lunes, 28 de febrero de 2011

Nadia Barta, la intérprete personal de Kádár

Curioseando por internet, encontré esta entrevista a Nadia Barta, la intérprete personal de János Kádár, el político comunista que dirigió los destinos de la República Popular de Hungría durante más de treinta años. El autor de la entrevista es un tal Vadim Arístov, y apareció publicada en húngaro en la revista Hetek, número 26, V temporada, el 30 de junio del 2001. Me ha parecido curiosa, así que la dejo aquí, traducida.

En algún momento de los años 70 The New York Times publicó una foto con el comentario siguiente: "Leonid Brezhniev, Aleksei Kosiguin y János Kádár. No se conoce la identidad de la mujer". La mujer, Nadia Barta, bromea sobre el asunto: "Pues qué mal trabajo hacen los servicios secretos norteamericanos".


Leonid Brezhniev, János Kádár y el primer ministro soviético Kosiguin con la intérprete, Nadia Barta. (Fuente: Base de Datos de Publicaciones de Prensa - Hetek)

El destino de muchos rusos y húngaros se ha entrelazado en el último siglo, y la historia de la familia de Nadia lo refleja perfectamente. Sus abuelos huyeron de Odessa a Budapest ante los pogromos judios, su padre creció aquí en Budapest, más tarde volvió a Rusia, y acabaría muriendo en un campo de la URSS, en la época de Stalin. Su esposa y su hija llegaron en 1948 a Hungría con varios cientos de mujeres: la mayoría de sus padres, comunistas, habían sido víctimas del terror de los años 30. Nadia tenía entonces veintidos años. Durante muchos años se sintió una extranjera en Hungría, Solo años después le llegó el reconocimiento, no solo era rusa, sino también húngara. Su primer trabajo fue en una empresa de petróleo mixta húngaro-soviética, allí empezó su carrera de intérprete y traductora. En 1960 empezó a trabajar para János Kádár y hasta la muerte del político húngaro fue siempre miembro de su secretaría personal.

Estamos en una vivienda modesta según los cánoes actuales, en el distrito VI de Budapest, no lejos de la Plaza de los Héroes. Las paredes desde el techo hasta el suelo están cubiertas por estanterías. En una de ellas hay un pequeño retrato de János Kádar, el Jefe, del tamaño de un carnet: la mujer usa hasta hoy esta expresión, el Jefe.

- En la actualidad se escribe mucho sobre János Kádár. ¿Lee estos libros?
- No todos. Hace poco leí un libro de Tibor Huszár. Era más o menos objetivo aunque no muestra mucha simpatía por Kádár. El año pasado la revista de historia Rubicon, se ocupó en dos números completos de la figura de Kádár, estos también los leí. Creo que la historia lo pone todo en su lugar, y a János Kádár solo la próxima generación lo valorará de verdad. Por el momento, nosotros, tantos sus amigos como sus enemigos, solo difícilmente podemos crearnos una imagen objetiva sobre él.
- ¿No quiere usted escribir sus recuerdos sobre Kádár y su época?
- No. Al principio pensaba que el Jefe ya no está entre los vivos y no me había dado permiso para escribir lo que fue. Y por otro lado yo misma he empezado a olvidar las cosas. Y no solía tomar apuntes. Soy una anciana, en mayo cumplí setenta y cinco años.
- ¿Quíen fue, cómo ha quedado para usted János Kádár?
- Siempre lo he considerado, también en la actualidad, un gran hombre, una personalidad histórica, a pesar de que siempre siguió siendo una persona sencilla. Estudió ocho cursos en la escuela, pero siempre leyó mucho y por eso tenía una gran cultura, era un hombre reflexivo. Hombres así nacen una vez cada siglo, o menos incluso. No es casual que permaneciera en el poder treinta y dos años, tampoco lo es que la mayoría de los húngaros guarden hasta hoy un buen recuerdo sobre él, a pesar de que en la actualidad está de moda manchar su recuerdo. Trabajé con él veintinueve años y llegué a conocerlo bien tanto como hombre de estado como persona. Su secretaría personal consistía en dos personas. Si viajaba a algún sitio siempre lo hacía con el menor número posible de personas, en ese sentido era bastante puritano.
- ¿En esto se diferenciaba de los demás dirigentes comunistas?
- Sí, principalmente en eso. Kádár servía a la idea, no al interés material. Cuando le preguntaron, en una ocasión, de qué tenía miedo, respondió en broma: "Sobre todo de dos cosas: el dentista y el poder".
- ¿Cómo era la relación de Kádár con los dirigentes soviéticos?
- Sobre todo sentía simpatía por Jruschov, que lo trataba como si fuera su hermano menor o su hijo. Confiaba tanto en él que a veces los llevó a reuniones cerradas del partido donde no podían entrar extranjeros. Cuando lo destituyeron estábamos en Polonia. La noticia afectó al Jefe. Tras lo sucedido, él fue el único en todo el campo socialista que se expresó con reconocimiento sobre él, lo cual tuvo mucha importancia entonces. Más tarde viajó a Moscú, donde le dijo a Brezhniev que en su opinión la destitución de Jruschov fue algo incorrecto.

