Tamás Krausz, un político e historiador húngaro, miembro del MSZP- Partido Socialista Húngaro (en la actualidad en el poder), y dentro de él, fundador de la Plataforma Asociación de Izquierdas, publicó el día 26 de abril de este año una carta pública al partido en el periódico Népszabadság. En ella explica las razones que le han llevado a abandonar el partido. Me parece muy interesante lo que cuenta, así que he decidido traducirla. De Krausz no hablaré ahora más, ya que tengo pensado escribir sobre él al menos un artículo en el futuro porque me parece una personalidad importante de la intelectualidad húngara. Sólo quería comentar que yo no soy socialista y no estoy de acuerdo con todo lo que dice el artículo, empezando porque a mi no parece que lo que cuenta sea característico del socialismo húngaro, sino que, en mi opinión, la situación en el socialismo español es similar, sólo que quizás los socialistas españoles les llevan unos cuantos años de ventaja a los húngaros y nadie entre los socialistas españoles puede pensar como Krausz, entre otras cosas porque los que podrían hacerlo hace años que no tienen ninguna relación con el socialismo. En cualquier caso, sin más, dejo paso a su carta.
El original en húngaro en el periodico Népszabadság.
Hace más de dos años que me dirigí al primer ministro y al presidente del partido en una carta abierta (¿Hemos perdido el camino?, Népszabadság, 8 de febrero del 2007), para solicitar que dejara lugar a los compañeros del partido porque nos amenaza el síndrome polaco, el desmoronamiento económico, social y cultural del país, y una derrota electoral de la izquierda política sin paliativos, de carácter histórico. Entonces, mencioné como razón fundamental que Ferenc Gyurcsány [entonces primer ministro húngaro y presidente del Partido Socialista. N.delT.] no ha roto con las recetas neoliberales y que continúa el recorte de la esfera social, al igual que ha sucedido en Eslovaquia, Polonia, Rumanía y los estados Bálticos, en lugar de "alcanzar Europa Occidental". A pesar de las promesas del primer ministro y líder del partido el Partido Socialista no ha girado a la izquierda sino que se ha convertido en un partido cívico de centro, en completa contradicción con los deseos de sus votantes y con una fuerte presión sobre la gran mayoría de los miembros del partido.
Dentro del partido, las ambiciones de poder personales han estado por encima de las consideraciones reales y la valoración sensata de los hechos. No ha importando nada, solo la gestión del poder personal y su mantenimiento a cualquier precio. Ferenc Gyurcsány (y la presidencia del partido, que ha resultado incapaz de influir en el presidente del partido), en lugar de haberse lanzado a la creación de un "partido popular de izquierdas" que se apoyara en una amplia base social, de acuerdo con las decisiones del congreso, ha pasado su política al terreno de las relaciones públicas, situándose en el papel de un "Blair húngaro".
El primer ministro, convencido antifascista y correcto en sus relaciones personales ha resultado un impresionista y un aventurero político, en vano dispone de las cualidades de moderarse a sí mismo, en última instancia ha quedado prendado de la escala de valores de los grupos intelectuales neoliberales. Y esto ha llevado a que el Partido Socialista haya perdido, según todas las encuestas, gran parte de su base electoral tradicional y su apoyo social, y ni siquiera ha sido capaz de regular con medios legales y políticas la actividad de la extrema derecha.
Ahora, cuando todo parece perdido, el primer ministro ha dimitido, poco menos que huyendo de las ruinas que ha dejado, sin ni siquiera informar a la dirección del partido. Ha reconocido que con la popularidad de la que disfruta actualmente, no es capaz de preparase para la aplicación de un nuevo programa antisocial restrictivo, con el espíritu anterior a la crisis. Así que ha dejado la puerta abierta para la llegada al poder de la derecha. Ahora los representantes del gran capital , de la banca pueden tomar el poder de manera directa. La otra opción, es que haya elecciones anticipadas, en las que ganará sin duda el partido que hace propaganda del odio, que coquetea con las ideas del poder fuerte y del nacionalismo-racismo, que busca, a falta de una alternativa seria, un chivo expiatorio: el Fidesz de Viktor Orbán ocupará el poder. La dirección socialista y la gran mayoría de los delegados del congreso han contribuido a ello.
Finalmente se ha demostrado que desde el punto de vista organizativo el Partido Socialista prácticamente ha dejado de existir en la sociedad, porque se ha convertido en presa de negocios, empresarios y carrieristas sin estilo, de políticos que sólo piensan en su bienestar. Ha agotado sus energías positivas y ha roto todas las raíces que le unían aún en el momento de su creación con la tradición socialista y su patrimonio cultural.
A consecuencia de la falta de espíritu de oposición democrático, además de otras razones, gran parte de la sociedad húngara se comporta como una típica república bananera en la periferia de Europa Oriental. Ni una sola de las fracciones de la élite política ha sido capaz - a diferencia de Austria o Eslovenia - de romper con las recetas neoliberales, ninguna es capaz de entender que nos encontramos en el umbral de una nueva época que ya no se construirá sobre el dominio ilimitado del mercado. Para el manejo de la crisis ya no mira a la América de Obama, a no ser que sea para enviar soldados al extranjero.
