El 21 de octubre del presente año, Mihály Várga, ministro de economía anunciaba la propuesta del gobierno de introducir un impuesto sobre el tráfico de datos a través de internet. La propuesta inicial establecía una tasa de 150 forint (0,5 euros aproximadamente) por cada Gb de tráfico. El gobierno espera así recaudar unos 20 mil millones de forint más (unos 65 millones de euros) para las arcas estatales, aunque otras fuentes elevan bastante esa cifra, hasta los 200 mil millones (650 millones de euros). No es la primera vez que un gobierno húngaro amenaza con tomar una medida similar. Ya en el año 2008, el gobierno del entonces primer ministro (socialdemócrata) Ferenc Gyurcsány se planteó la introducción de un impuesto sobre internet, pero la fuerte oposición tanto en el parlamento como en la calle, hizo dar marcha atrás a la propuesta, que finalmente fue rechazada y olvidada. Ahora la idea ha sido retomada por la dirección del Fidesz, hoy partido gobernante, pero que entonces, siendo partido de oposición, lideró la contestación contra la introducción del nuevo impuesto. Las protestas no se han hecho esperar y el descontento ha cundido entre los internautas, incluso denro del propio Fidesz. La oposición, divida, adormilada y derrotada (por ejemplo en las recientes elecciones locales) ha aprovechado para levantar cabeza y relanzar la lucha contra el gobierno de Viktor Orbán, aunque las manifestaciones han sido organizadas por asociaciones civiles. Después de las primeras reacciones, el gobierno ha intentado matizar su propuesta y ha anunciado que el impuesto deberán pagarlo las multinacionales sin tener la opción de desviar la carga impositiva sobre los ciudadanos (¿alguien se cree que no van a subir los precios?), o que habrá un límite superior mensual a pagar (700 forint - unos 2,3 euros- para la población, 5000 - unos 17 euros- para empresas), pero el daño ya está hecho, esta ha sido solo la gota que colma el vaso después de los numerosos escándalos (por ejemplo de corrupción, o conflictos internacionales con los EEUU y la UE) y de la manera autoritaria de gobernar de Fidesz (como tienen mayoría absoluta en el Parlamento húngaro). De hecho, Fidesz se ha disparado un tiro en el pie con la propuesta, ya que uno de los pilares de su propaganda ha sido el anuncio sobre el descenso de los impuestos para servicios básicos a los ciudadanos, descenso que en gran parte se va a llevar por delante esta subida, de aprovarse. La decisión de grabar el tráfico de internet no puede dejar de interpretarse más que como una metedura de pata antológica, más allá de que sea una medida lamentable de por sí (porque en la práctica castiga el uso de internet), sino porque se ha visto la otra cara de la política de reducción de ciertos impuestos - la subida en otros menos conocidos o menos publicitados- y la hipocresía del Fidesz, que está dispuesto a apoyar aquello que criticó cuando era oposición. Hasta el punto de muchos piensan que solo es una forma de desviar la atención de los numerosos escándalos de corrupción que afectan incluso a la Hacienda húngara. A esto hay que añadir que la postura del gobierno en el conflicto ucraniano y el acercamiento a la Rusia de Putin han hecho saltar las alarmas en Europa y los EEUU y ya no le van a pasar ni una a Orbán; no necesitan ninguna excusa, basta con echar un vistazo a las prácticas del partido de Orbán en Hungría (esas mismas prácticas que hasta hace poco no les importaban lo más mínimo, todo sea dicho).
Fuente: Origo.hu |
En cualquier caso, independientemente del conflicto en cuanto a política externa, lo cierto es que por primera vez, el gobierno de Orbán ha tomado una medida que afecta a diferentes grupos sociales de la Hungría actual (hasta ahora había intentando que medidas similares afectaran solo a grupos muy concretos para evitar así que pudiera articularse una respuesta contra el gobierno) y que ha conseguido unificar a los opuestos a su política, independientemente del espectro político al que pertenezcan. El propio partido Fidesz, parece confundido, por mucho que Orbán y otros defiendan el nuevo impuseto y parezcan dispuestos a cambiar algunos detalles (no lo fundamental). La respuesta en la calle ha sido evidente. Durante el fin de semana se han sucedido las manifestaciones de protesta contra el gobierno en diversas ciudades (hacía mucho que no se vivía una oleada de manifestaciones en contra del gobierno en Hungría como la de este fin de semana), especialmente ha sido importante la manifestación del domingo 26 de octubre, con varias decenas de miles de personas en Budapest y otras ciudades como Pécs o Szeged. En Budapest varios manifestantes intentaron asaltar la sede del Fidesz y arrojaron monitores y teclados contra las ventanas causando daños en el edificio ante la pasividad de la policía (que más tarde detuvo a los implicados en los incidentes, hay siete detenidos por el momento, sin embargo, básicamente las manifestaciones han sido pacíficas). Y las cosas no han acabado, ya que se espera que el 18 de noviembre se discuta la moción en el Parlamento, y dado que Fidesz tiene mayoría absoluta, lo normal es que la propuesta sea aprobada a no ser que desde la calle se presione lo suficiente al gobierno para que se eche atrás. Hasta entonces, durante los próximos días hay manifestaciones convocadas en la mayoría de las ciudades del país.
Por otro lado, ciertos sectores radicales (tanto a la extrema derecha como a la extrema izquierda), a pesar de oponerse por principio a la medida del Fidesz, están resaltando el carácter proeuropeo de las manifestaciones, que les recuerda ciertos intentos similares en países del entorno (Ucrania, etc). La presencia del representante de la embajada norteamericana en Budapest (André Goodfriend) en las manifestaciones no ha pasado desapercibida para algunos medios.
Fuente: Index.hu
Fuente: Magyar Narancs |
hola jozko! se te echa de menos últimamente, supongo que estarás muy liado.
ResponderEliminarRespecto al amago de asalto a la sede de Fidesz, tengo entendido que fueron los ultras del Ferencvaros que venían de una manifestación cercana (en protesta por el nuevo sistema de acceso al estadio) y al pasar por allí se apuntaron a la fiesta, lo cual encaja porque la manifestación contra el impuesto de internet era pacífica hasta ese momento, de hecho los convocantes insistieron mucho en no politizarla.
Un abrazo,