(Brézhniev y Kádár en 1970. Fuente: wikipedia)
- ¿Brezhniev aceptó esa opinión?
- No le gustó nada. Hablaron cara a cara, solo estábamos tres en la habitación. Brezhniev no quería que nadie más escuchara lo que decía Kádár. Después la relación entre ellos se hizo algo tensa, pero con el tiempo, volvió a mejorar. Por otro lado se podía trabajar bien con Brezhniev en los primeros años de su llegada al poder, se podía discutir con él; lamentablemente después envejeció a ojos vistas, desde finales de los años setenta. En cambio Kádár permaneció igual que en los primeros años de su gobierno. Una vez, en Moscú - esto sucedió a finales de los setenta- se encontró con Mikoyan, éste se acercó a él y le dijo: "Le conozco desde hace años, y veo que no ha cambiado en absoluto. Entre los dirigentes eso no ha pasado nunca". Cuando dejamos las residencias señaladas para la delegación húngara, el Jefe siempre recorría todas las habitaciones para despedirse de cada uno de los trabajadores y agradecerles su trabajo. Esto lo hizo en muchos sitios.
- ¿También se comportaba así en Hungría?
- Si. Después de 1956 introdujo un sistema donde los dirigentes tenían que pagar por todo. Hasta entonces tenían casa gratis y en la práctica tenían manutención completa. Kádár eliminó todo esto. Un despilfarro de las arcas del estado al nivel que había en la URSS u otros países socialistas nunca se dió en Hungría.
- ¿Qué relación tenía Kádár con Gorbachov? He oído que no le tenía mucho aprecio. ¿Es cierto?
- Al principio tenían buena relación. Cuando inició la perestroika, ya como secretario general, parecía que iba a mover montañas de su sitio. Después quedó claro que hablaba mucho pero hacía poco. Kádár vió que Gorbachov no hacía más que retroceder y en los últimos años se volvió muy exceptico respecto a su persona. Kádár apoyaba la perestroika, él también pensaba que era posible reformar el régimen socialista. Quería continuar las reformas económicas que se habían comenzado en Hungría en 1968 y que la URSS ordenó finalizar tras los acontecimientos de Checoslovaquia. A pesar de la oposición de muchos, Kádár consiguió que Hungría entrara en el Fondo Monetario Internacional. Por ese paso los dirigentes occidentales lo tenían mucho respeto, por ejemplo Helmut Schmidt y Willy Brand. En una ocasión alguien llegó incluso a decirle: es usted tan buena persona y tan buen dirigente, una lástima que sea comunista.
- ¿Temía Kádár la repetición de los acontecimientos de 1956?
- No. Los soldados rusos estaban aquí, claro, pero se ocupaban de otras cuestiones. No había ninguna señal de que se fuera a repetir de nuevo. La sociedad se había consolidado y Kádár no preparaba ningún paso radical en relación con la URSS y se esforzó en convencer a sus dirigentes de que Hungría tenía sus rasgos peculiares. El mérito de Kádár fue que aseguró un camino autónomo para Hungría, en la medida de lo posible, claro está.
- ¿Era difícil traducir a Kádár al ruso?
- No, porque siempre hablaba con claridad y de manera comprensible. Me encataba traducir sus conversaciones con Andrópov, siempre era la conversación de dos hombres inteligentes. Andrópov destacaba de entre los demás dirigentes de la URSS por su sentido excepcional y su inteligencia. No solo amaba la poesía, también la escribía.
- ¿Y a quíen fue más difícil traducir?
- A Mikoyan. Solo hice de intérprete una vez con él, fue cuadno habló en el parlamento, aquí en Hungría, desde entonces tengo problemas con la tensión. El discurso de Mikoyan lo dieron en directo en la televisión en Moscú y Budapest. Era casi imposible enteder lo que decía. Tenía un acento muy fuerte y además se comía las palabras, sencillamente no pronunciaba la mitad de las palabras. Así que me entró pánico, pero de alguna manera conseguí traducir el discurso. Por otro lado, en Moscú, mis colegas que hablaban húngaro me dijeron que prefirieron escuchar mi traducción antes que el original porque se entendía mejor.
- Durante su trabajo con Kádár, ¿cómo se comportaron con usted los distintos dirigentes? La veían solo como intérprete o como mujer.
- Las dos cosas. En una ocasión Brezhniev llegó en tren a Budapest. Fuimos a esperarlo a la estación. Brezhniev bajó al andén y de pronto se dio la vuelta y volvió al vagón, nadie entendía lo que pasaba, resultó que había olvidado allí una ramo de rosas que había traído para mí.
- Como intérprete de János Kádár, pudo echar un vistazo a los secretos más importantes del país, e incluso del Pacto de Varsovia. ¿Estaba protegida por los servicios secretos?
- No, que va. A nadie se le ocurrió algo así. Ni siquiera en la Avenida Gorki, donde vivíamos antes, o aquí, nadie vigilaba la casa. En Hungría había solo tres hombres con guardaespaldas constante: Kádár era uno de ellos. Cuando estaba con otros dirigentes, era el conductor del coche el que cumplía las tareas de guardaespaldas.
- Si a pesar de todo decidiera escribir sus recuerdos, ¿qué escribiría en el libro?
- Puesto solo lo que le acabo de contar a Usted.

(Los líderes de los países comunistas europeos en 1988. Desde la izquierda: Gustáv Husák - Checoslovaquia, Todor Zhivkov - Bulgaria, Erich Honecker - RDA, Mijail Gorbachov - URSS, Nicolae Ceaucescu - Rumanía, Wojtiech Jaruzelski - Polonia, y János Kádár. Fuente: wikipedia)

Entrevista original: http://epa.niif.hu/00800/00804/00171/10623.html

5 comentarios:

Carlos A mesa dijo...

Muy interesante el artículo Jozko, En mi caso la figura de Kádár merece especial atención. A pesar de que fue un político que se movió en el marco restringido y visto por muchos como gris de La Europa del este comunista además de ser controvertido cuando no vilipendiado por su papel en la revolución Húngara de 1956, sigue siendo para mí como uno de los mejores estadistas que ha tenido la región en el siglo pasado.
Acerca de su acción calificada todavía hasta ahora de "traidora" en la revolución de 1956 hay que señalar, que aunque puede verse con reprobación por haber dado la espalda a varios de sus camaradas, La situación del país totalmente ya estaba fuera de control y ahora es necesario tener una actitud crítica con personas como Imre Nagy por ejemplo quien por su alarde de "civilismo" no fue capaz de controlar el caos que siguió. Hay que recordar que Kádár era un reformista moderado y como una persona quien actuaba de manera consistente con sus principios ideológicos no concebía que la reacción o los sectores más retardatarios de la sociedad hubieran alcanzado el poder.
Desconozco todavía muchos aspectos restantes sobre el papel de Kádár además de separarse de la línea conciliadora de Nagy y entrar con los tanques soviéticos; es difícil buscar testimonios más o menos objetivos que te ilustren también de cuestiones inéditas como la crónica periodística de García Márquez. Volviendo al tema de Nagy, este de manera desalentadora para cualquiera ya planeaba junto con el partido comunista hacer parte de la oposición en un contexto demasiado turbulento siendo su acción incluso fuera de lógica. Es natural que para un político moderado (y mucho más sensato) como Kádár este se hubiera puesto en desacuerdo y haya fundado el partido comunista obrero de Hungría. Desconozco muchos detalles sobre la parte en que se comunica con los políticos de la URSS, su traslado incomodó a Moscú y la decisión que tomaron los dirigentes del pacto Varsovia de nombrarlo como líder, pero igual seguramente no cambiaría mucho mi valoración personal hacia él.
A pesar de la dura represión y ejecuciones injustas como la de Nagy, es difícil imaginar como hubiera resultado el país si hubieran continuado de manera normal los acontecimientos posteriores al alzamiento de Budapest. Muy difícilmente hubiera conducido a Hungría como un país con democracia liberal y economía avanzada debido a la persistencia de fuerzas políticas sociales bastante retrógradas, aún en el régimen estalinista. De ahí que soy comprensivo con la decisión de Kádár ya que se movía sin casi alternativas y no me parece tan condenable su denominada "traición".
Igual, dejando un lado las suposiciones hipotéticas sobre lo que hubiera pasado si la revolución hubiera triunfado o no. La situación de Hungría mejoró diametralmente con Kádar. Se acabaron los tiempos de terror, represión y escasez estalinista y sí en cambio se mejoró el consumo, nivel de vida y prosperidad. Todas sus acciones lo hacen apuntar como un comunista convencido que fue a su vez mucho más sensato y pragmático que el resto de dirigentes de la Europa comunista al permitir una cierta mayor flexibilización del sistema, además de haber acordado inteligentemente una mayor margen de maniobra. Gracias a su liderazgo Hungría gozo del sistema más abierto y con mejor bienestar en el espacio soviético (quizás superado tal vez por la Checoeslovaquia de los años 50 y principios de los 60) aparte de ser mucho más honesto y competente de los que le precedieron y....sucedieron en la dirigencia del país. Se controló la corrupción y a la vez se gozó de una mayor libertad que en el resto de países del bloque comunista.

Carlos A mesa dijo...

Claro que para los disidentes intelectuales liberales húngaros de aquella (los discipulos de Lukaczs como Agnes Heller quienes se ofrecieron a la propaganda de occidente por unos puestecillos "bien renumerados") o liberales ortodoxos como Harazdi esto no haya sido suficiente y manifestaban la falta de libertades pero recordemos que el margen de maniobra de Kádar respecto a su autonomía en la URSS era limitado además de que cualquier posibilidad de cambio al final debía de originarse en el exterior. Es muy interesante lo que dice la entrevista respecto a las reformas que iba a realizar a fines de los sesenta.

Quizás el error de Kádár fue haber escogido como modelo de desarrollo. La financiación del consumo y la industria pesada a través del crédito externo, lo que se tradujo en una deuda elevada. Yo pienso que no debió confiarse tanto en la inversión como en el panorama favorable de la economía mundial antes de 1973. Considero que tenía posibilidades de seguir con otra política autónoma. No obstante esa política era general dentro de los países de la llamada "cortina de hierro" y era una alternativa bastante atractiva en aquella época.

No se me hace extraño que hoy, pese a las limitaciones de aquella época Kádár tenga todavía mejor reputación entre los húngaros que los políticos que manejan el país en la actualidad.

jozko dijo...

Hola Carlos!

Muchas gracias por tu comentario. Comparto completamente tu opinión. Yo también creo que la figura de Kádár está muy por encima del lugar en el que le deja la propaganda actual. Y es sintomático que a pesar de la fuerza de esta propaganda, en la conciencia de la gran mayoría de los húngaros que vivieron la época la figura de Kádár es muy positiva. Tanto que si no recuerdo mal en las encuestas aparece como la figura politíca húngara más importante de la historia del país. Si lo comparamos con los políticos que han gobernado Hungría después de él, la diferencia es aún más brutal.

Respecto a lo que comentas de 1956, tienes también toda la razón. Hace tiempo leí un libro de un economista nostálgico de la época de Kádár, un tal Sándor Kopátsy, en el libro se decía que está muy bien ser un héroe un tiempo, pero luego hay que vivir y reconstruir el país. El economista se quejaba de que en la historia húngara siempre se ha valorado mucho más el papel de los héroes que han actuado por un periodo breve, frente a los que han venido después teniendo que limpiar las ruinas de lo que ha quedado, a estos últimos se los ha ridiculizado, cuando en realidad su actitud ha sido mucho más positiva. Es lamentable que en la Hungría actual sea imposible un análisis razonable de 1956, el nacionalismo a ultranza y el culto a los "revolucionarios" lo puede todo e impide analizar las cosas con objetividad. No creo que Kádár tuviera muchas más alternativas, y lo que hizo lo hizo bien, dentro de las estrechas posibilidades que tenía.

