificios públicos por parte de manifestantes violentos, incluyendo el bloqueo del Parlamento (el 15 de enero). Y en cualquier caso esas medidas no convierten a Yanukóvich en dictador, para verlo basta con leer en qué consisten esas medidas (en el periódico El Mundo, por ejemplo, se especifican). Además, hay que tener en cuenta que se dio marcha atrás y el 28 de enero fueron anuladas.

Conclusión: Yanukóvich será muchas cosas (corrupto, inepto, oligarca y un largo etcétera), pero no es un dictador. 

4. Los fascistas son una minoría en el Maidán

Esto no merece casi ni comentarse. Pues claro que son una minoría en el Maidán, faltaría más. También los que estaban en el Maidán eran una minoría respecto al pueblo ucraniano y eso no quita para que hayan acabado con el gobierno a pesar de que en las elecciones Yanukóvich fue votado por mucha más gente que la que estuvo en el Maidán. Lo importante aquí no es que sean una minoría, sino que una minoría organizada y bien preparada puede controlar una situación. Basta que una minoría se ponga a disparar (por ejemplo) o a provocar incidentes para que sobrevenga el caos. No todos en el Maidán eran fascistas, pero el Maidán, en la práctica lo han controlado ellos.

Quema de un autobús de los Berkut, la fuerza antidisturbios de Ucrania, por parte de la organización fascista Sector Derecho. Fuente: ЛIГА Net

De hecho, si atendemos a lo que pasó a finales de febrero en Kíev es muy sospechoso. Siempre que había una vía al entendimiento, siempre que se firmaba un acuerdo, ocurría algo en la calle que lo echaba todo a perder. Por ejemplo, el 17 de febrero entró en vigor la ley de la amnistía. Justo el día después los manifestantes intentaron asaltar el Parlamento, ocuparon varios edificios administrativos, atacaron a las fuerzas de seguridad, y al final la cosa acabó con 26 muertos (10 de ellos antidisturbios).  Véase por ejemplo El País.

4. En el Maidán estaba el "pueblo"

Relacionado con lo anterior está la idea de que en el Maidán estaba el pueblo ucraniano. Esa es un afirmación meramente propagandística que no merece mucha atención, pero bueno. En el Maidán no estaba el pueblo. En el mejor de los casos solo estaba una parte del pueblo ucraniano. ¿Hasta qué punto reflejaba el Maidán el sentir de la población ucraniana? Pues es muy discutible. Kíev es una gran ciudad con casi 3 millones de habitantes y más de 4 en su algomeración urbana. En las manifestaciones del Maidán había solo unos pocos miles de personas y los incidentes se han limitado a unas zonas muy concretas de la ciudad. Solo unos cuantos días ha habido manifestaciones más numerosas que podrían haber llegado a los cien mil manifestantes y eso que se organizaban convoyes desde la parte occidental del país para asistir. En otras zonas también ha habido manifestaciones en contra del gobierno de Yanukóvich, pero bastante minoritarias, y también las ha habido en contra del Maidán.

5. Es la propaganda rusa la que exagera el carácter fascista del Maidán y del nuevo gobierno ucraniano

Naturalmente en todo conflicto las diversas partes implicadas hace uso de la propaganda. Y naturalmente hay propaganda rusa en torno a lo sucedido en Ucrania. Pero no solo hay propaganda rusa, también hay propaganda rusófoba. De hecho lo que no hay son opiniones o versiones neutrales de las noticias, unas y otras están en mayor o menor medida impregnadas de propaganda; y en países pertenecientes al mundo Occidental, ya sea España o Hungría (por ejemplo), la propaganda predominante no es precisamente la rusa, sino la rusófoba. En España la rusofobia está en todos los medios de comunicación hasta niveles enfermizos, véase por ejemplo el diario El País.

En este caso, los hechos son testarudos. Rusia no tiene que esforzarse mucho para inventarse el fascismo de las nuevas autoridades, vale con dejarles hablar y mostrarse tal y como son. A estas alturas yo creo que pocos discuten ya esta afirmación. Pero profundicemos un poco en la cuestión. 