La "élite socialista" ni siquiera ha podido llegar a aceptar las posibilidades de la economía con múltiples sectores, ni siquiera en el terreno teórico, se ha estancado en el dogma del dominio absoluto de la propiedad privada capitalista, negando toda su tradición socialdemócrata, socialista -aunque formalmente aún la usen para fines propagandísticos. Los miembros izquierdistas del partido han envejecido o han desaparecido, la joven generación no sabe qué hacer con un partido socialista que no tiene ni tradiciones ni presente socialista. Influido por la crisis, el partido incluso ha perdido si integridad contra un racismo en crecimiento (véase las tendencias racistas que se han presentado en el partido). Todo esto ha sido inaceptable para unos pocos intelectuales críticos de izquierda que aún quedan en el partido, como lo han mostrado en sus declaraciones. Sin embargo, la formación del aspecto ideológico del partido ha pasado a un grupo de intelectuales postmodernos y liberales (Demosz), que sigue su propia lógica, más bien sus propios intereses.
Aún existe en el partido un Asociación de Izquierdas crítica con el capitalismo, creada a partir de la Plataforma Democrática Popular que participó en la fundación del Partido Socialista, así como otras corrientes. Como uno de los miembros fundadores, debo reconocer si el partido acepta un programa antisocial que refleja exclusivamente los intereses capitalistas, eso significaría la puntilla final contra la propia ideología original del partido. Esta tarea no la realizaría ya un gobierno socialista, y su consecuencia sería la caída del partido en el abismo. Nuevos miles de millones serán redirigidos desde la esfera del bienestar social a las cuentas del gran capital financiero, a los bancos. No se observan por ningún lado que el estado inste a trabajos sociales serios, ni intentos de detener el paro. El capital socializa las perdidas y privatiza las ganancias que ha conseguido gracias a la ayuda del estado.
El partido socialista, hasta hoy, no tiene un horizonte teórico, cultural, socioeconómico o político dibujado claramente ante él, con el que el cual pueda construir nuevas perspectivas. Por supuesto que no se puede cargar el horizonte cultural de la capa empresarial que se ha establecido en el partido con la herencia anticapitalista del revolucionario Endre Ady y del comunista Attila József, pero la dirección del partido debería obligar, al menos ante las figuras dudosas que usan al partido para sus negocios, a crear una base para el desarrollo de la cultura socialista, para la lucha antifascista, para paliar el sufrimiento de los gitanos y las capas sociales más pobres. Pero algo así no ha sucedido. El Partido Socialista ha perdido su aspecto social ante la presión del gran capital. Es un partido de centro cívico, que ni siquiera puede defender de manera consecuente los valores de la República Húngara (grupos políticos neofascistas y asociaciones semimilitares actúan legalmente, extendiendo la propaganda de los cruces flechas y los nazis, con la asistencia de abogados y jueces).
Este es pues el momento histórico en el que a pesar de haber sido el fundador de la Plataforma Democrática del Pueblo y de la Asociación de Izquierdas, o quizás por eso mismo, no puedo permanecer más tiempo en el Partido Socialista. Por supuesto, la separación será sin traumas, en interés de la renovación de la izquierda húngara. Naturalmente seguiré cuidando la relación con mis viejos amigos, de los que aún hay muchos en el partido, ya que la izquierda húngara antifascista y crítica con el sistema no dispone aún de unidad o de una plataforma común. Espero que no esté lejos aún el momento en el que una plataforma así será la organización social de todos los que han no han se han dejado hipnotizar con la utopía reaccionaria de la realización del capitalismo de "rostro humano".
Desde mi punto de vista, español que ha residido en Budapest varios años, si el Partido Socialista húngaro se desmembrena, se lo pondrían a huevo al FIDESZ de Orban Viktor, y no solo eso, sino que podría llegar a ser un monopolio como la Italia de Berlusconi. En la actualidad el bipartidismo existente es similar al español. Y eso hace que el país pueda llegar a ser un país fuerte, siempre y cuando no salgan corriendo en desbandada del Partido Socialista. Iván
ResponderEliminarHola Iván!
ResponderEliminarNo quería dar con este artículo la idea de que los socialistas se están desmembrando, por que no creo que sea así. Me pareció interesante la opinión de este destacado intelectual, que no creo que sea mayoritaria dentro del partido. Por lo demás todo el mundo en Hungría sabe que el Fidesz va a ganar próximas elecciones y probablemente consiga mayoría absoluta. Y la culpa de eso es de los socialistas que han realizado una política desastrosa y que ha veces han bordeado el ridículo (como cuando se buscaba desesperadamente primer ministro).
Por lo demás no creo que sea positivo para el país (para ninguno) el bipartidismo, que limita extraordiamente las posibilidades de elección, y por lo tanto, es algo contrario a la democracia. Preferiría que los partidos pequeños tuvieran más fuerza, aunque, por desgracia, en Hungría, en la situación actual, el único partido pequeño que está creciendo es la extrema derecha, y eso sí es preocupante.
Un saludo desde Budapest, Iván, y gracias por tu comentario.
"Finalmente se ha demostrado que desde el punto de vista organizativo el Partido Socialista prácticamente ha dejado de existir en la sociedad, porque se ha convertido en presa de negocios, empresarios y carrieristas sin estilo, de políticos que sólo piensan en su bienestar. Ha agotado sus energías positivas y ha roto todas las raíces que le unían aún en el momento de su creación con la tradición socialista y su patrimonio cultural".
ResponderEliminarTienes razon, Jodko, parace que esta hablando del PSOE.
Hola Jozko! Acabo de aterrizar otra vez en la red hace un par de días tras mucho trabajo acumulado, y ahora veo que se me acumula la lectura interesante como la traducción que nos ofreces. Muchas gracias, es extremadamente interesante el tema.
ResponderEliminarSalvando todas las distancias entre Hungría y España, creo que la salida de este intelectual y la crítica que hace es comparable a lo que ocurrió en el PSOE hasta 1995-1996 pero también engancha con lo ocurrido en los años de la transición hasta principios de los ochenta. Pero recordar que siempre hay algo mucho peor, lo que quiere decir que si la derecha gana con mayoría absoluta, es más que probable que se vuelva al escenario español después de unos años. Los supuestos izquierdistas y progresistas de todo tipo de origen haciendo piña alrededor del partido socialista para desalojar a la derecha del poder, y volverán al poder, y aunque sigan practicando políticas centristas (eufemismo para decir neoliberales, para practicar políticas centrista debería de haber un partido significativo/relevante más a la izquierda de los socialistas) todavía estará el recuerdo de la derechona en el poder y se lo perdonarán casi todo, porque en la comparación ganarán y si no ganan en esta, se encargarán de sacar una serie de temas postmaterialistas-modernillos que sirvan para reconfortar al votante izquierdista y le haga más fácil su vuelta al redil.
¡Saludos!
Nos permitimos coger una de las fotos de tu blog para colocarle con los enlaces de interes de nuestra revista, donde por supuesto figuran las Cronicas Hungaras. Muchas gracias,
ResponderEliminarEl Quincenal de Hungria
http://quincenal.hu/2009_05_15/enlaces.htm
En esta época de profunda crisis a todo perro flaco le salen pulgas. Creo que el margen de maniobra de los gobiernos ante la situación es limitada y que todos sufrirán las consecuencias. En esta época es más beneficioso para los políticos estar en la oposición.
ResponderEliminarSzia.
Saludos a todos y gracias por vuestros mensajes (y disculpas por tardar tanto en responder).
ResponderEliminarSi, José Luis, me da que la impresión de que la mayoría de los partidos socialistas (quitando algunas excepciones) son más o menos lo mismo y han pasado por los mismo procesos.
Tienes razón, Asier, pero también es cierto que la derecha húngara es muy diferente a la española (no tengo tan claro quien tiene aquí un programa más a la izquierda, si el Fidesz húngaro o los socialistas, de hecho, mirándolo bien me da que en la actualidad el programa del Fidesz - la derecha- es mucho más social que el de los socialistas -hasta el punto que se les ha acusado de tener un programa casi comunista !!!). Además los socialistas húngaros lo han hecho tan mal en los últimos años que me da que el Fidesz va a tener más votos de izquierda que los socialistas (otra cosa es que después, una vez en el gobierno ya veremos que pasa, ya que hasta ahora sus programas no tenían en cuenta los efectos de la crisis, pero una vez que estén en el poder, las cosas serán diferentes, claro que entonces podrán echarle la culpa a los socialistas). En fin, la política húngara es un poco peculiar (lo digo por los de los socialistas -antiguos comunistas, convertidos al capitalismo más brutal - acusando a la derecha de tener un programa comunista).
!Gracias, Quincenal! Conozco la revista, muy interesante.
Szia El Castor, Mi újság? es cierto lo que dices, de hecho algunos socialistas lo han dejado claro, que es mejor estar en la oposición ya que así todo el mundo va a ver que la oposición de derechas no tiene un programa aplicable y los efectos de la crisis lo van a sufrir ellos. Y mientras la popularidad de la oposición actual está por las nubes, entre otras cosas por que se pueden permitir un programa "popular" (sin tener muy en cuenta las condiciones reales de la economía húngara).
Pero por otro lado hay que tener en cuenta que en Hungría la crisis ha empezado antes, o dicho de otro modo, aquí tenemos dos crisis: la primera, culpa del desastroso gobierno social-liberal, y justo cuando parecía que se salía de esta, ha llegado "la otra" la internacional... en fin... que no pintan las cosas muy bien.
Un saludos para todos y gracias por vuestros interesantes comentarios.