Respecto a la deuda, también estoy de acuerdo. Fue un error, al menos dejar que llegara a niveles tan grandes. Además porque era darle armas al bloque enemigo (hoy Hungría con una deuda mayor no siente esa presión occidental tan grande, todo lo contrario). De todas formas creo que la caída del bloque soviético habría hecho imposible que Kádár sobreviviera, la economía estaba bastante vinculada a los otros países comunistas y hay cuestiones que eran imposibles de arreglar (como por ejemplo que parte de la agricultura húngara se viniera abajo ante la pérdido del mercado soviético, algo que todavía hoy es visible).

Gracias otra vez por tus comentarios. Me alegro de que te haya parecido interesante el artículo sobre Nadia Barta.


Saludos desde Budapest.

Carlos A mesa dijo...

gracias a ti Jozko, una duda que tengo es porque se afirma que el traslado de Kádár a Moscú fué un cuasi-secuestro y que pasó con él al llegar exactamente a la capital soviética. Es el detalle que me queda averiguar ya que es un enigma para mitodo después que formara el partido comunista obrero y se separara de Nagy.

Pese a que supo reconstruir y dirigir de manera acertada el país, tengo la impresión que esas decisiones que tomó le generaron un cargo de conciencia por dejar a su camaradas. Igual, yo lo comprendo porque la situación no tenía muchas alternativas.


un saludo
carlos

jozko dijo...

Hola Carlos!

Pues sí, es cierto lo que dices. Kádár no sabía lo que estaba pasando. Creo que ni siquiera tuvo tiempo de avisar a su mujer, ni de coger ropa de abrigo. Vino un coche de la embajada y se lo llevaron al aeropuerto y de allí a Moscú. Él no sabía donde lo llevaban, se pensaba que iba a la embajada nada más.

Allí en Moscú pudo decidir, y dependió de él aceptar la propuesta soviética o no. Por lo visto los soviéticos sopesaron varias personas, por ejemplo también a Ferenc Münnich, veterano comunista que había participado en la Guerra Civil española. En las reuniones en Moscú también estaba István Bata, el antiguo ministro de defensa húngaro, que había sido destituido en 1956 y huyó a la URSS. Y por supuesto participó Andrópov, entonces embajador en Hungría, y que conocía bastante bien el país (incluso hablaba húngaro). Parece ser que había ciertas dudas en el PCUS sobre a quién apoyar, si a Münnich o a Kádár, pero Jruschov apoyó a Kádár. Entre otras cosas, por la edad (Münnich era más viejo), aunque también porque Münnich parecía representar el ala más dura del partido, frente a Kádár. En cualquier caso ambos habían participado en el gobierno de Imre Nagy. Por los visto, los soviéticos presionaron a Münnich y a Kádár, con la posibilidad de que fuera Gero o Rákósi la persona elegida (ambos estaban en la URSS en ese momento) y eso acabó por decidir a Kádár a aceptar. Münnich tuvo también una labor importante y le fue de mucho apoyo a Kádár, que en los primeros tiempos estaba prácticamente aislado.

En cualquier caso, parece que no está todo muy claro. Pero en general mucha gente en Hungría piensa que Kádár no tenía más opción y que en realidad su capacidad de decisión fue mínima (vamos que si te han llevado a Moscú para hacerte esa propuesta, sin pedir tu consentimiento, a lo mejor uno no se siente muy libre de elegir). Aunque también es cierto que para entonces Kádár ya no estaba de acuerdo con Imre Nagy y pensaba que las cosas habían llegado demasiado lejos.

No recuerdo si hablas húngaro, Carlos. En el caso de que sí lo hables, merece la pena leer el libro de György Moldova sobre János Kádár, describe muy bien los acontecimientos de esos días, desde el punto de vista de Kádár (el autor es uno de los "nostálgicos" por la época de Kádár).

Un saludo y gracias por tu comentario.