En Ucrania, el problema del fascismo viene de lejos, especialmente en su zona occidental. Ya durante el gobierno de Yúschenko (los naranjas), simpatizante de la extrema derecha aunque según la prensa occidental un gran demócrata, se favoreció la extensión del fascismo en toda la zona, especialmente cuando se rehabilitó al criminal fascista Stepan Bandera y se le nombró héroe de Ucrania. En su día, hace ya años, se hablo un poco aquí, en Crónicas Húngaras de este problema. La lista de agresiones fascistas contra las minorías étnicas no hecho más que aumentar desde entonces. Hasta en la página del MAE (Ministerio de Asuntos Exteriores de España) se hace mención al problema de las agresiones fascistas cuando se habla de las recomendaciones de viajes (véase este artículo en Crónicas Húngaras). Pero además hay otras cosas que mencionar: la cooperación entre los partidos supuestamente democráticos (y además financiados por los EEUU y/o la UE) y los grupos fascistas es algo muy común en Europa Oriental. En realidad estos grupúsculos están íntimamente ligados y así se ha visto antes incluso en Ucrania (ya cuando los naranjas tomaron el poder), pero también en Moldavia, Bielorrusia o la propia Rusia. Parece que Occidente (especialmente los EEUU) juega a la desestabilización. En Oriente Medio se financia a grupos terroristas ultraislamistas, en Europa Oriental a grupos nazis, a los que se da un aspecto liberal. Un caso, por ejemplo, es la situación en rusa: durante mucho tiempo Kaspárov, el ajedrecista, se nos ha sido presentado como líder opositor y demócrata contra el "tramposo" Putin, pero lo que no se decía en la prensa era que su plataforma se sustentaba principalmente en los nacional-bolcheviques de Eduard Limónov, un grupo fascista bastante violento.

En el caso de la Ucrania actual, uno de los partidos fundamentales del nuevo poder golpista es Svoboda. Los partidos occidentalistas supuestamente democráticos no han tenido ningún problema en aliarse con este grupo fascista. Svoboda surgió en 1991, aunque por aquel entonces se llamaba Partido Social Nacional de Ucrania y su símbología muestra a las claras de qué pie cojean: 

Símbolo principal del partido Svoboda entre 1991 y el 2003. Fuente. Wikipedia.
En el 2004 se cambiaron el nombre a Unión Panucraniana Svoboda (Libertad). Son especialmente fuertes en las regiones de Ternópil, Lviv e Ivano-Frankivsk, todas en la parte Occidental de Ucrania. Es un partido conocido por sus actos agresivos contra minorías étnicas (especialmente contra los húngaros), religiosas y también contra los comunistas. Seis miembros de este partido tienen cargos en el gobierno golpista ucraniano (Andrei Parubi - Secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, Aleksandr Sych - Primer Ministro adjunto, Serguie Kvit - Ministro de Educación, Andrei Mojnik - Ministro de Ecología y Recursos Naturales, Igor Chvaika - Política Agraria y Alimentación, Oleg Majnitski - Fiscal General de Ucrania; además Igor Tenyuk, simpatizante del partido, Ministro de Defensa). Otro grupo fascista representado en el gobierno es la Asamblea Nacional Ucraniana - Autodefensa Nacional Ucraniana (conocido como UNA-UNSO por sus siglas en ucraniano). Fue fundado en 1990 por el disidente Yuri Shújievich, que es todavía hoy en día líder del partido. Sus miembros en el nuevo gobierno son Dmitri Bulatov (ministro de Juventud y Deportes) y Tatiana Chornovol (Presidenta de la Comisión Nacional de Anticorrupción).

Símbolo de UNA-UNSO, grupo fascista con dos cargos en el gobierno golpista ucraniano. Fuente: Wikipedia.
Y el tercer grupo presente en el gobierno es Sector de Derechas (Pravi Sektor), grupo paramilitar fascista, que no ha querido implicarse mucho en el gobierno, pero su líder, Dmitri Yarosh es Secretario Adjunto del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa. Se trata de uno de los grupos más activos a la hora de organizar unas nuevas fuerzas de seguridad y también en el reclutamiento de voluntarios para el ejército.

Más informació sobre los ministros fascistas del gobierno ucraniano, aquí

Por lo demás en varias zonas del país se han producido ataques contra comunistas o diputados de otros partidos por parte de los grupos fascistas, así como ocupaciones de edificios (por ejemplo la sede del Partido Comunista de Ucrania en Kíev). El dirigente comunista de Lvov, Rostislav Vasilko fue atacado (en Kíev) por la chusma fascista y tuvo que ser ingresado en un hospital a causa de las heridas. Al final, ante las amenazas a su familia ha pedido asilo político en Rusia. En la actualidad está siendo tratado en un hospital de Moscú (Fuente). 

Rostislav Vasilko, líder comunista de Lviv, atacado por los fascistas. Fuente: Diario Octubre

6. No se ha amenazado a la población rusa

En algunos medios se ha escuchado esa idea: no se ha amenazado en realidad a la población rusa, sino que su miedo es fruto de la propaganda del Kremlin. Los que defienden esta idea simplemente ignoran los precedentes del conflicto. Como se ha mostrado, el problema del fascismo lleva presente varios años en Ucrania, en ese tiempo los grupos fascistas han tenido tiempo de sobra para amenazar a los rusos. Y lo han hecho habitualmente. Por poner un ejemplo, en el año 2010, Irina Farion, miembro de Svoboda y conocida rusófoba, actualmente diputada, afirmaba que "habría que meter en la cárcel a los cinco millones de degenerados que no hablan ucraniano" (Fuente). Repito: Irina Farion es diputada en la Rada ucraniana. Y ahora miembro de un partido que está en el gobierno. 

Otro ejemplo a mencionar es la ley de protección de las lenguas de las minorías, y que da al ruso (y a otras lenguas) estatuto de lengua oficial regional en numerosas regiones del país. Ya cuando fue aprobada, en el 2012, la oposición "pro-europeísta" dejó claro que estaba en contra y que una de las primeras cosas que harían en caso de llegar al poder era eliminar la ley. Hubo numerosos incidentes antes y después de su aprobación por parte de los grupos de extrema derecha (véase un artículo anterior en Crónicas Húngaras). Una de las primeras cosas que hizo el gobierno golpista fue borrar esa ley. Es cierto que en el último momento, ante el escándalo internacional y la intervención rusa, el presidente del parlamento, Oleksandr Turchínov no ha firmado la anulación. De momento se ha creado una comisión parlamentaria para estudiar la cuestión... en la comisión parlamentaria Svoboda está representada por la misma Irina Farión que he mencionado más arriba. ¿Tienen los rusos razones para temer del nuevo gobierno? Naturalmente. Elemér Kőszegi, redactor jefe del periódico húngaro de Ucrania Kárpáti Igaz Szó afirmaba hace unos días en una entrevista que ese había sido un gran error del nuevo gobierno porque había encendido la mecha de la resistencia rusa en Crimea y el Este de Ucrania (Tisza News).

Y por lo demás... no solo los rusos tienen qué temer de las nuevas autoridades, también los húngaros y otras minorías étnicas (véanse estos artículos del blog, por ejemplo: Svoboda quiere prohibir a los partidos húngaros de Ucrania presentarse a las elecciones o Amenazas a la minoría húngara de Transcarpatia. Y esos artículos se han quedado algo anticuados. Ahora Svoboda directamente pide la prohibición de uno de los dos partidos húngaros de Ucrania. Por cierto, el otro día fue incendiado uno de los monumentos húngaros de Ucrania (en Verecke, cierto que es atacado regularmente por grupos de extrema derecha, no es una novedad).

Momento en el que es incendiado el monumento húngaro en Verecke (Ucrania). Fuente: Index

Pero como he afirmado más arriba, basta con escuchar o leer a las nuevas autoridades. Hace unos días Borís Filátov, recien nombrado vicegobernador de Dniepropetrovsk, y miembro de la organización fascista Sector de Derechas, reconocía en su cuenta de facebook que había que mostrarse moderados con los rusos de Crimea, prometerles todo, darlos autonomía y derechos para el ruso, y luego, una vez controlada la situación, "ahorcarlos, ahorcarlos a todos" (la fuente es RT, medio ruso, aquí, pero yo mismo comprobé su veracidad en la cuenta de facebook del susodicho, dejé un volcado de pantalla de sus mensajes en el Foro Comunista como prueba).


(continúa)
 

No hay comentarios: